El 4 de mayo, es decir hace apenas 9 días, el gobierno colombiano decidió extraditar a los EEUU a Otoniel, el capo del llamado Cártel del Golfo. No habían pasado ni dos días de aquello y estalló la venganza: un paro armado ordenado por sus lugartenientes que duró cinco días y dejó el desolador saldo de 8 personas muertas, 187 vehículos incinerados, la interrupción de servicios básicos y la escasez de alimentos en varios municipios.
El paro armado tuvo lugar sobre todo en el noroccidente, donde opera el Clan de Golfo. Dejó un mensaje aterrador: los carteles están en capacidad de arrebatar al Estado el control de su territorio. Resultó que a partir del paro se evidenció que, al menos 130 municipios en Colombia, están bajo el control de las fuerzas del Clan del Golfo, un grupo al que no le mueven objetivos políticos o ideológicos, como en algún momento fue el caso de la guerrilla, sino simplemente la necesidad de controlar los territorios por donde circula la droga. “Una de las primeras obligaciones de un Estado es el control territorial, y aquí hemos tenido falencias -dijo el gobernador de Antioquia, Aníbal García-. Lo que este caso nos tiene que llamar es a una reflexión profunda sobre una estrategia de corto, mediano y largo plazo del Estado en su conjunto, para tener un verdadero control del territorio”.
El departamento del Chocó es uno de los casos más aterradores de lo que significa que el Estado pierda el control sobre el territorio y las instituciones. Quibdó, su capital, no muy lejos de la frontera en Esmeraldas con el Ecuador, es una ciudad donde los carteles tienen, desde hace al menos dos años, un sistema de toque de queda todas las noches para ejercer su poder absoluto. Si alguien sale de sus casas sin la autorización !pum¡. Las cifras oficiales hablan de un asesinato cada dos días desde que comenzó el año.
Según el diario El Colombiano, de Medellín, el pasado mes de diciembre fue el más trágico de la historia reciente de la ciudad. Muy pocos se atrevían a encender sus luces navideñas porque ese solo gesto, según los mafiosos, es sinónimo de estar “embilletado”. Y tener dinero, aunque sean las ganancias de un improvisado puesto frutas en la esquina, pone a cualquiera en la mira de los criminales.
En Quibdó manda el cartel de los Mexicanos, pero el terror lo imponen también los Palmeños, los Zetas, los Calvos, los Locos y estructuras del Clan del Golfo y del ELN, entre otros. En la ciudad solo se puede caminar sin miedo en dos cuadras, las que rodean la sede departamental de la Policía, en el centro de la ciudad.
A los que se niegan a pagar “vacunas” les lanzan artefactos explosivos a sus viviendas y establecimientos comerciales o les rompen las ventanas a tiros. Algunos han tenido que salir en la madrugada de sus casas rumbo a Medellín y otras ciudades porque ya no tienen cómo compartir una tajada de sus sueldos con los delincuentes y temen por sus vidas. En los chats familiares los mensajes de “buenos días” se acompañan con el reporte de asesinatos de la noche anterior. Circulan, ya sin ningún pudor por la costumbre, las imágenes de hombres baleados en matorrales, cuerpos sin alguna extremidad que fueron encontrados a la orilla de cualquier río y las notificaciones de capturas judiciales.
La guerra está diezmando la juventud de Quibdó, dijo El Colombiano en un editorial de hoy. Primero les ofrecen drogas, después les enseñan a disparar. Los jóvenes son los que matan, los jóvenes son los que mueren, los jóvenes son los que salen a las calles a protestar con su arte por la desidia, dicen ellos, del gobierno, pero tal vez sea la desidia del país todo.
A los que se enrolan en el Clan del Golfo les pueden pagar entre 200 y 300 dólares mensuales. Los sueldos más elevados son para los que pasaron por el servicio militar y ya están formados Las cuentas para los que están en otros grupos urbanos son diferentes y operan bajo comisiones por servicios. Si cobran una extorsión de unos mil dólares, pueden quedarse con 40 dólares. Invitan a sus amigos a consumir marihuana o coca y esas mismas drogas se convierten en otro incentivo para quedarse. “En la zona donde vivimos no reportan los dedos, los pies y las cabezas que aparecen”: eso contó un habitante del barrio El Reposo a la reportera de El Colombiano, asegurando que los integrantes de las pandillas tienen fusiles 556, el punto 50 de francotirador, subfusiles Ml y hasta ametralladoras M60.
