En la Asamblea Nacional donde lo único que que se mueve es la Comisión de Fiscalización, hay, al parecer, impaciencia por llevar a juicio político a Pablo Celi. Al parecer porque el Contralor Subrogante que ya está en caída libre, podría sucumbir ante la tentación de desembalar algunos secretos. Al fin y al cabo él conoce al dedillo a aquellos que le pidieron favores y, entre esos, desvanecer glosas y no tocar alcaldías ni prefecturas de algunas regiones y de algunos partidos políticos.
Fiscalizar inevitablemente tiene que ver con auscultar las costuras; un ejercicio muy sexi para las cámaras y las redes sociales. Los correístas tienen, desde 2017, cuando Celi se quedó en la Contraloría a puño limpio, un arreglo de cuentas pendiente. En los hechos, Celi fue el funcionario que más ayudó a que Lenín Moreno permaneciera en Carondelet. Celi lo hizo porque opera en el poder con alma de Richelieu o Mazarin y Moreno lo aceptó porque, en su orfandad política, Celi le ofreció válvulas institucionales de sobrevivencia.
El correísmo no le perdona haber destituido a Jorge Glas. Es obvio: cuatro meses antes de que Celi tome esa decisión, la Comisión de Fiscalización, dirigida por la correísta María José Carrión, tendió alfombra roja a Glas que compareció voluntariamente a contar lo que quiso. Glas se dio un paseo triunfal por la Asamblea y Carrión se graduó con honores en complicidad y lambonería.
A los correístas que quieren ajustar cuentas con Celi hay que sumar el socialcristianismo que, antes de la segunda vuelta, ya habían definido que debía irse de la Contraloría. Y por supuesto a los independientes, a Pachakutik y a la ID. También al bloque oficialista que no se opuso al juicio sino al orden en que debía ser procesado por la Asamblea: después del juicio a René Ortíz. En claro, toda la sociedad política quiere fuera de la Contraloría a Pablo Celi. Habrá que ver, si se concreta el juicio, si se mantiene el nivel de entusiasmo en las bancadas. Porque Celi, que ha dicho que no quiere renunciar, venderá cara su caída.
El problema no es, entonces, si Celi permanece en la Contraloría: es qué hacer con la Contraloría mientras se arma el dispositivo legal para sacarlo del cargo y designar un sucesor. Esa tarea tomará meses al Cpccs. Mientras tanto, la Contraloría podría encontrarse acéfala. Y esta situación puede darse desde este 5 de julio cuando se hará efectiva la renuncia de Valentina Zárate, quien asumió el cargo de subcontralora el 12de abril pasado.
Es verdad que el 25 de junio fue designado Carlos Riofrío González en su reemplazo. Lo designó Jairo Caldas, director Nacional de Gestión Institucional. Una ilegalidad, según los expertos, porque solo puede hacerlo el Contralor Subrogante. El lío es que Celi está preso. Así el cuadro está completo: Pablo Celi no puede ejercer sus funciones, no puede designar sucesor, Valentina Zárate renunció y Carlos Riofrío ha sido designado en forma ilegal. El 5 de julio no habrá subcontralor designado y si Riofrío oficia en el cargo corre el riesgo de que sus actos sean declarados nulos.
¿Hay salida? En la Asamblea, en algunas bancadas, se baraja la hipótesis de pedir al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que encargue a alguien el organismo de control. Una ilegalidad, sin duda, porque el Cpccs solo puede hacer concursos de oposición y méritos y designar al ganador.
El constitucionalista Ismael Quintana dijo a 4P que hay una posibilidad, derivada del artículo 102 del reglamento a la Losep: Valentina Zárate podría nombrar a un sucesor antes de que se haga efectiva su renuncia que Celi, en sus condiciones, no puede aceptar. O podría quedarse en el cargo hasta que el Cpccs designe a un sucesor siguiendo el procedimiento que manda la Constitución.
En todo caso, la Contraloría vuelve a ser un botín pues ahora, tras 10 años de correísmo y cuatro de morenismo hay muchos interesados en que informes y glosas sean licuados. O no se sepa que Celi por pedido desvaneció algunas glosas. En la Asamblea hay exalcaldes, exprefectos y representantes de partidos que pidieron ese tipo de favores a Celi. Ahora lo quieren fuera y hay muchos que se desvelan pensando cómo poner al sucesor.
Foto: Captura 4P
Creo que jamás imaginamos el nivel de corrupción de este individuo. Los ecuatorianos honestos somos demasiado confiados. Grave pecado en la actualidad.
mientras todos hablan de glosas y rabos de paja, el caso, como todos, acaba en la “justicia”, los jueces como estarán “sorteando” a quien le toca el juicio de Celi. ¿Cuántas semanas de cárcel creen que se emitirán?
LADRONES de POCA MONTA, los que han robado una gallina, se encuentran presos y este RATERO CELI suelto,,,? ESTE NO TIENE SANGRE EN LA CARA por favor cualquier juicio que se le siga, este tipejo debe estar encerrado, parece que ni grillete le han puesto. Lo robado es dinero de todos los ecuatorianos, particularmente de los más pobres, que al momento no tienen ni que comer. Por favor que esperan..¡
El Dr Celi es “vivísimo”, hasta el diablo se le esconde cuando lo ve. Ya vamos a observar, después de la interpelación, cuantas sorpresas vamos a tener.Este personaje es hecho a imagen y semejanza del anterior “ave de rapina” POLIT.
Toda una trama de corrupción que averguenza al país !!!!!!!!!!!!!!
Celi es un hueso duro de roer, es el título de este comentario.
Ante los acontecimientos diarios que suceden en este paisito de Manuelito, no es descabellado, pensar que CELI es el Don Naza de la contraloría.
El Delta plus de la corrupción tiene atrapado al país y sin salida.