La amenaza de alias Fito y JR no sorprende. Los responsables de Los Choneros pusieron a su ejército en pie de guerra: le dispusieron iniciar revueltas en las cárceles si son trasladados de la cárcel de Guayaquil. Los servicios de inteligencia temen que pueda haber amotinamientos, masacres y más violencia callejera.
Estas amenazas no sorprenden porque los barones de violencia, tras haber doblegado durante años a los gobiernos de Rafael Correa y Lenín Moreno, erigiéndose en dueños de las cárceles, no dudan en querer dictar su ley también al gobierno de Guillermo Lasso. Esa es su lógica: imponer por la fuerza condiciones que resultan inaceptables para el Estado.
Así, en meses, el país ha descubierto una realidad insospechada para la mayoría: matanzas en cárceles, megabandas de delincuentes, presencia de carteles internacionales, tránsito por su territorio de un tercio de la droga que produce Colombia… Y ahora amenazas directas que pueden traducirse en más matanzas carcelarias o en más violencia callejera; con asesinatos selectivos o atentados contra sectores estratégicas o dependencias policiales o militares.
El país, acostumbrado a verse como isla de paz, aterriza de panzazo en una pesadilla que las telenovelas se han encargado de edulcorar. Y esta vez sí, por el dramatismo que imponen los hechos, el país real y el país político tendrán que acompañar al gobierno en decisiones que son inevitables: no hay cómo negociar con ejércitos dedicados a producir violencia. Las experiencias que hay en Centroamérica en ese campo, han sido adversas. Es imposible ceder la soberanía que debe ejercer el Estado en las cárceles y más aún plegar ante amenazas que persiguen someterlo a chantajes y extorsiones sin límites.
Las experiencias vividas por Colombia deberían servir en Ecuador. Allí el narcotráfico también pretendió imponerse y cooptar el Estado. Los mecanismos no cambian: recurre a la violencia o pone inmensas cantidades de dinero en las campañas políticas. Sucedió con la campaña de Ernesto Samper Pizano; ese impresentable personaje que el correísmo exhibió cada vez que pudo como un ícono respetable.
En todos los casos, la realidad de Colombia prueba, por donde se examine, que ceder es la vía equivocada. Uno, porque desinstitucionaliza al país y abre el camino a la mayor empresa de corrupción de la que se tenga memoria. Dos, porque el Estado pierde el monopolio de la fuerza. Tres, porque en vez de negociar la espiral de la violencia, el reto es pararla antes de que sea tarde. Cuatro, porque si el Estado no actúa, otros actores toman la iniciativa. Cinco, porque negociar con ejércitos paralelos, es consagrar la idea del Estado fallido.
Ecuador estuvo unido durante décadas por el peligro que representaba el conflicto territorial con el Perú. El narcotráfico incluye un peligro quizá mayor: la implosión de la institucionalidad, el riesgo inconmensurable y generalizado del dinero fácil, de la corrupción sin límite, de la violencia impuesta por bandas que pueden recurrir a muchos métodos criminales para amedrentar, someter e imponer la ley del más despiadado.
El punto de quiebre es ahora. ¿La Asamblea Nacional, experta en exhortos y en intrascendentes saludos a la bandera, producirá un acuerdo sobre este tema que es fundamental para la paz y la democracia del país? ¿Los partidos leerán el momento político que implica aislar a las bandas productoras de violencia e imponer la soberanía del Estado? Por supuesto que el tema carcelario, tan mal manejado durante lustros, como demuestra el informe de la Comisión de Soberanía y Seguridad Integral de la Asamblea, debe ser enfrentado. Pero antes, como lo han señalado numerosos expertos esta semana en los medios, los factores de violencia deben ser desactivados. La propia Nelsa Curbelo, experta en resolución de conflictos, ha expresado la necesidad de parar la violencia como una condición sine qua non para poder entablar cualquier diálogo para una convivencia pacífica en las cárceles.
La nueva amenaza de los líderes de las bandas criminales es una alerta. Un punto de quiebre para el país.
Foto: El Telégrafo.
Como siempre, un análisis excelente Sr. Hernández. No puede, no debe un gobierno más someterse a los deseos impropios de las mafias. La defensa de las instituciones del Estado es deber de los Poderes del mismo. No solamente del Ejecutivo. La amenza está hecha, depende de un Estado fuerte, unido, sin pretensiones de hacer caer a un gobierno legítimamente elegido en las urnas, de responder de la manera más frontal y legítima.
