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Las lágrimas del expolicía Guanotasig

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Luis Guanotasig sale de la Corte, abraza efusivamente a dos mujeres del grupo que les esperan y se desmorona: acurrucado, encogido sobre sí mismo, las manos sobre su rostro, visiblemente emocionado, llora. Inconsolable.

Él, Giovanni Laso, Eduardo Mullo y Jesús Jetacama, son expolicías que un tribunal de tres jueces de la Corte Nacional declaró inocentes de tentativa de magnicidio contra Rafael Correa. Los cuatro habían sido sentenciados a 12 años de prisión tras la revuelta del 30-S del 2010: permanecieron cinco años presos. Ellos hacen parte de un grupo de expolicías que tribunales han ido dictaminando o ratificando su estado de inocencia ante los hechos del 30-S.

¿Cuántos Guanotasig produjo Correa? Es imposible no rememorar la actitud infantil del caudillo: meterse, convaleciente de una operación en una rodilla, en el Regimiento Quito apenas se declaró una rebelión policial. Gustavo Jalkh, su ministro del Interior y sus servicios de seguridad le recomendaron, entonces, esperar en el Palacio. No los oyó. Luego le pidieron no ingresar a ese patio del regimiento donde los policías habían decidido una medida de hecho. No los oyó. Por el contrario, ensayó lo que iba a hacer y decir. Ensayó deshacerse el nudo de la corbata y desabrocharse la camisa y gritar, como lo hizo: “si quieren matarme, aquí estoy, mátenme”.

Pudo salir del hospital y no lo hizo. Se declaró secuestrado, a pesar de estar despachando desde su cuarto. Tan secuestrado estuvo que cuadró con su ministro de defensa, Javier Ponce, el ingreso irresponsable de militares, llamados a rescatarlo. Una acción inaudita que dio lugar a una balacera con los policías: hubo muertos y heridos.

Nada de lo que hizo Correa aquel día se explica por fuera de su deseo desquiciado de convertir aquella rebelión policial, contra una ley salarial, en un supuesto intento de golpe de Estado y tentativa de acabar con su vida. Correa usó aquel evento para erigirse en el prócer que sobrevivió a un magnicidio fallido que solo estuvo en su cabeza. Y que tuvo que volver verosímil sin medir el daño que hacía a policías y oficiales usando fiscales y jueces que se prestaron para perseguirlos con ahínco.

Luis Guanotasig hace parte de ellos. Sus lágrimas, sus gritos, sus preguntas (“¿por qué me hicieron tanto daño?”) son consecuencias del montaje inventado por el caudillo y sus escenógrafos que no podían aceptar que el producto-Correa perdiera vigencia. Por eso inventaron un intento de magnicidio para avivar en el país el sentimiento de orfandad y de abandono que todo caudillo necesita para justificarse y eternizarse en el poder.

Correa quiso apropiarse del 30-S. De la marca, del relato, de las versiones antojadizas con las que persiguió al coronel César Carrión, al capitán Fidel Araujo, a los policías Ricardo Carvajal, Hugo Marcelo Bonifaz, Luis Flores, Newton Escobar, Jenny Borja, Juan Meza, Mariano Camacho… Policías y ciudadanos engullidos por su sed de poder.

Hoy para Correa, el 30-S debe ser un epifenómeno. No para sus víctimas que, en casos, siguen inmersas en reales pesadillas con vidas destrozadas, hogares devastados y carreras profesionales malogradas. Seres inocentes que aún no atinan a explicarse por qué el poder los aplastó sin que ellos dieran motivo.

Muchos quieren que se deje de hablar de Correa. Como si cada día no aparecieran víctimas de su década y estela de corrupción dejada por él y sus funcionarios. Giovanni Laso, Eduardo Mullo, Jesús Jetacama y Luis Guanotasig recuerdan, entre tantos otros, que el correísmo fue un poder perverso y enfermo. Y que los relatos edulcorados de sus actuales defensores (Jarrín, Cuero, Desintonio, Cabezas, Muñoz…) nada valen al lado de las lágrimas y el dolor de sus víctimas.
Quizá aquello es lo más grave y lo menos señalado de la década correísta: la capacidad del caudillo y su aparato para hacer daño a las personas sin inmutarse. Ese nivel de deshumanización los equipara con regímenes fascistas de izquierda o de derecha. Las lágrimas de Luis Guanotasig (para no citar sino ese caso) son un bálsamo contra la desmemoria.

Foto: El Universo 

14 Comments

  1. En 1994 me detuvieron por pasar cerca a una manifestacion estaba en un colegio religioso y no les importo nada me metieron una pisa para acordarme toda la vida. Y culpa de quien de Sixto??? Saquen historias de todas las represiones y persecusiones de todos los gobiernos llorarian con cada una… que pena que solo vean un unico momento de todo lo que bos han hecho al pueblo.

  2. Maldita larga década de pesadillas revolucionarias de los de “corazones ardientes y las manos limpias”, por mucho menos ya tuvimos la lamentable “Hoguera Bárbara”.
    Lástima pero de verdad que ese 30S nos perdimos los ecuatorianos la oportunidad de reivindicarnos de aquella injusticia.

  3. Liliputienses que se creen gigantes: usan el poder para aniquilar a gente humilde. Y en el colmo de su podredumbre, urden historias para justificar su desatino. ¡Qué calamidad humana!

  4. ¡Gran análisis! Pensar que hubo gente “decente” que creyó el relato oficial de aquel entonces. ¿Y la Megan? ….Menudo engendro….

