No hay voluntarios para chantarse el guante que Richard Carapaz dejó flotando en los Juegos Olímpicos de Tokio. El Comité Olímpico Ecuatoriano, la ex secretaria de Deporte, Andrea Sotomayor, La Federación Ecuatoriana de Ciclismo… se dicen sorprendidos y, por supuesto, no entienden el sentido de sus declaraciones tras ganar la medalla de oro. No habrá, entonces, quién pueda dar respuesta a la verdad de Carapaz resumida en esta frase: “He sido un deportista que ha salido sin el apoyo del país, nunca han creído en mí y este oro me pertenece a mí y a todos los que me apoyaron en su momento”.
El nuevo medallista olímpico, segundo en la historia del país tras el oro obtenido en Atlanta por Jefferson Pérez, sintetizó la historia funesta que viven deportistas, artistas, científicos… (la lista puede ser larga) en países subdesarrollados. Y ese mote concierne no solo al Estado; también la carencia de élites políticas y económicas con visión y con sentido de lo que aquello implica.
Lo que ha dicho Carapaz es indiscutible: su biografía deportiva lo prueba y los esfuerzos de los dirigentes deportivos para escurrir el bulto son tan patéticos como los intentos de Rafael Correa y sus panas para culpar a Lenín Moreno y al gobierno de Guillermo Lasso, que lleva apenas dos meses. Carapaz sabe que es uno de los cinco mejores ciclistas del mundo. Sabe que él es producto de un proceso. Y cuando mira hacia atrás ve que tuvo que salir del país hacia Colombia (primera de sus aseveraciones) por falta de apoyo.
¿Alguien tiene que responder por aquello? ¿La Federación Deportiva del Carchi? ¿La Federación Ecuatoriana de Ciclismo? ¿El Ministerio de Deporte correísta? ¿La empresa privada? ¿Quién? Posiblemente todos. Eso es el subdesarrollo: la carencia de encadenamientos que en el caso de Carapaz sí le ofreció Colombia. No el Estado colombiano: la empresa privada. Que hayan valorado su talento, que hayan creído en él (su segunda aseveración) le permitió tener un técnico, un equipo, una planificación y condiciones económicas que le ayudaron a creer en él, a enfocarse, a crecer y, luego, pasar a formar parte de equipos de la alta elite mundial donde ha concretado, desde hace algunos años, sus sueños.
Carapaz lloró viendo cómo se izaba en Japón el tricolor nacional, pero es lógico que diga (tercera de sus aseveraciones) que esa medalla le pertenece, y a aquellos que lo apoyaron cuando era imprescindible hacerlo. Hoy toda rueda para él. Carapaz habla de ese vacío. Y lo señala cuando tiene todas las cámaras y micrófonos que se le tienden. Ese es, viéndolo en conjunto, el mejor regalo que puede hacer al país: decir con toda la autoridad que se ha granjeado que subirse al podio en los olímpicos -en la Vuelta, en el Giro, en el Tour- no es una casualidad: es un proceso que se logra gracias a encadenamientos en los cuales hay muchos actores. El Estado hace parte y, en casos -basta ver la realidad de Estados Unidos- está lejos de ser el más protagónico. Cuenta, por supuesto, su capacidad para asegurar infancias plenas, el deporte escolar competitivo y también regular y promover, mediante beneficios tributarios, el mecenazgo. O la industria deportiva.
Lo que ha dicho Carapaz es innegable e inevitable. Nadie baila más rápido que la música: él es hijo del Ecuador: un país mal administrado. Un Estado inoperante. Una educación deficiente. Una sociedad política chata y sin visión. Unos entes deportivos politizados que, salvo excepciones, representó a la perfección Pierina Correa. Unas elites empresariales ausentes y que, apenas en los últimos años, parte de ellas ha tomado conciencia de que debe involucrarse en el diseño de un desarrollo incluyente y solidario del país. Y una sociedad que no es -aunque el populismo diga lo contrario- exactamente igual a Jefferson Pérez y Richard Carapaz. Ellos han probado que los resultados son fruto de procesos y no del azar. Ellos son campeones olímpicos porque han trabajo aún sin apoyo y se han sacrificado; no porque se solazan en la queja o buscan a quién echar la culpa de deficiencias que, en su caso, ni han cultivado ni les ha detenido.
