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¿Capitalista en economía y Siglo XXI en el resto?

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Los peruanos deben estar, calculadora en mano, evaluando cuánto costarán las medidas que comunicó hoy, en su discurso de posesión, su nuevo presidente. Pedro Castillo repartió, durante una hora, partidas y montos destinados principalmente a campesinos, profesores, comunidades rurales, mujeres, enfermos, pescadores, municipios, familias vulnerables, pequeñas empresas… No dijo de dónde vendrá el dinero aunque, oyéndolo, se supone que está pensando en renegociar contratos con grandes empresas y arañar fondos a los corruptos cuya actividad, dijo, priva al Perú de 5000 millones de dólares cada año. En todo caso, la factura derivada de su primer discurso como presidente constitucional es voluminosa y no dio pistas de cómo financiarla. Perú tiene reservas, pero ¿las agotará?

Pedro Castillo es un presidente singular. Hoy tomó posesión con su sombrero típico de Chota, en la región de Cajamarca, donde nació. De origen campesino, maestro de escuela y hombre de izquierda, él hace parte de los sectores que en América Latina creen que deben establecer rupturas con los símbolos coloniales. En esa línea, hoy hizo un discurso que debió incomodar al Rey de España y anunció que no gobernará desde la Casa de Pizarro; sede histórica de los presidentes peruanos. La piensa convertir en un museo.

Avaro en gestos, Castillo ejerce un control militar sobre su cuerpo: luce parco, hierático, no sonríe. Muchos peruanos creen que él dará paso a una administración con ribetes comunistas, pues Vladimir Cerrón, jefe de Perú Libre, el partido con el que ganó Castillo, es comunista. Quizá por eso, y por la fuga de dólares que hay en Perú, hoy en su discurso el mandatario peruano se dedicó, en forma ostensible, a tranquilizar los mercados y los espíritus.

No va a expropiar, no va a estatizar la economía, quiere un manejo económico en orden, predictivo, sin monopolios y sin usura y reactivar la economía. Eso dijo. Pero es irremediable ver en lo que dijo a un defensor del Estado que no solo regula sino que interviene en el proceso económico, que invierte y que convertirá en un motor, por ejemplo, de la reactivación del empleo: quiere construir obras y entregar dinero a los municipios para planes comunitarios, arreglar trochas carrozables… así sea para emplear mano de obra temporal.

Un gesto inusual: Castillo no habló de repartir bonos, salvo uno de 175 dólares, por una vez, para las familias más vulnerables en plena pandemia. La carga fiscal para el Estado está determinada por el volumen de compromisos hechos con el país: construcción de hospitales. Declaratoria de la educación pública en estado de emergencia. Reconocimiento y estímulos para los docentes -con vivienda y centros pedagógicos en el campo-. Alimentación gratuita en las escuelas hasta la secundaria. Fondos de crédito para campesinos, mujeres emprendedoras, pymes. Programas de vivienda y techo propio. Agua potable y alcantarillado. Internet como un derecho. Apoyo al sistema nacional de personas dependientes, niños, adultos mayores y personas con discapacidad. Financiamiento de la rehabilitación integral de las víctimas de violencia sexual… Hay más.

La lista de promesas, las cifras dadas y los destinatarios muestra definitivamente que Castillo es el presidente de un Perú que ha estado relegado y con deficiencias acumuladas que se reflejaron en las urnas. Castillo es el campo pobre del Perú y quiere, al parecer, un manejo ortodoxo de la economía, pero una presencia decididamente socialista en el plano político. Quiere una Constituyente a pesar de que la Constitución no prevé ese mecanismo. Hoy él pateó la pelota al Congreso, donde no tiene mayoría, y previno que enviará el pedido de un referendo constituyente destinado a cambiar la Constitución. Imposible no ver allí la mano del Socialismo del Siglo XXI. También avanzó la composición de esa Constituyente que debe ser, dijo, plurinacional, popular y con paridad de género. La composición debe ser porcentual e incluir representantes de los grupos originarios, afroperuanos, gremios, sindicatos, organizaciones populares y partidos políticos.

Al mismo tiempo avanzó propuestas que riñen con el sistema democrático. La ampliación de las Rondas campesinas para que, dice él, contribuyan con la policía en las tareas de seguridad interna. Nadie duda de que este es un pedido para tener unas fuerzas de choque, o una suerte de ejército paralelo a la Policía y a las FF.AA.

¿Capitalista en economía y Siglo XXI en el resto? Hoy Castillo dilucidó muy pocas de las inquietudes que despierta.

Foto: Presidencia de Perú. 

4 Comments

  1. Los ecuatorianos que se fueron a Perú en los años oscuros del progresismo, van a regresar con sus inversiones? Ojalá!

  2. Cuando la propuesta es una fanesca de ofrecimientos, cambios hay que tener cuidado porque con tanta elocuencia, solo se busca confundir más a los confundidos de siempre y con el dinero se inaugura la fiesta. Los peruanos desde hoy deben dormir con el un ojo cerrado y el otro abierto para estar pendientes de lo que hace el nuevo presidente. El sombrero es un distractor que busca parecerse al campesino peruano, pero que hay en la cabeza? nadie sabe …

  3. No será tan malo decían de Chávez en sus primeros años de gobierno comunista, y cuando se dieron cuenta, habían perdido todo su patrimonio y se vieron pidiendo dinero en un semáforo de cualquier lugar de Sudamérica, atentos peruanos, que no se repita la historia.

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