Pocas cosas podían haber debilitado al juicio político en contra de Pablo Celi y hacer tanto daño al correísmo como haber encargado su interpelación a dos asambleístas de esa bancada: Juan Cristóbal Lloret y Viviana Veloz. Esto porque el correísmo llegó al juicio con dos problemas estructurales que se hicieron evidentes en las intervenciones de los interpelantes, desde el inicio mismo del juicio. El primer problema es conceptual y el segundo tenía que ver con la legitimidad y la credibilidad. Veamos.
La madre de todas las contradicciones
Los correístas no pudieron escapar, a lo largo de toda la jornada, de la burda contradicción que llevaba en sus entrañas la principal y, para ellos, más importante de las causales del juicio: la ilegitimidad de las funciones de Celi. Según su premisa, Celi se había autoproclamado contralor sin acto administrativo legal, lo que significaba quitarle toda legitimidad a lo actuado durante su período al frente de la Contraloría, incluidas las glosas e informes que fueron parte de los procesos judiciales que concluyeron en sentencias en contra de sus cuadros, entre esos Rafael Correa en el caso Sobornos y Jorge Glas en Odebrecht. ¿Cómo explicar entonces que se estaba llevando a Celi a juicio en su calidad de Contralor si al mismo tiempo decían que nunca lo había sido?
Lloret y Veloz hablaron sobre la designación de Celi como si el resto de la Asamblea no hubiera sabido que la verdadera intención tras el juicio era conseguir una resolución de censura para usarla en un eventual recurso de revisión para casos judiciales como el Sobornos o para un recurso en tribunales internacionales.
La contradicción tenía un problema adicional que ninguno de los dos interpelantes fue capaz de superar en sus intervenciones: la designación de Celi como contralor encargado hecha por el Consejo de Participación y Control Social Transitorio, cuyos poderes reposan en la consulta popular de febrero del 2018. Tan débil fue en este punto la argumentación del correísmo, que Lloret osó decir que ese organismo había sido “inducido al error” por Celi para que lo nombrara como encargado de la Contraloría.
Este argumento de la ilegalidad de las funciones de Celi llegó con un problema ético igualmente irresoluble: el entramado reposaba básicamente en la versión del ex contralor del correísmo, Carlos Pólit. Presentar como respaldo el testimonio en video de un prófugo de la justicia, pilar de la arquitectura de impunidad del correísmo y que tuvo a Celi como su mano derecha durante muchos años, fue desde el inicio del juicio un error estratégico de bulto que Celi se dio gusto en señalar. Y que explica por qué esa no fue la moción que fue votada hacia las 22:00 por 136 asambleístas. Y sin la presencia de Guadalupe Llori, presidenta de la Asamblea.
El peso de la historia
El segundo motivo problema que tuvieron los interpelantes correístas fue el de la credibilidad. Con los cadáveres políticos y de corrupción que lleva a cuestas, señalar a la Contraloría de Celi como el sostén de la corrupción resultó tan absurdo como inverosímil. ¿Cómo acusar a Celi de ser el centro de toda la corrupción si él fue un apéndice de Carlos Pólit, entronizado por el correísmo en la Contraloría durante 10 años para garantizarle impunidad? ¿Cómo acusar a Celi de ayudar a Odebrecht si fue el gobierno de Correa el que trajo esa empresa al país y recibió las coimas de esa empresa? Celi puede estar en prisión preventiva por un caso muy grave de corrupción, pero cuando en las propias filas se tiene a una larga lista de funcionarios que están presos como Jorge Glas o Alexis Mera y otros tantos prófugos como los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado, María de los Ángeles Duarte o Viviana Bonilla, resulta muy difícil apuntarlo con el dedo acusador.
Estos problemas eran tan insuperables que la intervención de Lloret se perdió en datos y citas sobre actos administrativos que, a la postre, no llevaban a ninguna parte porque Celi fue ratificado como contralor subrogante encargado por el Consejo de Participación y Control Social Transitorio.