El guante lanzado por Carapaz no encontrará destinatario, por una razón: él acaba de retratar con sus declaraciones a toda sociedad ecuatoriana. Y esto tras probar, y hacerlo subido en los podios más codiciados de su profesión, que el subdesarrollo no es una fatalidad. La misma lección dio al país, hace 25 años, Jefferson Pérez y, la verdad, pasó inadvertida.
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Aplaudo esa medalla olímpica de Carapaz. Y aplaudo esa capacidad y fuerza para ganársela en la competencia. Mis respetos. Pero también es verdad que ese día, ese momento, y en ese lugar no debía decir lo que dijo. Yo si observé algo de venganza en dichas palabras contra la institucionalidad del deporte Ecuatoriano que alguna vez lo castigaron por haber cometido un error en su vida profesional en Colombia cuando lo pescaron a él y otros ciclistas consumiendo licor fuera de la concentración del equipo. Es lógico que ahora que alcanza grandes resultados tiene la gran oportunidad de vengarse de aquello. Mejor deberían pensar Carapaz y Narváez que quizá la sanción que se les aplicó en ese entonces fue justa, se merecían y los convirtió en mejores deportistas para llegar a lo que han llegado actualmente. Si tenían algo de observar a la gestión deportiva nacional en buena hora, pero ese no era el momento. Fue un exabrupto tal vez producto de la emoción del momento. Hasta dijo que la medalla no es del Ecuador…sino de él ! Que poco inteligente !!! Yo lo aplaudo por esa medalla…pero lo censuro por lo que dijo !
Futbol, futbol y mas futbol….el unico deporte en el Ecuador. Han notado ke los mas grandes triunfos deportivos del pais no han sido en futbol?…tenis, marcha, ciclismo nos han regalado estas grandes alegrias patrioticas…el futbol solo nos ha dado decepciones…Ahhh y como olvidar a ese gran ministro de deportes campeon en comer cheques y a su sucesora Pierina Correa…medalla de oro en choreo sincronizado.
Excelente comentario José… una frase atribuida a un político que creo fue de los pocos buenos en el mundo, que ofrecía sangre, sudor y lágrimas y no el oro y el moro como nuestros despreciables populistas izquierdistas, es apropiado decir que es el costo que tienen que pagar nuestros deportistas de élite para llenarnos de orgullo a los ecuatorianos.
En este país, especialmente los más pobres no tienen padrinos, aunque capacidad y coraje les sobra y tienen que salir adelante solos.
Gracias Carapáz por gritar la verdad que la vemos todos.
Interesante articulo Sr Hernandez, Una triste realidad que se repite y que en los últimos 14 años de gobierno de corrupción delincuencia crimen del profugo de la Justicia, Rafael Correa y sus Ratas y que fue seguida por Moreno, de millones de dolares que se designa en presupuesto solo una pequeña parte se retribuye a las diferentes actividades deportivas excepto al fútbol que genera réditos de votación, vemos los negociados del come cheques Carrion exministro de deportes con Correa, embajador en cuba en tiempos de moreno, hoy prófugo de la justicia, …el actual ministro que ya veo que es un incompetente mediocre inepto, debía ser el que tome la iniciativa de canalizar toda la ayuda, logística, entrenadores a los deportistas en este olimpiadas muy importantes para nuestra Patria, pero vemos que muchas atletas no viajaron sus entrenadores,..ya debería seguir la ruta del Dinero Robado en este ministerio y recuperar son cientos de millones de Dolares Robados….y dejar de justificarse y sus escusas….Necesitamos Soluciones….hay que proteger a nuestros deportistas (excepto del fútbol que tiene muchos recursos), que muchos después son olvidados y en la pobreza ni tiene una pequeña pensión .. no solo piensen en los votos….hagan un cambio por hacer mejor nuestro Ecuador….
