La racha de preguntas arrancó hace algunos meses. Preguntas lícitas: ¿Qué va a pasar en 2022? ¿La vacunación resistirá el embate de nuevas cepas o el país tendrá que volver, como ya está ocurriendo en países europeos, a nuevas cuarentenas? ¿Las señales de reactivación se traducirán en inversiones, creación de empleo, mayor productividad, crecimiento de exportaciones y descenso de los niveles de pobreza? ¿Crecerá la economía por encima del 3% como prevé el gobierno; lo cual sigue siendo insuficiente dada la contracción de casi 8% del PIB en 2020? ¿Se aprobarán la ley para aupar inversiones y la ley laboral para facilitar y regular la contratación de esos casi seis millones de personas que carecen de empleo formal? ¿Se centrará la Asamblea Nacional en las urgencias del país o seguirá extraviada en resoluciones y exhortos insulsos, espectáculos deprimentes y exculpaciones delictivas, cuyo ejemplo recoge el caso del asambleísta Eckenner Recalde?
¿Qué hará políticamente el presidente Lasso, cuyo margen de maniobra se achicó seriamente? ¿Habrá cambios en su gabinete? ¿Qué harán el gobierno y el país frente a las amenazas de paralizaciones ininterrumpidas que según Leonidas Iza empiezan en enero? ¿Cómo encarará el gobierno el problema del narcotráfico cuya gravedad queda señalada en las declaraciones de Michael Fitzpatrick, embajador de EEUU? ¿Habrá un cambio de timón y se emprenderá seriamente la lucha contra la corrupción? ¿Qué hará el presidente tras la crítica, unánime, que recibió el anuncio de la creación de una Comisión Nacional Anticorrupción compuesta, esencialmente, por las instituciones del Estado? La catarata de preguntas es inagotable.
Y de nuevo, todos los actores (empresariales, sociales, académicos, mediáticos… los ciudadanos de a pie) que buscan respuestas, llegan al mismo punto: la incertidumbre. Ecuador sigue siendo fiel a esa tradición. El país no es consciente del costo social y sobre todo financiero que implica vivir y producir sin certezas. Colgado del azar. Sometido a lo imprevisible. Rehén de eventos aleatorios en los cuales las oraciones (para los creyentes) o la buena suerte (para los fieles del esoterismo) tienen el mismo valor que la planificación racional para un alemán.
Preguntar por lo que pasará en 2022 es, en Ecuador, lo más parecido a un ejercicio de prestidigitación. Y lo es porque cada actor -incluido el gobierno- puede reivindicar una agenda y proclamar que tiene un plan y plazos para ejecutarlo. Pero una sociedad no es -para pedir una ayuda a la física- un batiburrillo de sistemas aislados, como parece estar establecido en el país. Las sociedades que funcionan son aquellas donde hay fijación de metas comunes, intercambio consciente y colaboración consensuada. De lo contrario, cada actor -incluido el gobierno- puede terminar, como es el caso, pedaleando en el vacío.
Ahora está de moda dividir la realidad política entre libertarios y supuestos socialdemócratas. El correísmo dividía el país entre ellos y neoliberales. Leonidas Iza entre capitalistas y partidarios del comunismo indoamericano. Otra división puede ser entre demócratas y partidarios, velados o confesos, de dictaduras y modelos autoritarios. El hecho cierto es que no hay 280 divisiones, como lo indican las cifras de partidos y movimientos inscritos en el CNE. Lo que aquello prueba es que el país es proclive a funcionar con sistemas cerrados. En cada uno cabe un político y sus amigos. Por eso cada uno tiene la razón, habla maravillas de sí mismo, decreta que hay dinero para hacer lo que su instinto populista dicte y, sin lucir irrazonable, trabaja con denuedo para acortar el plazo del residente en Carondelet.
Que sea imposible prever con cordura y acierto lo que ocurrirá en 2022 habla de un país insensato políticamente e inmune ante las pruebas que tiene de que, como funciona, está condenado al fracaso. Por supuesto, el presidente tiene una misión y una responsabilidad sin par. Por eso el 2022 podría depender de tres incógnitas. Una: si el presidente decide, mediante un gesto vanguardista, proponer un sistema abierto para romper el statu quo. Dos: si encuentra interlocutores para hacerlo. Tres: si la sociedad civil interviene y fuerza a los actores políticos a salir de sus respuestas automáticas y trilladas. ¿Ilusorio? Puede ser, pero lo demás es puro remake.
Foto: Presidencia de la República.
¿Qué va a pasar en 2022?