Esos sujetos están uniformados, pero no son policías y algunos visten gorra negra con una marca roja que dice AUC. Si tocan la puerta de la casa, hay que abrirles; si hay una fiesta, asisten sin ser invitados; coquetean con las mujeres y reclutan a los menores de edad, por eso decenas de ellos están en sus filas.
Su negocio es que los jóvenes no vayan al colegio, tenerlos desocupados y ofrecerles un qué hacer en los combos. En el barrio El Reposo amenazaron a los profesores de la Escuela Isaac Rodríguez para que no dieran clases y consiguieron su objetivo de tener a todos los niños y niñas de la zona sin estudiar. A estas mafias no les gusta que se abran las escuelas ni que los chicos asistan a clase.
Según Crime Insight, un tanque de pensamiento de los EEUU que estudia estos fenómenos, lo que ocurre en Quibdó no es excepcional aunque sea el caso más paradigmático de la violencia que ejercen los cárteles en Colombia. El puerto de Buenaventura, más cerca aún del Ecuador, en el departamento del Valle del Cauca, ofrece un buen ejemplo de cómo la dinámica local puede jugar a favor de los intereses de los grandes grupos criminales. Ahí, una pequeña banda conocida como La Local ha logrado imponer su dominio criminal en el importante municipio portuario a través de una alianza con los Urabeños, mientras que otros grupos como el ELN y disidentes de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han tratado de establecer su presencia en la ciudad.
La tragedia del sicariato, la inseguridad y la violencia en una ciudad o una región es un fenómeno que es directamente proporcional al poder que alcanzan los carteles locales. La capacidad de los Estados para controlar su territorio; es decir, ejercer la más básica de sus tareas, está en peligro. Lo que pasa en Quibdó y seguramente en otras zonas de la región puede estar ya ocurriendo o por ocurrir en el Ecuador. La violencia, el sicariato y el lavado de dinero son apenas las señales de lo que puede llegar a pasar con las mafias locales. Hay otros ejemplos. Por ejemplo, el ya público auspicio de algunos señores de la droga a aspirantes a candidatos a las alcaldías de pueblos en Esmeraldas y Manabí.
Foto: Comisión de la Verdad de Colombia
Las leyes policiales protegen primero al delincuente que a la victima, si uno intenta hacer justicia por mano propia es uno quien va a la cárcel antes que los victimarios y delincuentes, si un policía mata o hiere de gravedad es dado una baja deshonrosa, las leyes son papel, claramente recordamos el caso donde un gran grupo de policías se quedaron viendo lo que un delincuente apuñalaba a una victima y no hacían nada por miedo a ser ellos los juzgados y no quien realmente cometió el crimen.
Hace mucho tiempo debíamos haber reconfigurado las fuerzas armadas para este enemigo. Que hacemos con los blindados metidos en Riobamba? con unidades de infantería en Pichincha? Hay que movilizar estos recursos a la frontera norte.
Más allá de una visión pesimista de la situación lamentable que viven Quibdó, esto es una aportunidad de reflexionar coletivamente y tratar de erradicar estas conductas errantes desde el momento que se evidencien, tomando como base estos ejemplos de otras localidades. Si bien hay personas que por medios maquiavélicos tratan de saciar su propia codicia desmesurada , también hay personas que luchan cada día por seguir adelante por el camino correcto, siendo resilentes ante las adversidades, es por esto, que por medio de las actividades que estos grupos infames restringen como la escolarizacion, la libertad de los jovenes o cualquier clase de persona, un gobierno intolerante ante estos actos, es que se puede hacer frente a estos maleantes, siempre recordando que el verdadero “capo de la vida” será aquel que siga una vida ética y moral, escoltados por buenos valores que nutran a la sociedad haciendo que cada vez vaya hacia mejor.