Felicitaciones para los medallistas Carapaz, J. Pérez y tantos otros deportistas de hoy y de ayer como Pancho Segura, Spencer, que han dejado muy en alto el nombre de Ecuador, no obstante la escasez. El éxito es también de aquellos miles de personajes anónimos que han logrado llegar a su meta sin tener los recursos económicos necesarios ni el apoyo del Estado. El trabajo honrado y sacrificado también ennoblece a un pueblo. La rémora ha sido esa clase política que, sin visión de patria, se ha dedicado a enriquecerse ilícitamente, esquilmándola. Y así se ha perjudicado a la educación, al arte, el deporte, la cultura, condenando al país al subdesarrollo. Solo cuando el pueblo sea educado nos libraremos de tener “salvadores” atrasa-pueblos. Habremos identificado al verdadero enemigo.
José. Felicitaciones por su excelente artículo. Sólo cabe preguntar que hace en Tokio el Ministro de Deportes ? El País no dispone de fondos suficientes para cancelar oportunamnte sus obligaciones y hay mamertos que se dan la vuelta al mundo haciendo turismo. Saludos.
Excelente reflexión nos deja su artículo, pero me gusta mucho una verdad expresada: el éxito es producto de la dedicación no de la casualidad como todo en esta vida e implica dejar de lado todo lo que estorba para alcanzar un objetivo.
Ecuador no es muy país mal administrado. Es un país SALVAJEMENTE MAL ADMINISTRADO.
Si después de 25 años otra vez, los deportistas olímpicos, lanzan su descontento, y su contenido es igual o parecido, algo falla en la estructura institucional deportiva, están los mismos desacreditados dirigentes, que se acomodaron y no hay cambio, el dinero se fue en infraestructura que hoy está abandonada como toda obra que hizo correa y moreno, o también está enquistada la corrupción, y se debe barrer toda la basura, ya¡¡
Las comparaciones son odiosas, pero ni de lejos hemos, ni llegaremos al nivel de Cuba, país detestado por su dictadura comunista; Carapaz le dio un mensaje subliminal de desprecio al poder político, cuando entregó la camiseta que logró en el Giro de Italia, no al presidente, sino al palacio de Carondelet, y el miope Moreno (una vez más) ni siquiera se preguntó porque esa reacción, si lo hubiera hecho hubiese corregido en algo la injusticia que el país cometió con el ciclista carchence, en verdad, uno de los mejores del mundo.
Pero la falta de apoyo logístico, económico y de preparación, no es sólo con Carapaz, hace dos días, nuestras representantes en los juegos Olímpicos, en la competencia de tiro, fracasaron, en parte por haber participado con pistolas viejas y para variar, sin entrenador. Esa sólo es una muestra del porque en toda la historia de los juegos Olímpicos, sólo tenemos dos medallas doradas pero no gracias al estado, como debeira ser, sino por el esfuerzo propio de los deportistas; pero eso sí, tenemos federaciones deportivas en todo el territorio, con cientos de dirigentes, pero diligentes solo en hacer turismo pagado y darse la buena vida.
Es lamentable la gran verdad dicha por Richard, pero también lo es que en el momento generalizó y metió a todo el país en la falta de fe a su accionar deportivo, debió señalar directamente (nombres y apellidos) a quienes le negaron a él y a muchos deportistas el apoyo necesario.
Mala reacción de quienes dicen sentirse “sorprendidos” por las irrefutables verdades dichas por Carapaz. La “justificación y la excusa” son la primera evidencia de no asumir la responsabilidad de las cosas lo que a su vez impide la mejora. Si los “sorprendidos” fueran sabios su primer paso -y no hay otro-, consiste en hacer un mea culpa y aceptar la responsabilidad. Pero ya sabemos que es más fácil llegar a la luna a que eso suceda.
Una acertada apreciación de esta lamentable situación, que se parece bastante a la muy triste y penosa realidad de casi todo en el país que se levanta todos los días con una vergüenza más, con un estado de podredumbre que asusta. La calidad de actores políticos, intelectuales y de planificación económica es de tan bajo nivel que no se vislumbra ni siquiera un inicio prometedor. Actores “robolucionarios” siguen agazapados en espera de que la desesperanza de la gente les permita el zarpazo final. Carapaz noble,esforzado y valiente ha puesto la pica en Flandes y ha traído ala memoria colectiva un rosario de irresponsabilidades de magnitud con el deporte olímpico.
