En el decurso de la historia la evolución de la humanidad ha sido de una búsqueda constante de su bienestar. Unos países han alcanzado el desarrollo, otros se encuentran en ese camino, otros están muy lejos y se debaten en la miseria. Son múltiples las teorías que tratan de explicar las causas del subdesarrollo de nuestros pueblos, así también, los ejes que han marcado el progreso de otras naciones, cuyas leccciones es nuestro deber asimilarlas.
Hace unos días, una investigación de corrupción sacudió a Finlandia. Su Primera Ministra Sanna Marín fue acusada de utilizar fondos públicos para el pago de sus desayunos. Lo cual, según investigaciones periodísticas, le cuesta al Estado algo más de 30 dólares diarios. La popular política estaría gastando unos 1.000 dólares al mes en el desayuno de su familia.
En Finlandia, los Primeros Ministros y su familia, siempre que vivan en la residencia oficial, tienen derecho a desayunos y comidas frías. Sin embargo, a los antiguos primeros ministros que no vivían en la residencia oficial solo se les ofreció el desayuno de forma excepcional. El desayuno para toda la familia es considerado un abuso. Este escándalo que en Ecuador puede parecer insignificante, en Finlandia es un terremoto político. El mismo es un ejemplo de transparencia y moral pública que caracteriza a los países nórdicos. En Finlandia no se bromea con estos hechos, ni siquiera con el desayuno que tomas en tu lugar de trabajo. Sanna Marin ha anunciado que a partir de ahora pagará todas sus comidas.
En Suecia, los diputados se pagan su café, no hay camareros y tiene que pagar su comida. Ningún diputado tiene secretarias particulares ni puede contratar asesores. Cada partido político recibe fondos limitados para contratar un grupo de asistentes y asesores que forman el secretariado del partido y atiende colectivamente a todos los diputados del partido.
En Suecia la austeridad es habitual. La inmunidad parlamentaria no existe. Representar a los ciudadanos es un privilegio. Los diputados reciben una tarjeta anual para utilizar el transporte público y están sujetos a un código de ética. Para viajes al exterior el gasto máximo para cada uno en 4 años es de 5.400 dólares. El único político que tiene derecho a carro de forma permanente es el Primer Ministro. Un diputado gana $7.400 al mes y recibe neto $4.300 en un país que tiene un ingreso per cápita anual de $51.000. En Ecuador un Asambleísta gana $4.800 al mes, mientras el PIB per cápita anual es de $5.700.
En Alemania, la Ministra de Educación renunció a su cargo después de que fuera revocado su título de doctora por haber plagiado su tesis. Lo mismo aconteció hace tiempo con la Ministra de la Familia. En Uruguay, en 2017 el Vicepresidente Raúl Sendic renunció por el uso de tarjetas crédito corporativas de la petrolera estatal, para comprar artículos deportivos y joyas, comprometiendo su responsabilidad ética y política.
En el Índice Global de Percepción de la Corrupción, Dinamarca, Nueva Zelandia, Finlandia, Singapur, Suecia, Suiza y otros países desarrollados, ocupan los primeros lugares al ser los menos corruptos del mundo. En la región, Uruguay en el puesto 21 y Chile en el 25, son países en donde existe menos corrupción. Ecuador ocupa el puesto 92 y la generalizada corrupción de Venezuela lo ubica en el puesto 176 entre 180 países.
En el Ecuador es parte de nuestra normalidad que habiten en la cárcel un Vicepresidente, un Contralor, un Defensor del Pueblo y otros altos ex funcionarios públicos. Que un ExPresidente y parte de su gabinete hayan sido sentenciados por corrupción y estén prófugos. Que enarbolen con orgullo sus grilletes un Alcalde y una Prefecta. Que ExAsambleístas tengan procesos judiciales por cobrar diezmos. Que los hospitales, empresas petroleras y otras entidades estatales sean nidos de corrupción en el uso de los fondos públicos.
Existe directa relación entre el desarrollo y prosperidad, en los países que han elevado a un sitial de privilegio, la ética y moral pública. Habrá progreso cuando la transparencia y absoluta corrección en la gestión del Estado y de los fondos públicos, se hayan enraizado como cimientos de la institucionalidad del país. Cuando la sociedad en su conjunto sea capaz de sancionar con rigor las inmoralidades públicas y asuma, como parte de su cultura ciudadana, valores éticos de comportamiento social y los asocie como condición de su futuro bienestar.
Los inmensos retos económicos, fiscales y sociales, inherentes al progreso del Ecuador, serán una quimera si la sociedad no los asume como propios. Si no prende en las entrañas de la sociedad, que su futuro bienestar y reducción de las desigualdades solo serán posibles en un marco de libertades, justicia, competitividad y valores éticos de cada individuo.