Por su lado, Veloz se dedicó a lanzar frases líricas y a repetir, como si fuera un mantra, prácticamente en cada párrafo de su intervención, la frase: “Celi fue el impostor que vendió la Contraloría al mejor postor”. El poquísimo peso de las intervenciones de los dos interpelantes fueron tierra fértil para lo que vino después: la paliza al correísmo.
Foto: Asamblea Nacional
Increíble pero cierto:
el país vio y escuchó horrorizado la calidad de asambleístas que ha elegido.
Una verdadera sarta de paniaguados, ineptos, que como dicen los gringos son ssdd.
(same shit diefferent day)
Hasta los llamó en sus caras de idiotas ENANOS MENTALES.
El interpelado dando cátedra de excelente preparación intelectual, pero desgraciadamente podrido en sus actos de corrupción. Excelente alumno de Pólit,el mañoso más famoso de la historia de la contraloría.
Juan Cristóbal Lloret, honorable asambleista de “el correísmo”, dijo todo lo que pudo hasta donde pudo pero no fue sufiente porque su corazón y su mente _que le reclamaban que diga la verdad histórica tuvo que contarla con lujo de detalles, en corto tiempo. el distinguido y preclaro asambleista Fernando Villavicencio.Creo que la película en blanco y negro como a color está clara como el agua. El sofisma de decir que la mega corrupción empezó con Moreno es insostenible.La verdad histórica no se borra con repetir una y mil veces una mentira.
Lo que queda claro es que hay asambleístas, que están simplemente para cubrir y defender lo indefendible, como es la corrupción, la censura a Celi es lo de menos, lo que se debe abrir es los expedientes para todos aquellos que utilizaron al contralor y a la institución que el representa para cubrir la corrupción a través de desvanecer por encanto glosas millonarias a cambio de coimas, mediante una organización debidamente planificada para ocultar el mal uso de los fondos públicos, por tanto Fiscalía de actuar y no dejar en la impunidad esto,y separar a todos los asambleístas que se hayan beneficiado de este acto corrupto como funcionarios públicos, Alcaldes, Prefectos, Gerentes de empresas publicas y mas funcionarios
COMO PUEDE SER QUE ENTRE BOMBEROS SE PISEN LA MANGUERA, FUERON POR LANA Y SALIERON TRASQUILADOS LOS ASAMBLEISTAS CORREISTAS Y ASI VAN A PASAR TODO EL PERIODO HASTA QUE SALGA A LA LUZ PUBLICA TODOS LOS ACTOS DE CORRUPCION QUE REALIZARON EN LOS 14 AÑOS.
De lo más gracioso también resultó escuchar a las cuatro ratas defender bajo el “influjo psíquico $$$$” al más ladrón y cobarde prófugo que se esconde en el ático.
Cuidado con decirle las verdades a Llori, puesto que pegará el grito al cielo diciendo que por ser mujer, indígena, mujer presidente de la asamblea, perseguida política, tarada, etc no asistió porque la constitución de la República le dar el derecho a ausentarse bla bla bla…..misma pendejada en diferente asamblea! PURO teatro…
La justicoa tarda, pero no perdona…
Celi, es como una cuchilla de doble filo. Utilizaba las glosas para quedar bien como jefe máximo del organismo de control y las mismas glosas para chantajear a sus víctimas previamente a su desvanecimiento. Hábil, sin duda, engaño a Julio César Trujillo, que necesitaba una nominación rápida, antes que los plazos de su comisión fenecieran. Celi también engañó al país, con sus informes emitidos casi de inmediato a su nominación. La impecable actuación de la Señora Fiscal, hizo lo suyo con los allanamientos y la orden de prisión, pero quién se lleva los lauros, es Fernando Villavicencio, con la prolijidad y acuciosidad en el manejo del Juicio Político, la convocatoria a testigos, la documentación recabada, que abrió una nueva caja de pandora, de la corrupción del correísmo. La actuación de la Presidenta de la asamblea, es lo más repugnante y deleznable de todo este asunto, pero ya estamos acostumbrados.
Estos asambleístas correístas no sirven para un carajo. Escupen al cielo y les cae en la misma cara. Defienden lo indefendible y si son asambleístas es porque Dios es grande mas no porque estén preparados. Que pena de Asamblea Nacional….Ecuador sin futuro