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Los jóvenes antisistema 2023

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Las elecciones de 2023 van acercándose y surgen detalles dignos se ser tomados en cuenta por los aspirantes a ser elegidos como autoridades locales. Uno es la gran presencia de jóvenes que serán sus electores determinantes en las elecciones seccionales.

Cada vez más los jóvenes ganan mayor protagonismo en el ejercicio de la política. Ya sea porque la sociedad pospandémica les está demandando la solución de los problemas modernos o porque -aunque no quieran- al constituir el mayor porcentaje del padrón electoral, ellos podrían ser los que definan el destino de las democracias con su voto.

En Ecuador, para las elecciones del 2023, los jóvenes de 18 a 30 años conforman alrededor del 60% del padrón electoral. Es decir, ellos tendrán en sus manos prácticamente el poder de poner autoridades de elección popular en las elecciones seccionales.

Esto, plantea varios problemas. En el escenario de una gran dispersión de candidaturas -si no se producen alianzas ni coaliciones- los jóvenes tendrán que elegir casi al vuelo entre cientos de candidatos. Con seguridad se inclinarán por los que más conozcan, o por aquellos que les llegue con ideas contemporáneas, afines a las suyas.

¿Pero en qué están pensando los jóvenes? Estudios demuestran una apatía generalizada con el ejercicio de la política, como consecuencia de la crisis de representación que viven los partidos. Se cree que la apatía que manifiestan los jóvenes respecto a las instituciones políticas, guarda relación directa con el desinterés que esas instituciones han mostrado y siguen mostrando por sus problemas y preocupaciones.

Hace poco, un focus group desarrollado por politólogos en una universidad colombiana, mostró que los jóvenes sienten que el sistema político y sus instituciones no generan espacios para que ellos puedan participar e incidir en las decisiones. No se conectan con una generación distinta y con ideas diferentes.

Ante la negativa de las organizaciones políticas de sintonizarse con ellos, los jóvenes han reaccionado radicalmente con una postura de desafección política. Han roto con las formas tradicionales de hacer política y se interesan por ideas que plantean formas atípicas e innovadores de solucionar sus problemas a mediano y largo plazo: suscriben propuestas antisistema.

En este contexto, los jóvenes electores del 2023 posiblemente serán ciudadanos que consideran anticuados a los partidos que competirán en las elecciones. Además, y a pesar de autodefinirse como pragmáticos, sus héroes están mayormente en el Internet.

Los jóvenes siguen las huellas de la creatividad y sus ideas de progreso y éxito generalmente están ligadas a nuevos paradigmas donde sus prioridades son poder sentirse libres, viajar y ser  creativos.

Los jóvenes que pondrán las autoridades en el 2023, son esencialmente antisistema; por tanto, paradójicamente, no saben bien con quién estar. Tienen más claro lo que no quieren y lo que rechazan, pero están en duda permanente sobre lo que buscan.

Los partidos que quieren convencerlos que voten por ellos, les toca demostrar que los escuchan y probar, además, que pueden generar consensos porque eso también buscan los jóvenes que no aceptan gato por liebre. Por lo tanto, deberán incluir en sus programas opciones para esta generación que sueña con modelos de ciudades más incluyentes; ambientalmente sostenibles, seguras, y solidarias.

Así son los jóvenes antisistema 2023.

Ruth Hidalgo es directora de Participación Ciudadana y decana de la Escuela de Ciencias Internacionales de la UDLA.

5 Comments

  1. Los tarados “antisistema” andan e otro patín, le hacen más caso Bad Bunny que a sus padres, mentes amariguanadas durante 14 años están dando los frutos esperados por el correismo nefasto y corrupto. País de a gaver

  2. Interesante artículo. Cuando atendemos al sistema , significa , que es un modus operandi para engañar , robar y desinformar . Elegimos a ejecutivos(políticos ) que nos impone el hampa y que muchos son reconocidos como las élites. Caso contrario se candidatizan ellos mismos y defender de forma directa y efectiva a sus sectores.Con atención y sin variantes siguen siendo los mismos . Pasean por muchos medios de comunicación sus intereses e influencias con el único fin de protegerse. Se hacen invitar . Cuál es el espacio para que la juventud alcance sus objetivos a través de la política ??. El hampa siempre en alerta los enrola en sus filas , alternativas independientes desaparecen, precisamente por lo que aquí con acierto se ha escrito. Exigir y reclamar mayor inclusión es obtener resultados contrarios. En la internet y redes sociales la informacion enriquese y faculta el desarrollo de elementos de juicio que invaden el espíritu juvenil,con independencia de la edad. He aquí la oportunidad.

  3. Los jóvenes deberán dejar a un lado la apatía política para construir su futuro. Deberán organizarse para exigir que se generen los espacios necesarios para satisfacción de sus necesidades. El mañana es de ellos, por lo mismo, deberán hacer temblar al mundo como sugería Montalvo. Ahorita deberían estar organizándose para reclamar a la Asamblea del cálculo, una reforma a ese Código de la Democracia, por ejemplo, para que se defina ese “champuz de partidos políticos” y puedan participar. Y leer mucho, sobre todo, para que reconozcan a aquellos politiqueros que han robado y quieren seguir robándoles su futuro y no tropiecen cada vez en las mismas piedras. Los jóvenes, y solo ellos, serán los artífices de su porvenir.

  4. Los jóvenes antisistema van a ser convencidos por los políticos de siempre que juegan bajo las leyes del sistema como se ha demostrado de que no son cómplices de lo mismo? Eso no es muy antisistema que digamos, lo mejor sería tratar de refundar uno nuevo. El problema es que en muchos casos los jóvenes antisistema crean un nuevo sistema peor al anterior más o menos como en Chile o como fue Ecuador 2008. Será que hay solución a este problema? Lo que hace falta es que los antisistema definitivamente quieran al sistema alejado de sus vidas, no que sea reemplazado por el “sistema apropiado” que no es más que la copia del anterior pero con los dogmas del buenísimo o nacionalismo vigentes en cierta época. Lo que hay que hacer es comenzar a destruir el actual y no solo absorber a todos en el de siempre camuflado de moderno. Que el nuevo sistema esté lo más alejado de los privilegios para unos pocos y de las vidas de la gente, que no tenga chance de hacer cosas por “el bien común” que como se ha visto no es más que control social y pugnas de poder porque el sistema actual tiene bastante para repartir entre los que lo dominan.

  5. Dos ideas sueltas:

    1. Los mayores de 30 años tampoco nos sentimos representados por la clase política existente: partidos caducos, sin ideas, con candidatos desconocidos y oportunistas. Como siempre, tocará votar por los menos malos.

    2. Los jóvenes no son un grupo homogéneo. Hay mestizos, negros, mulatos, indígenas. Hay estudiantes, microempresarios, empleados formales, o informales, amas de casa, desempleados. Hay jóvenes que tienen una familia que les apoya; otros viven en entornos conflictivos; otros están desamparados. Hay ricos, de clase media, pobres, indigentes. Hay quienes pasan sus días en las redes sociales; otros no tienen celular ni conexión a internet. Unos pocos tienen carro; otros tienen moto; algunos se movilizan en bicicleta; otros viajan en bus; otros a pie.

    De toda esa población, es razonable suponer que la amplia mayoría busca oportunidades de superación, empleo, y seguridad. No se puede decir lo mismo de las ciudades sostenibles.

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