La acción de gobernar debe ser, en sí mismo, un proceso de evolución moral sometido al riguroso escrutinio jurídico y ético de la sociedad. Habrá progreso cuando los ciudadanos encarnen como principios inmutables el respeto a la ley, la verdad, la moralidad, la responsabilidad, la justicia y las libertades democráticas.
Jaime Carrera es economista.
El tema es: qué o cómo hacemos para que cada individuo actúe en base a principios que reinvindiquen la ética y moral públicas?
Hay que enganchar las acciones u omisiones dolosas y corruptas a la conciencia personal y para ello es posible que la DEPA Declaración Personal Anticorrupción ayude en este propósito.
Comparto y aplaudo este excelente artículo. Necesitamos una revolución moral para ir dejando la corrupción que por desgracia es parte integral de nuestra cultura desde hace muchas generaciones. La famosa “viveza criolla” ¿no es acaso una oda a la conducta inmoral? Si bien cada uno desde su espacio debería guiar su conducta de acuerdo a principios y valores, ¿cómo desde el estado se puede promover una nueva cultura nacional, que promueva principios y valores? (y desde una perspectiva laica pues ese es el carácter del estado).
Verdad absoluta, el cambio empieza en uno mismo, luego lo pudimos a los demás.
Muy buen artículo Ec. Jaime Carrera. Ojalá en el actual gobierno se ajusten cuentas y los corruptos devuelvan el dinero robado y vayan a la cárcel. No se puede permitir que la corrupción se haya institucionalizado y que nos avergüenza a quienes somos honestos y hemos trabajado por nuestro país con honorabilidad
El mundo se está desmoronando porque las sociedades cada vez se van denigrando, ya los valores morales y la ética están desapareciendo, lo que prima en estos momentos son los antivalores con sus respectivas consecuencias caòticas, las personas con ética y moral son calificadas en la actualidad de dogmáticos, atrasados. Una sociedad totalmente descompuesta donde a lo bueno lo llaman malo y a lo malo buevo, por tal motivo la tierra gime por tanta maldad. En Ecuador, los políticos en su mayoría ancían llegar al poder para servirse del mismo y no les importa el bienestar del pueblo, tal así que se enriquecen de una forma tan descarada a costa del sacrificio de la gente que se esmera trabajando para pagar los impuestos esperando ser retribuidos con obras en beneficio para todos, pero resulta que la gente que nos gobiernan se dilapidan los recursos o van a los bolsillos de unos cuantos sinverguenzas que piensan que cuando se mueran se van a llevar al infierno todo lo que se roban.
El gobierno del “sabio en economia” tuvo una autoridad estatal poderosa, generosidad pública para sus aliados y desprecio a las consideraciones presupuestarias.Desde entonces, los “revolucionarios” comenzaron a gastar sin mesura dando lugar a una corrupción sin límites , por lo que tuvieron que buscar préstamos de los chinos a tasas muy elevadas y poniendo como garantía el petróleo bajo contratos oscuros y con un alto grado de corrupción. Esa estrategia ha producido, crisis y desesperación. Lenin Moreno,tambien, pedía préstamos de manera “loca”, incluso mientras causaba el disgusto de los “agitadores” con el aumento al precio de la gasolina. El incremento de deuda combinado con la recesión a causa del covid 19 obligó al país a someterse al FMI que le tendiera la mano. Ecuador ha estado en un laberinto durante años y no puede salir. Siempre parece que el país va a crecer, pero luego llega una crisis y retrocedemos. Vamos y volvemos pero nunca podemos llegar a ninguna parte.El resultado del manejo de las finanzas públicas sin control y con un alto grado de corrupción nos ha llevado a tener un ejército de pobres y muchos a vivir en la miseria..La devastación económica que ha acompañado a la COVID-19 ha sido especialmente desoladora en Ecuador, un país que entró a la pandemia con una profunda crisis. Su economía se contrajo casi un 9 por ciento en 2020, lo que marcó el quinto año consecutivo de recesión. Más de seis de cada diez ecuatorianos están sumidos en la pobreza. El objetivo final de un país, no puede ser simplemente sobrevivir sino crecer sostenidamente y gozar de una buena economia.
Aquí, empleados de poca monta, se dan lujos de jeque: cama, dama y chocolate y “entraditas extras”, resultado de los “acuerdos entre privados” y se encaraman a sitiales de “personajes ilustres” y por tanto artistas de la serie “Los intocables”. Les cogen con las manos en la masa y salen más bravos, se declaran perseguidos y víctimas con lo que conmueven a sus electores que les ratifican (y casi nos aporrean otros 4 añitos) su respaldo hasta la inmolación (salen a darse un mano a mano con la policía): “No importa que robe con tal que haga obras” (deberían añadir: servibles). Definitivamente, el cambio tiene que venir desde el ciudadano; caso contrario, nunca dejaremos de ser la “Banana Republic”; es decir, país de chiste.