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Que vuelvan los casinos

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En los últimos días ha circulado en redes sociales un extracto de una conversación que mantuvieron a mediados del año pasado el presidente electo Guillermo Lasso con Niels Olsen, quien suena fuertemente como futuro Ministro de Turismo. En dicha conversación informal, Lasso le pregunta a Olsen qué opina sobre la posibilidad de que abran nuevamente los casinos en Ecuador y Olsen le responde que está totalmente de acuerdo con la idea.

Como antecedente, vale recordar que en Ecuador los casinos dejaron de funcionar a raíz de la consulta popular de 2009 impulsada por el ex presidente Correa. En dicha consulta, a más de meter mano en la Función Judicial, Correa aprovechó para incorporar otras preguntas entre las que se incluían temas varios como la prohibición de corridas de toros, peleas de gallos o el funcionamiento de casinos. Según el ex presidente Correa los juegos de azar fomentaban la ludopatía y, por lo tanto, debían ser prohibidos por el bien de los ciudadanos. Como es propio de los gobernantes autoritarios, éstos pretenden convertir al estado en guardián y rector de la moral de los ciudadanos, en lugar de que sean ellos mismos quienes tomen las decisiones que estimen más convenientes. Si bien en este caso se recurrió a una consulta popular para eliminar el funcionamiento de casinos y salas de juego, no es menos cierto que una mayoría no tiene por qué imponer a una minoría sus gustos y preferencias, por lo que el hecho de que una mayoría no guste de los casinos y juegos de azar no implica que el resto de los ciudadanos no deban tener acceso a este tipo de distracciones.

Desde una perspectiva económica, los casinos y salas de juegos son fuente de turismo y de ingresos para las arcas del estado, ya que muchos turistas que se alojan en hoteles lujosos deciden gastar parte de su dinero en este tipo de instalaciones que, por supuesto, se encuentran sujetas al control del Servicio de Rentas Internas y, por lo tanto, obligadas a pagar sus respectivos impuestos. Asimismo, los casinos y salas de juego generan plazas de trabajo formales que tan necesarias son en Ecuador en la actual coyuntura. El cierre de los casinos y salas de juego provocó la quiebra de algunos empresarios dedicados a este tipo de negocios y el despido de cientos de trabajadores que en muchos casos seguramente no pudieron cobrar su liquidación.

Adicionalmente, como sucede siempre con este tipo de prohibiciones, con posterioridad al cierre de casinos proliferaron en Ecuador salas de juego y bingos clandestinos que no pagan impuestos y no generan plazas de trabajo formales. Se ha demostrado hasta la saciedad que la prohibición de vender alcohol, cigarrillos o de acceder a salas de juego lo único que hace es fomentar el contrabando y la informalidad. Muchos de quienes se oponen a la vuelta de los casinos alegan que la ludopatía es un grave problema de adicción y que este tipo de negocios fomentan conductas dañinas para la salud de las personas. Sin embargo, se sabe que el cigarrillo o el alcohol generan también graves problemas de adicción y no por eso se prohíbe su venta, simplemente se regula, se advierte de sus efectos nocivos y se tratan este tipo de adicciones como problemas de salud pública.

A más de los beneficios económicos que traería la vuelta de los casinos, es importante entender que el Estado no tiene por qué inmiscuirse en las decisiones que las personas toman sobre en donde gastar o invertir su dinero. Es en el ejercicio de su libertad que las personas deciden si quieren o no gastar su dinero en apuestas o salas de juego, siendo únicamente labor del Estado advertir de los riesgos que este tipo de actividades o conductas pueden tener para la salud mental de las personas y su economía.

Ecuador no se puede dar el lujo de, por un curuchupismo absurdo, negar la posibilidad de incrementar el turismo, la recaudación tributaria y generar nuevas plazas de trabajo. Los ciudadanos deben ser libres de tomar sus propias decisiones respecto de cómo gastar su dinero. ¡Qué vuelvan los casinos!

Ricardo Flores es abogado.

9 Comments

  1. De acuerdo que regresen los casinos mas que todo porque esto generaria fuentes de trabajo que buena falta hace en el pais claro con regulaciones estrictas que esten pegadas a la ley no podemos darnos el lujo de tener prospera ciudades y el turismo ???que quede como tarea para el gobierno y tome decisiones acertadas que sea por el bien del pais.

  2. Es patético que haya personas inmaduras que anogan a que sea el estado quien le diga que puede o no hacer con su tiempo libre y su dinero.
    Una tontería escuchar que en los casinos se pueden cometer delitos. Los atracos más grandes en este país se ha dado en la obra pública. Que se prohíba entonces hacer obra pública.

  3. Fue igual que prohibir el trago los domingos, y toda la gente envenenada por por tomar metanol.
    O la ley seca en USA que fomento las mafias.
    No me gustan las apuestas, pero que quien decida lo que hace.
    Aparte, recuerde que esta prohibición salio a partir de que nebot queria concesionar una parte del malecon para un megacasino. Y eso le molesto a correa.

  4. La gente YA es libre de hacer lo que quiera con su dinero. De hecho, HOY EN DÍA nada le impide a un padre de familia gastarse todo el sueldo en cualquier tipo de apuestas, en la infinidad de casinos online que han proliferado. (Autoriza Coljuegos).

    Sin embargo, muchas veces las personas que apuestan… ni son turistas… ni lo hacen “por diversión”, sino que son personas comunes y corrientes, desesperadas porque no tienen ni un centavo, y ponen sus esperanzas en ganarse el gordo o el pozo.

    Para ello, se endeudan. Obviamente, ninguna institución financiera presta dinero para actividades económicamente irresponsables como son las apuestas. Por lo tanto, la gente acude a los chulqueros.

    Ser chulquero es un negociazo!! La rentabilidad es astronómica. En esta época de profunda crisis económica, el número de “clientes” se ha disparado de manera explosiva.

    ¿Y quiénes son los principales chulqueros? Los dueños de los casinos!!! No hay nada tan rentable como darle crédito a la gente desesperada que entra a los casinos. Luego… tienen que pagar. De una manera u otra… tienen que pagar.

    Ese es el modelo de negocio que el Sr. Flores está impulsando: exprimirle a la gente, hasta la médula, en nombre de la “libertad”.

  5. No sé si en nuestro país sea una raya más al tigre, pero los casinos fomentan el lavado de dólares y creo que por ahí fue lo de la prohibición; lo de la ludopatía y esas cosas habría sido propaganda nomas.

  6. Deben darse de baja todas esas prohibiciones a la libertad de pensar, de actuar y de desenvolverse de los ciudadanos, que el corrupto Correa impuso a su capricho y valiéndose de Consultas Populares amañadas por un CNE que le prestaba servidumbre.

  7. De acuerdo con regreso de casinos, respecto a salas de juegos deberían existir estrictas regulaciones. Es sabido que menores de edad se adiccionan a ellos. Muy de acuerdo con la libertad a partir de la mayoría de edad cuando al menos se espera criterio formado.

  8. Los intentos ridículos de definir la moral a través de la ley y de usar el poder estatal para forzar una supuesta rectitud moral deben acabar. Siempre que no dañe a la sociedad o a otros, las personas deberían ser libres de tomar sus propias decisiones.

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