El correísmo jubiló parte de la sociedad política. La elección presidencial completó esa tarea el 7 de febrero del año pasado cuando, de los 16 candidatos en primera vuelta, 7 obtuvieron menos del 1% de votos, 4 menos del 2%, y solo 1 el 2%.
¿Y los otros cuatro candidatos? Guillermo Lasso es presidente. El candidato finalista, Andrés Arauz, no lidera el correísmo; Yaku Pérez abandonó a Pachakutik y la Izquierda Democrática no reconoce en su integralidad a Xavier Hervas como su líder. El resultado de todo esto es alarmante: en un país con 260 organizaciones políticas y medio centenar pidiendo ser reconocidas por el Consejo Nacional Electoral, sobran dedos de un mano para hablar de líderes políticos nacionales.
Esta realidad impone, entre muchas otras, dos consecuencias básicas. Una: no hay proyectos políticos que contengan al país en su conjunto. Dos: la política que se practica no es (porque dejó de serlo o muy raramente ha sido) el instrumento idóneo para propiciar los cambios que el país necesita. Ninguno de esos líderes representa una mayoría de ciudadanos; no tienen partidos ni equipos preparados y fogueándose en la formulación y manejo de políticas públicas y, lejos de animar la conversación pública, viven, como refugiados, en sus redes sociales.
El resultado de todo esto está ahí: Ecuador está estancado, bloqueado, fragmentado y con más posibilidades de regresar al totalitarismo o a la anarquía que de abrazar una opción racional que lo saque de este deporte nacional que consiste en sumar retrasos. El lío está en resolver una pregunta que no emerge del todo, por ahora, en la escena de la conversación nacional: si la política no es la herramienta para mover el país, ¿cuál es, entonces, para parafrasear a Arquímedes, el punto de apoyo para hacerlo?
La ley, dicen los políticos. Leyes más duras contra la delincuencia, pregonan los socialcristianos desde hace décadas. Otra Constitución dicen todos aquellos que creen que el proyecto autoritario y populista del correísmo desaparecería volviendo a la Constitución de 1998. Recurrir a una consulta popular, dice el presidente Lasso, cuando piensa en reformar la Justicia y el Código Laboral de 1938.
Cambiar la ley ha sido otro espejismo nacional. Desde 1830 el país ha cambiado 21 veces la Constitución. Nadie niega que los marcos jurídicos modifican los escenarios, pero no produce mutaciones en los ciudadanos. Y ahí está el problema. Por eso, la pregunta subsiste: ¿si la política no es la herramienta para producir los cambios, cuál es, entonces?
Es claro que el país necesita un instrumento susceptible de transformar la política misma. La prueba la produjo Participación Ciudadana en noviembre pasado: propuso una veintena de reformas al Código de la Democracia. Su idea es fortalecer un número racional de partidos y movimientos políticos, eliminando así la miríada que hay. ¿Quiénes tienen que hacer esa reforma? Los partidos y movimientos políticos. La lógica y la historia prueban que no se pegarán un tiro en la nuca. Esa es precisamente la vorágine, con visos de eternidad, en la cual se debate el país.
Pregunta: ¿no es evidente que los referentes y sus sinónimos (ideas, creencias, convicciones, paradigmas…) con los que mayoritariamente se maneja el país, en el campo de las políticas públicas, han caído en desuso? Lo dice la realidad. Para sacar del inmovilismo al país se necesitan nuevos paradigmas. Y eso implica provocar una ruptura cultural. Las consultas sí sirven y la propuesta de Participación Ciudadana es acertada. Pero exigen -para que produzcan cambios reales y se sostengan en el tiempo- una profunda transformación en la visión que tienen los ciudadanos y sus organizaciones sociales y políticas.
La revolución que planteaba el correísmo consistía en abrazar modelos fracasados. La ruptura propuesta sí es necesaria, aunque debe ser cultural e inspirarse en la contemporaneidad que impone ver el mundo con nuevos ojos. Eso acarrea entender que las ideas que sostienen el simulacro de país que se tiene, deben ser reemplazadas.
Esa debería ser la tarea de la academia, la prensa, las minorías, los nuevos políticos (son tan pocos) y los jóvenes que no quieren vivir mirando por el retrovisor. Esa debería ser también la tarea del presidente Lasso y su equipo si quieren evitar ser, si aún es tiempo, la presa de turno de las mafias del statu quo.
Foto: La Hora.
