Cynthia Viteri y el Partido Social Cristiano mantienen una relación que encaja perfectamente en lo que se denomina como “relación tóxica”. Por definición, una relación tóxica es la que genera cierto daño o malestar en ambas partes, sin embargo, no se puede salir de ella por la dependencia emocional que conlleva.
En este caso, se puede extrapolar el concepto de relación tóxica a la política. Cynthia Viteri fue la elegida por Jaime Nebot para continuar con la implementación del llamado “modelo exitoso” en Guayaquil. Durante los primeros meses de su gestión como alcaldesa de la ciudad, Viteri se mantuvo bajo la alargada sombra de Jaime Nebot y llegó a perder parte de su popularidad debido a que la percepción de una parte de los guayaquileños era que, si Viteri quería ser como Nebot, carecía de su ejecutividad para administrar la ciudad.
Viteri rápidamente se dio cuenta de que por ese camino la reelección como alcaldesa de la ciudad corría peligro, por lo que decidió que era el momento de marcar perfil propio. Cambió su estilo, su forma de comunicar y se dedicó a atender a los sectores más desfavorecidos de la ciudad de forma presencial e incluso se podría decir demagógica, sin embargo, los resultados están a la vista: Viteri goza de una alta popularidad en la ciudad, pese a las diferentes denuncias de actos de corrupción que pesan en su contra. Viteri dejó de utilizar los colores del PSC y anclarse en el partido o en su líder para mantener su popularidad, sino que se cobijó bajo los colores celeste y blanco de la bandera de Guayaquil y posiciona la marca “Cynthia” con cada vez más fuerza en la ciudad.
Por su parte, un partido tan tradicional y con un liderazgo tan vertical y único como el PSC no ve con buenos ojos que Viteri tenga un perfil propio tan marcado y que sus siglas se vean diluidas en beneficio de la marca “Cynthia”. El PSC aspiraría que sean sus colores y la imagen de su líder el paraguas bajo el cual cualquier candidato pueda conseguir éxitos electorales, por lo que la estrategia de Viteri la convierte en un “verso suelto” dentro del partido.
La separación entre Viteri y el PSC se vuelve más evidente aún en la relación que ambos mantienen con el gobierno nacional. Mientras que el PSC conforma alianzas antinaturales con el correísmo y los rebeldes de Pachakutik para cooptar las instituciones y remover a Guadalupe Llori como presidente de la Asamblea Nacional, Cynthia Viteri mantiene una relación más que cordial con Guillermo Lasso y con el gobernador del Guayas, Pablo Arosemena, incluso apoyándolos públicamente en temas como la seguridad de la ciudad. Las diferencias entre Viteri y el gobierno nacional han quedado reducidas a la decisión sobre si se podían realizar clases presenciales o no durante la última ola de COVID-19 en la ciudad. Viteri se ha mantenido totalmente alejada de las decisiones del PSC en el ámbito nacional y se ha mantenido enfocada en su labor como alcaldesa de Guayaquil.
Las denuncias de corrupción sobre Viteri son un lastre para el PSC en el país y ha decidido mirar para otro lado esperando que la Fiscalía esconda la basura bajo la alfombra, y la alianza del PSC con el correísmo y los rebeldes de Pachakutik es algo que Viteri prefiere ignorar para no tener que explicar si está de acuerdo o no con lo que hace el partido del que –por ahora– forma parte.
La relación entre Viteri y el PSC es tóxica porque a pesar de que deberían separarse, se necesitan. El PSC necesita a Viteri para poder mantener –aunque sea nominalmente– la alcaldía de Guayaquil, ya que en el escenario actual cualquier cambio de candidato podría generar una dispersión en el electorado y poner en bandeja de plata a cualquier otro partido o movimiento el Sillón de Olmedo. Por su parte, Viteri sabe que mientras el PSC no ponga otro candidato que pueda quitarle parte de su electorado tiene la reelección prácticamente asegurada. Viteri y el PSC cada vez tienen menos en común y transitan caminos diversos, pero son conscientes de que, en lo relativo a Guayaquil, es mejor tener una relación tóxica con poder a perderlo todo.
Ricardo Flores es abogado.
Discrepo un tanto con usted abogado, no creo que la Dra. Viteri tenga aún la popularidad que dice, pero si estoy de acuerdo que el PSC esta llegando a su muerte, sino hace un cambio profundo en sus lineas y por lo que veo para las elecciones que se acerca no tiene ningún perfil fuerte.
Saludos
Solo repetiré el lema del alcalde Medellín:
“PARA EL MAL HUMOR
HAZTE EL AMOR”
y si es, en la isla MEJOR
Para las personas decentes y honestas que en el Guayas han apoyado desde hace décadas al PSC, ha sido un doble golpe la caída de las caretas tanto de Nebot como de Cynthia. El primero, siempre prepotente y bocón, aparentaba tener valores y cívicos y morales, que no han sido tales al complotarse con el prófugo del ático, exponente máximo de la corrupción y el pillaje. Mientras que la alcaldesa se despojó de la túnica de castidad con que siempre se cubrió en sus múltiples campañas políticas, para desnudar sin ningún pudor ni dignidad, no solo su cuerpo, sino también,su verdadero “yo”, causando estupor, indignación y asco a quienes le cedimos nuestro voto de confianza en las urnas. Lo más tristes es ver la poca reacción de los militantes afiliados al PSC, que salvo poquísimas excepciones, ni han levantado su voz ni han han marcado distancia por el desvergonzado cambio de rumbo del partido, que sin duda marcará diferencias notables en las futuras elecciones seccionales.
Lastimosamente es asi, mientras más chabacana y vulgar se vea, el pueblo que es quien elige la favorecerá con el voto, así haya robado o no, como hace obra, no importa que lleve tajada, como dicen los mediocres.