El gobierno está de plácemes. Los correístas de a pie están de luto. Sus asambleístas niegan padre y madre. Los otros asambleístas (ID, PK, PSC, algunos independientes)… se endosan responsabilidades y aún se preguntan qué ocurrió. Ayer, cada uno de esos bloques, creía tener el sartén por el mango, todos extremaron sus pedidos al gobierno y tensaron la cuerda que, en última instancia, se rompió.
Nunca esas bancadas imaginaron que el gobierno pudiera llegar a un acuerdo con el correísmo, cuya bancada se abstuvo en la moción de Pachakutik para archivar el proyecto de Reforma Tributaria. Así, sin votos para aprobar ni archivar, el texto pasó por el Ministerio de la Ley.
El chuchaqui es grande básicamente entre los seguidores del correísmo. Pocos entienden por qué esa bancada viabilizó la reforma contra la cual tanto habían desbarrado. No pocos, en redes sociales, fingen creer que el correísmo es un movimiento ideológico que “se alió con el banquero” contra los pobres.
No se sabe qué negoció el gobierno con Rafael Correa, pero es claro que hubo un acuerdo que hoy el líder prófugo se esforzó en negar. Lo hizo posicionando de nuevo en sus redes el informe Pandora Papers, que hasta el más ciego sabe que está caído (“veremos quién es quién”, escribió en un tuit), y promocionando el informe de minoría que no obtuvo los votos necesarios. Y que valió hoy un cruce de tuits entre Leonidas Iza y Fausto Jarrín. Y también Paola Cabezas.
El gobierno no ha dicho en qué consistió el acuerdo. La impresión que queda, oyendo algunas fuentes, es que es mucho menos costoso que la extorsión de la cual habló 4P y que se ve reflejada, esta vez, en un tuit de Fernando Villavicencio. En él habla de entrega de eléctricas, Petroecuador y minería. “Todo querían”, dice el presidente de la Comisión de Fiscalización. Pero, por supuesto, Guadalupe Llori, Esteban Torres, Virgilio Saquicela o el bloque de la ID, por ejemplo, nunca admitirán estar entre los autores de ese tipo de pedidos.
Lo que ocurrió ayer es la puesta en escena, en tiempo real, de lo que ocurre en la política ecuatoriana. Aquellos que hablan de que el gobierno (este o cualquier otro) no tiene capacidad de diálogo o negociación, ahora saben de qué se trata. Por un lado, las bancadas piden que se retacee el Estado y se les entregue, en el mejor estilo de señores feudales. Y el correísmo quiere, además, inmunidad y revisión de los casos de los detenidos o condenados por corrupción. Los unos buscan espacios de poder y manejo de dinero y Correa sueña, entre sus prioridades, con blanquear su hoja de vida y sacar de la cárcel a Jorge Glas que, cansado de hacer parte de los pocos presos de ese gobierno, pudiera decir lo que sabe. El gobierno de Lasso navega en esas aguas donde los temas ideológicos son meros aliños puestos por unos y otros a sus pretensiones reales, que son inconfesables públicamente.
El gobierno de Lasso (como todos los gobiernos en su caso) presionado por realidades ajenas a las bancadas parlamentarias, jugó a salvar la ley. Allí constan reformas necesarias para el acuerdo con el FMI, contribuciones especiales para responder a los compromisos adquiridos con organizaciones sociales, modificaciones al Código Monetario que permiten al Gobierno aprobar los créditos de 1% para los agricultores y pequeños emprendedores, disposiciones legales requeridas para firmar el acuerdo comercial con México (y por esa vía necesarias para el ingreso a la Alianza del Pacífico)… El gobierno de Lasso jugó a salvar la reforma, lo hizo y no ha dicho cuál es el costo que pagó y qué cedió al correísmo. Está de plácemes, pero tampoco salió indemne. Acaba de traspasar lo que se pensó que era una línea roja.
El acuerdo coyuntural con el correísmo, que será negado por Correa y los suyos, amplía -no se sabe por ahora hasta dónde- el terreno político en el que se movía el gobierno: pone en entredicho el monopolio que parecían detentar Pachakutik (la franja de Llori), la ID (siempre presta a dinamitar las posibilidades razonables de acuerdo), el PSC y los independientes (que acordaron con César Monge) y cuyo apoyo al gobierno está lejos de ser desinteresado.
El gobierno estaba entre la muerte cruzada (con un alto riesgo de por medio) y la negociación política. Pues bien: lo que ocurrió ayer es lo que da la política real en el país. Náusea incluida.
Foto: Asamblea Nacional
BIEN DICEN. EL PODER SIEMPRE ES PELIGROSO, ATRAE A LOS PEORES Y CORROMPE A LOS MEJORES. ME RESISTO A CREER QUE EL SR PRESIDENTE LASSO VAYA A CORROMPERSE PACTANDO CON EL DIABLO. AH , PERO EL PODER. EL DESEO DE PODER POLITICO ES MAS FUERTE QUE EL DESEO SEXUAL, TODOS QUIEREN TENER PODER. NO IMPORTA LO QUE SE DE A CAMBIO DE…..