En mi opinión todo los partidos políticos buscan el beneficiar a una sola elite , muchos de ellos abandonan su ideales, inclusive abandonan su ética por beneficiarse, tal es el caso de Lennin Moreno que durante su periodo de candidatura afirmo ser de partido político de Alianza país y una vez llegado al poder se retiro del partido político para inclinarse hacia la un movimiento de derecho , este claro ejemplo que los políticos solo quieren llegar al poder y cuando llegan no les importa el país ni el pueblo , solo buscan el beneficio que les pueda dar estar arriba en el poder, por lo cual si seria necesario realizar un reforma donde también exista ciertos parámetros para los políticos que hoy en día lo que generar es una real decepción a los Ecuatorianos por la falta de preparación que algunos tienen y esto se evidencio mucho en las elecciones 2021 que parecía una presentación de payasos que no sabían nada sobre temas fundamentales para el manejo del país
En verdad, el país está inmerso en el mar de incoherencias, confusiones, desvergüenzas, corrupción descarada, que desmotivan al ciudadano honrado. Los “políticos” y sus partidos que solo ven por sus intereses y cuando llegan al poder poco les importa el país. Muchos presidentes en quienes confió el pueblo, no atacan los problemas a fondo y se contentan con una “manito de gato” y su foto en la galería del Palacio (y el sueldito extra hasta su muerte). Y eso, los honrados. Otritos, son populares porque “han robado pero también han dejado robar”. Y “déjenlos volver”; no los persigan.
En verdad que mucho mejoraría la marcha del país con una reforma al Código de la Democracia para que no suceda lo que hoy, funcionarios públicos y de elección con grilletes y glosas. Y nos clavan impuestos sin misericordia. Y más sobrados. Y también reformar las leyes del sistema judicial con las que, los operadores, muchas veces se contradicen en sus sentencias, cada quien tiene su punto de vista; (no se qué ven, pero ponen su “granito de arena” en el relajo). Y en cuanto a los “políticos” que dicen ser, porque ya han aporreado a las ideologías, dejarlos a un lado; solo cabe elegir, para la administración pública, personas que hayan destacado en el servicio a la sociedad, y gocen de un prestigio intachable. Soñar es gratis.
Será que esconder ganancias de toda índole, es un mérito??. Tener a favor a quienes reclaman honestidad y una conducta impoluta es un triunfo indiscutible.Hecho cierto que se acepta sin cuestionarlo,pensando en mejorar con el proponente del cambio . Resulta que no tiene que hacer mucho después de todo se beneficia de un pueblo distraído en cuestiones intrascendentes . En serio son malas nuestras leyes?? o quienes tienen por su profesión hacerlas cumplir , le ponen precio y se convierten en empleados del infractor. Uniformes que compra el estado para vestir a quienes le hacen una gambeta al país y rinden cuentas mediáticas de sus escuálidas acciones. El dragado del Río Guayas por ejemplo , encargada la tarea a un cuerpo acostumbrado a vivir como parásito. Nadie reclama cuentas y ellos no tienen para que ofrecerlas. Siguen aquí los gringos ???
El único líder que se erige como todopoderoso es la corrupción.Capaz de pagar buenos sueldos sin importar su nivel de preparación académica y apellidos rebuscados, Muchos sucumben y se rinden en su presencia, y estamos de toda profesión. Cabezas que elegimos para dirigir al país y los dejamos solos, en el peor de los casos. En el otro se muestran inamovibles, justificando lo que siempre tuvieron entre ceja y ceja , hacerse de un gran negocio y el producto de su venta para los niños desnutridos. Su capacidad no alcanza para trazar una política publica que se convierta de estado y atender un sector de nuestra población vulnerable. Triste antagonizar con alguien que de forma insulsa propone casilleros,es una variable que nos impide crear opinión y endulzar el debate.
Me parece que es un poco ingenuo pensar que el correísmo fue un movimiento fracasado, cuando en realidad fue exitoso en su tarea de desmantelar las estructuras del estado, enriquecerse de manera grosera y dejar una riada de seguidores convencidos de que gracias a ese movimiento el país dio un gran salto hacia adelante, negándose a ver que el salto fue hacia un abismo insondable. Como movimiento delincuencial, no tiene nada que envidiarle a las bandas criminales colombianas o a las mafias mexicanas o albanesas, a quienes les abrieron las puertas, como siempre, excusando sus metidas de pata en nombre de los principios de la izquierda más cavernaria imaginable.
Aquí no se habla del correísmo como movimiento; se habla del correísmo como representante de un MODELO FRACASADO. Hay una enorme diferencia. Gracias por comentar en 4P.
Las mafias del statu quo, estan inmersas en la sociedad y los ciudadanos nos volvemos sordos,ciegos y hasta cojudos. Porque si no sincronizamos con sus designios, somo unos vende patrias, ecologistas infantiles, retrogrados, cerebros disminuidos y toda una retahíla de sandeces, que al nuevo lider se le ocurre.
Claro todo lo anterior sucede, porque los votos de la antigua chusma velasquista y bucaramista, ahora se la pelean correistas, PSC,CREO,PACHACUTIK y lo poco que queda de la Izquierda Democrática.
Es decir líderes con ética, conciencia y conocimiento de la cosa pública, es casi imposible encontrar en la sociedad ecuatoriana en general. Por dondequiera que se aplaste sale pus.
Parece que lamentablemente para nuestro país , no hay otra salida que tener que pasar por una profunda catarsis , y renacer de las cenizas . Esperar algún cambio desde la Asamblea , imposible ; y en una Consulta Popular , siempre habrá el peligro de que los ciudadanos sean manipulados y engañados por los politiqueros de siempre y se “equivoquen ” .