Lasso podría perder credibilidad debido a una dificultad inesperada y para la cual su manual político no tiene una respuesta fácil, la estanflación: situación económica de un país que se caracteriza por un estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y el aumento del desempleo. Por que la inflación a pesar de tener el dólar como moneda corriente ? La inflación que tenemos es de costes: aumentos de sueldos sin sustento técnico y carga financiera a las empresas cuando nuestros vecinos están aproximadamente al 32%, nosotros estamos al 42%. Imposible que los inversionistas vengan a invertir cuando nuestro pais no es rentable y encima poca seguridad jurídica. Eso ha inquietado a muchas personas que solían apoyar a Lasso. Han visto cómo los precios al alza han erosionado el poder de compra de su dinero.
China y Vietnam son países comunistas, pero al igual que países de economías abiertas como Taiwan o Singapur, han atraído inversiones. Y a todos ellos les ha ido mucho mejor que a los países latinoamericanos como Ecuador.
A menos que los políticos ecuatorianos aprendan que no pueden reducir la pobreza ahuyentando las inversiones, la economía seguirá cayendo, y Miami seguirá beneficiándose de su demagogia.
Que va a pasar en el 2022 ??????? : PRIMERO , si Fiscalía , la Justicia , el Ejecutivo y las Fuerzas del Orden , no paran la sedición y afanes golpistas de Iza y los Robos , habrá inestabilidad en el país , que es con lo que precisamente sueñan estos Srs . SEGUNDO , si a través de una Consulta Popular convocada por el Presidente y apoyada por los ciudadanos , no se cambia el relajo que se vive actualmente , cada vez estaremos más cerca del abismo . TERCERO , si no se lucha de manera clara y frontal contra la corrupción , este brutal mal que nos aqueja , seguirá destruyendo la confianza ciudadana y la Institucionalidad . FINALMENTE , si el Presidente no implementa cambios profundos en la Administración Pública , y remueve a los sectarios SOCIOLISTOS , que están prestos a boicotear cualquier iniciativa que vaya a favor del país y en contra de sus intereses , no podrá implementar los cambios que el Ecuador necesita .
Muy buena pregunta la propuesta for el Dr. Hernández. Yo creo que la respuesta debe ser optimista: nuestro querido Ecuador va a salir adelante, y para esto todos debemos aportar positivamente y exigir al Presidente Lasso que cumpla sus ofrecimientos de campaña con los cuales nos convenció y lo elegimos mandatario y por lo tanto los mandantes esperamos un camino lleno de buenos resultados para evitar caer en el derrotero que ahora enfrentan Venezuela, Cuba, Argentina y ojala no se venga lo mismo en Chile, países donde la población muere de hambre, no hay medicinas, no hay energía eléctrica, no hay trabajo, no hay nada en absoluto, pero eso si los ladrones, corruptos y asesinos gobernantes viven cómodamente. ¿Que esperamos de Guillermo Lasso?
– Que despida, pero ya, a tanto pipón enquistado en las entidades públicas y que no hacen absolutamente nada en bien del país y aquellos que allí se quedan entiendan que el servidor público esta para tratar bien a los ciudadanos y cumplir a cabalidad con su trabajo.
– Venda ya todos los activos “inactivos” que solo significan una carga pesada para el fisco.
– Encarcele y los extradite a USA a todos los militares, policías, políticos y servidores públicos corruptos que se han dejado embriagar con el dinero mal habido del narcotráfico.
– Con el poder que le otorga el mandato de los ecuatorianos ponga orden en la desdichada asamblea Nacional del Ecuador para que despidan y encarcelen a tantos corruptos “honorables” que allí se enquistaron y solo succionan el dinero del pueblo sin aportar en nada.
– Escoja muy críticamente a sus cercanos colaboradores. Muchos de los que ahora están allí le están haciendo mucho daño a él y al país.
– Actúe con mano dura contra los talibanes criollos como Iza o Vargas que solo buscan la destrucción del Ecuador. Ellos deberían estar en la cárcel, penados como terroristas debido al enorme daño que causaron a Quito y al país en general en octubre del 2019 y que siguen causando daño con sus amenazas de paros y huelgas. Eso es terrorismo psicológico.
– Ordene la derogación de las leyes que permiten el abuso de delincuentes y narcotraficantes y que por el contrario penaliza a los policías honestos que combaten a los ladrones y criminales.
La lista es muy larga, pero si solo estas pocas acciones las pone en práctica, el país mejoraría de manera extraordinaria.