  5. Y aún viendo todo el dolor y destrucción que nos dejó la flor del orto y su pandilla, los borregos siguen defendiendo ciegamente al psicópata del ático. A estas alturas ya no hay ninguna persona decente y honesta que sea correísta, están al mismo bajo nivel de una secta religiosa o cualquier grupete neonazi o fascista. Hace poco leía el tuit de un sujeto que afirmaba orgullosamente haberse distanciado de su familia porque eran anticorreístas, porque para él era más importante el “proyecto” y su líder! Gente así ya está enferma de fanatismo, están desconectados de la realidad, les lavaron el cerebrito y se los llenaron de odio y falsedades. Por supuesto que no quieren que se hable más de su nefasto líder, su único objetivo es conseguir impunidad y olvido, pero eso no pasará, jamás permitiremos que eso ocurra. Prohibido olvidar compañeritos! Tarde o temprano tendrán que pagar por todos sus crímenes.

  6. Como serán de grandes y de poderosos los traumas, las vivencias y los complejos del pobre prófugo, que casi en nada se diferencia de los “lideres” de las bandas criminales que hoy pretenden gobernar a través del crimen a buena parte de la sociedad. Como todo burro desde la niñez lo que no logra y supera con el desarrollo y el esfuerzo propio pretende como vago cobarde a través de la fuerza y de llamar la atención aunque sea por lástima ser el centro de atención. Que bueno que la gran mayoría de ecuatorianos ya lo conocemos de cuerpo entero a lo que aplica. “Quien no te conoce que te compre pillo” por eso “invierte millones en propaganda para tapar sus verdaderas carencias.

  7. El corrupto Correa pagará reunido todo el mal que hizo a los ecuatorianos, cuando el pueblo le sumerja en el desprecio y el olvido. Este dictador JAMAS VOLVERA AL PODER.

  8. La descripción del Prófugo del Ático , escrita veráz y fielmente por el psiquiatra guayaquileño Dr Miguel Palacios Frugone, en su articulo el Megalómano , y otros estudios fáciles de encontrar en Google , cobran todos los días permanente actualidad.
    La sociopatía del Prófugo lo devela de cuerpo entero en sus torcidas ejecutorias , en donde el Poder y su carencia de afecto, sus resentimientos y sus desmedidas vénganzas contra quienes osaran contradecir sus palabras y sus gestos
    Lo hacen un personaje oscuro temible por propios y extraños
    Su paso por la política y los destinos de nuestro lastimado país , marcaron para mal, los derroteros , la historia y el futuro, pues sumados a su limitadísima capacidad de economista se sumaron el derroche -aun duele a la economía sus maratonianos viajes en no uno, DOS aviones presidenciales , con su séquito de aplaudidores y comensales, sumado eso a sus intestinales desiciones para expulsar con piola a compañías extranjeras a las que ahora estamos pagando enormes indemnizaciones .
    Sumemos lo que sus amiguis – si no él- se llevaron en crudo y cocinado bajo el pretexto de Acuerdo entre privados .
    Aún claman justicia los procesados con cortes de bolsillo y aún lloran los sospechosamente desparecidos….
    Y el punto final es la pérdida ciudadana de la fe en la moral pública … antes anhelábamos al menos pagar lo justo en los impuestos…quien en sano juicio puede querer pagar impuestos … cuando los que hicieron de la política un ahora o nunca, ahora viven en el extranjero con todo y sus familias sin trabajar — mucho debe ser lo llevado.
    En fin, y pensar que ahora en ese estrecho pensamiento en el Ático lo único que aspira es que la justicia se vuelva a vendar los ojos y que se quiera olvidar , nombres de gente humilde a la que se maltrató , sin contar los Balda, Villavicencios, Figueroas, Jiménez ,Baldas y muchos vilipendiados.
    Época nefasta en la que borregos sin memoria quieren borrarla, para traer sin resquemor, a la peor escoria amoral que maltrató a la ciudadanía ecuatoriana!!!!

  9. El miserable corrupto destrozó muchas familias, muchas vidas costó el 30S para nada, si por lo menos le hubieran obligado a renunciar, hubiera valido la pena tanta desgracia, y claro, ahora nos toca pagar a nosotros la justa reparación a esos policías, pero el pago emocional jamás será saldado, el miserable cobarde que sólo ladra desde lejos debería pedir perdón a estos servidores públicos y a todo el país, lamentablemente no podrá hacerlo nunca porque jamás volverá, pero de la justicia divina no escapará él y toda su generación.

  10. Las lágrimas del ex policía Guanotasig.
    Sí, símbolo de la sed de poder y la miseria humana.
    Por respeto a los distinguidos lectores de 4Pelagatos, me abstengo de lanzar los epítetos que se merece este canalla.

  11. Muy atinadas palabras Jose. El aprendiz de dictador Rafael Correa, embriagado de poder y su sed de venganza, persiguio, encarcelo y arruino muchas vidas. La justicia de los jueces corruptos se vendio a cambio de dinero y mas coimas. La justicia de Dios que no se compra con dinero, hoy le esta pasando factura al delincuente profugo en Belgica y sus esbirros complices de tanto dano, tanta corrupcion y tanta maldad.

  12. Y el psicópata de Correa, tan tranquilo como si nada. Jamás le quitó el sueño el hecho de haber destruido la vida de miles de familias por este y por otros eventos que demuestran fehacientemente su talante criminal y homicida. Ojalá algún día pague el inconmensurable daño que hizo a miles y miles de personas inocentes, sin mencionar la destrucción de todo un país.

    • Igual que el Crnel buen día frente al pelotón de fusilamiento en 100 años de soledad con la diferencia que aquí no hubo realismo imaginario, solo hubo robo descarado

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