Si las bandas criminales viven y son poderosas económicamente por el dinero que les “pagan” los narcos colombianos y mexicanos, para que cuiden la droga que transita por puertos, carreteras del país, y cuyos cuarteles generales son tanto Guayas como Manabí, de sentido común, dónde reside el sine qua non del problema?
Sin ser sabidos ni pitonisas, pues en las fronteras norte y sur. Y que hay si los miles y miles de soldados que tiene el país, hacen su trabajo, de cuidar las fronteras con todas las armas disponibles, e impedir a raja tabla el ingreso de la droga, de qué vivirán las bandas criminales criollas?
El problema no está en las cárceles, el problema está en las fronteras.
Disponer que con argucias legales se permita el ingreso de las FF.AA a las cárceles, no soluciona el problema mientras los narcos inundan el país con droga.
Hay que extirpar el tumor del mal y no buscar alivio (acuerdo con las bandas de criminales
s), es como querer curar el cáncer con pañitos de valeriana.
¿Será que los doblegaron a RC y LM? porque el correísmo desde siempre fue parte de las mafias auspiciadas por Chávez y la valija diplomática fue una comprobación de lo permisible que fue Ecuador frente a llevar sustancias prohibidas, y no es difícil que en 261 vuelos realizados por el legacy y falcón aviones presidenciables, hayan seguido el formato de la valija diplomática. Por lo tanto, estas mafias están enquistadas a todo nivel, y la estrategia será encontrar la forma de desterrarlas, mediante acuerdos nacionales e internacionales, como los propuestos por el Gobierno del Sr. Lasso, y lo que hay que preguntarse es ¿cuál es el pito que toca la asamblea? cuando su actuación es miope y pobre…..
Cherizier, el jefe de la banda de delincuentes en Haiti, señaló que “al ser un líder responsable que ama a su país”, iba a permitir que el combustible llegara a los hospitales. “Somos parte del pueblo más pobre y desfavorecido”. Para atizar las tensiones de clase, Cherizier exhortó a los haitianos a volverse contra la élite política y empresarial, llamándolas “delincuentes”. Ecuador, un país donde la delincuencia prolifera y los empleos escasean, un número creciente de hombres jóvenes se están uniendo a las pandillas.Estas organizaciones criminales recurren a los secuestros para recaudar fondos y continuar con sus maldades. Puedes intentar hablar con estas personas, darles una charla pero moralmente están perdidas. De un tiempo para acá hemos atestiguado la caída de la sociedad ecuatoriana en el infierno.
Si el Estado que supuestamente mantiene el Monopolio de la fuerza , no la usa
Si Los Derechos Humanos son de unos pocos y que delinquen en desmedro de la
Mayoría , si esos derechos humanos son esgrimidos en la Ley como protección de los vándalos para que no se los pueda responder
Si la Fuerza bajo cualquier pretexto, es usada sin desenfado por grupos que defienden canonjias con respuestas timoratas del Estado
Si El
estado y sus instituciones ,sólo pregonan tener la Fuerza , si no
La usan como herramienta de Control….
Si no sucede—
Entonces diremos que en la inmovilidad , dejaremos que los anarquistas y los prófugos y delincuentes que quieren pescar a río revuelto bailan a chullo pie!!!!
Ecuador tierra de Nadie.
Entrar en negociaciones con la delincuencia sería la capitulación del Estado ante ella. Al contrario, debería empezar por endurecer las penas, como la prisión perpetua para los Pithecanthropus sanguinarios. Separar a estos de los demás los en cárceles especiales, tipo Alcatraz. Todas las instituciones deberían concentrarse en reestructurar el sistema carcelario caso contrario desapareceremos como país civilizado. Ya es hora que los políticos y funcionarios cumplan con responsabilidad sus obligaciones.
Cuando Nelsa Curbelo habla de “apagar el incendio” se refiere específicamente a que el Estado debe recuperar el control de las cárceles. Lo cual es obvio.
Luego se podrá dialogar acerca de cómo mejorar la situación carcelaria. Nelsa dice que en ese diálogo OBLIGATORIAMENTE DEBEN ESTAR REPRESENTADOS LOS PRESOS Y LAS FAMILIAS DE LAS VÍCTIMAS.
Ahora bien, puesto que la mayoría de presos han sido capturados por acciones relacionadas con el narcotráfico, más tarde o más temprano el Estado tendrá que sentarse a dialogar con… representantes de los narcos.
La sorpresa que se van a llevar!!! Van a darse cuenta que los narcos HAN SIDO… amigos, vecinos, compañeros de la escuela, colegas de profesión… funcionarios del gobierno, oficiales de policía, jueces, fiscales, celebridades, altos jefes militares, diplomáticos, empresarios, etc etc etc.