No solo estoy de acuerdo con Ud Senor Jose Hernandez y lo felicito por el articulo, sino que le agradezco por hacer publica una verdad que muchos quieren que pase desapercibida o disimulada. Es hora de decirles a los entes del Deporte a nivel local y nacional que trabajen en beneficio del pais y no en beneficio propio o personal.
La Federación Deportiva del Guayas, otrora semillero de grandes deportistas, con buenos escenarios para entrenamiento y competencia, destruida material y espiritualmente por la delincuencia correista encarnada en la hermana del prófugo. La ex ministra Sotomayor llenándose el hocico de calumnias contra Carapaz para justificar su inoperancia.
Son los ejemplos patéticos del abandono total de los deportistas y que deben ser barridas para que nunca vuelvan.
Hace 25 años el país no tuvo la madurez suficiente para entender lo que aconteció en Atlanta. Hoy, el país sigue sin alcanzar esa madurez y, por supuesto, tampoco entiende lo que acaba de acontecer en Tokio.
El Ecuador es un pintoresco paisaje folklórico, muy bonito, pero con gente que en su mayoría no es capaz de hacerse cargo de las consecuencias de sus propias acciones y que, por eso mismo, siempre busca un culpable para todo lo negativo que le acontece, y siempre ese culpable tiene que ser el otro: para unos, la partidocracia, los pelucones; para otros, los corruptos. Para unos el Estado, para otros la Empresa Privada. Para unos los padres, para otros los hijos. El imperio o el Foro de Sao Paulo, el marido, la mujer y los amantes, mezclados en la absoluta incoherencia de una mente confundida e irresponsable.
Dejemos de ser el pobre pueblo chulquero que le prestaba plata a Don Naza, y entendamos que la riqueza, la superación, el éxito, y todas las cosas buenas se consiguen con esfuerzo, con trabajo, con disciplina y con tiempo, nada bueno se consigue de la noche a la mañana.
Acompañados o solos, como lo han hecho este par de gigantes de la patria: Jefferson Pérez y Richard Carapaz, mi homenaje a ellos, que son mucho más que todos nosotros.
Primero reitero públicamente que el país entero está feliz; y, en particular yo, por ese momumental triunfo de un hombre humilde que a través del sacrificio, esfuerzo y lejos de los suyos supo asimilar su reto para hoy subirse al podio de los triunfadores. Ese orgullo invisible, espiritual e innato nuestro por la presea de oro conseguido por Richard Carapaz en Tokio Japón, no puede botarse al tacho de la basura por la mísera envidia de los mismos corruptos de siempre: empezando por el cleptomano prófugo, quien cínicamente hoy, alienta a sus borregos para que, con cualquier pretexto inculpen a las nuevas autoridades deportivas e intenten embarrar con el sucio estiércol producido durante 14 años de atracos al deporte ecuatoriano. Continuando, con el ex ministro come cheques, ratero ruin, pasando por la sinvergüenceria de la hermana Pierina, hoy con prevendas y privilegios por ser Asamblelist@; y, terminando con el posicionamiento de compinches fascinerosos dentro de la estructura del Comité Olímpico Ecuatoriano, COE durante el periodo cuántico.
En conclusión, se viene manteniendo el mismo esquema y estilo político pestilente y corrupto, situación que caemos en cuenta, luego de las lúcidas declaraciones de Carapaz al dejar en evidencia la
mezquindad de estos dirigentes de última, quienes explotan en su beneficio los recursos destinados al desarrollo del deporte; en general, los deportistas han sido y
son esquilmados en sus derechos y apoyos que todo gobierno está obligado a conceder para su preparación y competencia.
Por último, y una vez que esta felicidad pasajera, vaya esfumandose, este gobierno está en la obligación de tomar acciones correctivas en beneficio del deporte en general, desterrando a esta jauría de pícaros seudo dirigentes, cuya conciencia está manchada por la corrupción y el oportunismo. Saludos.