Presidente Lasso, los que votamos por usted, queremos que el gobierno haga bien las cosas, tuvimos esperanza en usted y seguimos teniendo, pero ya es hora de ver aciertos en sus decisiones, revise su equipo algunos parece que están con letargo. Hay que dar lucha a los traidores y corruptos como Rafauel Correa, Iza, Ruiz, etc. ACCION!
Mientras no haya FIRMEZA, DISCIPLINA, PATRIOTISMO, HONESTIDAD y COMPROMISO en la gestión del gobierno de turno, lo que pasará en el 2022 será “la misma mierda pero con diferente mosca”, punto final.
El pobre país está meado por la araña con sus “presidentes”
Verdaderamente, el pesimismo ya es de todos. Todo corroído, no hay institución que esté libre de pecado, que no haya sido ultrajada por los chuchumecos. Lo único que está boyante es la corrupción. Los que caen presos al poco tiempo salen libres sin devolver ni centavo al Estado porque “no hay cárcel por deudas”. Otros escapan por “el debido proceso” que para muchos ni asoma. La ley echa a su talla y medida. Por lo mismo, la única “profesión” próspera es la de “político”, debe ser por el “éxito” que ve que alcanzaron otros de esta laya. Más de 280 grupúsculos politiqueros, cada uno con sus sueños de perro. Y se echan mordiscos entre ellos para que no les roben la presa. Las ideologías son señuelos usadas indistintamente para captura de incautos. Ninguno sueña verdaderamente con una patria mejor: se secaron los idealistas. Y si hay alguno, no convence. La única esperanza que nos queda es el Presidente: ojalá se sacuda pronto y no caiga en el marasmo.
En medio de las incertidumbres, hay varias certezas:
1. El río Coca y sus afluentes continuarán erosionando las laderas. El gobierno continuará construyendo tramos de carreteras y oleoductos en el mismo lugar… para que se hundan al poco tiempo.
2. El dólar seguirá siendo moneda oficial del Ecuador. Por lo tanto, seguiremos siendo un país extremadamente caro, con bajisima competitividad, donde campea el contrabando.
3. La “guerra contra las drogas” (invento de Estados Unidos) continuará a nivel mundial, ya que Joe Biden y los demás polticos de ese país no tienen el cerebro para entender el FRACASO ESTREPITOSO de esa estrategia.
4. Cómo consecuencia de lo anterior, las mafias del narcotráfico internacional continuarán creciendo, fortaleciéndose, y corrompiendo todo, en todo el mundo. Incluido el Ecuador.
5. El gobierno de Lasso continuará haciendo exactamente lo mismo que hasta ahora en temas de economía, comercio y seguridad, pues depende
(como siempre) de los préstamos del FMI y los multilaterales.
Si nuestros deseos se cumplieran, haríamos unos cuantos pliegos de peticiones dado el sinnúmero de problemas que tiene el país en todos los órdenes: económico, político, social, ambiental, seguridad, ect. Sin embargo, si algo está en sus manos presidente; RESCATAR LA INSTITUCIONALIDAD DEL PAÍS, con servidores públicos capaces y probos que cumplan con sus funciones en beneficio de la ciudadanía. Que se destierre la pereza, las malas caras, el odio y la conformidad, porque los ecuatorianos ya nos hemos cansado de ser maltratados, no escuchados y a todo trámite “el vuelva después de tres días, una semana y así pasan los años y no se resuelve nada”. O la otra frase acuñada, “es un proceso tiene que esperar”, ¿esperar que?, que se despierten, que trabajen, que entiendan que no pueden ganar un salario de agache, que tienen que destaparse las orejas para oír el clamor ciudadano. Sr presidente es hora de cambiar; a los vagos, inservibles, reciclados, del correísmo, del morenismo y recuperar la efectividad y eficiencia en el orden público. Si solo esto se cumpliera el 2022 ya fuera distinto, porque todos estarían ocupados buscando el servir a l@s ciudadanos y dejarían de pensar en robar y tal vez teniendo el ejemplo en el Ejecutivo, OJALÁ LA ASAMBLEA CAMBIARA A LOS DIEZMEROS, A LOS QUE INVENTAN INFORMES, A LOS QUE ROBAN BIEN, A LOS QUE COMETEN FALTAS ORTOGRÁFICAS Y SE DEDICARAN A PREPARSE Y NO ESTAR EN COMPONENEDAS ENTRE LOS REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS POLITICOS, PORQUE AL PUEBLO, ESTOS MAMELUCOS NO NOS REPRESENTAN.