Es muy difícil leer este tipo de artículos porque la crueldad en la que se escribe es cierta, los Ecuatorianos estamos peligrando mucho con la frontera que está cerca de esmeraldas, actualmente se ha visto muchísimo sobre el sicariato y la guerrilla es un tema muy fuerte, como mencionan ni el poder político ha logrado frenar este tipo de cosas, las personas privadas de la libertad (incluyendo políticos) tienen más arrebatos y derechos decisivos sobre un pueblo y lo que pasará lo cual es crudamente aterrador.
Con este tipo de actos nos damos cuenta que el mundo cada vez está peor, ya que actualmente se ha visto que las personas que están privadas de libertad tienen mucha más autoridad y control sobre muchas cosas. Debido a esta situación es muy difícil poder mejorar en cualquier aspecto ya que al negarse a este control por parte de estos delincuentes puede ser muy peligroso para todas los que están en contacto con los mismos.
Alarma mucho lo que sucede en el vecino Pais ya que estamos tan cerca de ser como ellos en el Ecuador, preocupante sería si aquellos grupos delictivos transpasan fronteras y buscan instalarse en nuestro Pais, si con lo que tenemos no podemos no nos imaginemos si llegaría a suceder, es por ello que inmediatamente deben implantarse políticas fuertes para prevenir el ingreso de estos cárteles y para combatir a las mafias nacionales
La comportamiento delictivo que están presenciado algunos países de Latinoamérica causa miedo y temor por parte de las personas hacia su vida, sus hogares y familiares. El hecho de no poder encender las luces navideñas por miedo a la muerte es alarmante. Además de no poder transitar tranquilamente por las calles de su propia ciudad ya que tienen impuesto un toque de queda por personas que se dedican a la comercialización de la droga. Ecuador en Esmeraldas especialmente ya se está presenciado el poder de las pandillas sobre las familias y los pocos ingresos económicos que tienen en el hogar. Por esta razón, los ciudadanos de Esmeraldas y Manabí deben elegir lógicamente a sus representantes en las alcaldías, para que los protejan de actos ilícitos.
Falta de inteligencia policial para desmantelar las estructuras. Cuál es el beneficio de enviar criminales a prisión a largo plazo no es sostenible. Los que viven como reyes acabarán en la cárcel: construyen casas, compran coches, lavan dinero y gastan como locos. Ahora son un modelo peligroso para nuestros hijos, porque aunque todos lo supieran, porque alardeaban de azúcar y cerveza importada, nadie los tocaría. Casi todos pudimos dar una pista de quiénes eran, pero guardamos silencio, porque al menos yo no fui testigo de una campaña de acusaciones reales, porque sentimos que la policía, el juez y el político no eran socios, ni pantalones que arreglar. .
Ahora sabemos que todo va a empeorar antes de mejorar donde la corrupción, sicariato, robos, pandillas y falsas promesas serán mas habituales que respirar sus conflictos de poder desatados por quedarse con la gallina afectaran a las personas de bien, se alzan como la hierba pero bien conocemos el dicho esta nunca muere, las medida y políticas de seguridad del cambio son como una oz que corta pero no erradica, porque ningún asambleísta y políticos de los nada respetados partidos dan una solución digamos porque ellos colocarían una ley que erradique este mal ? porque no son tan idiotas como para colocar una ley que los mande a la cárcel a ellos mismos. Me surge una ultima intriga ¿Qué hace un mentiroso (político) cuando muere? la respuesta es que sigue mintiendo.
Cuando se lee esta noticia no puedo evitar pensar el Guayaquil no es regionalismo pero que mal tiene que estar esta ciudad para que cuando surge la palabra “cloaca” llegue a nuestra mente esta cloaca de ciudad.
El Choco es una región históricamente olvidada por el estado Colombiano, su ausencia se manifiesta en sus habitantes de manera dolorosa en todos los aspectos. La pobreza, la no continuidad de estudios superiores, empleo, pésimas carreteras , es una región que carece de un buen hospital regional todo esto ha sido el caldo de cultivo para que el natcotrafico simiente su maquinaria barbara que consume la vida de hombres y mujeres , jóvenes y padres desesperados que optan por vender su alma al dinero 💰 de narcotraficantes, aún sabiendo que terminaran presos o muertos.
Es preocupante la escalada de violencia que existe en Colombia, aún más preocupante sería si aquellos grupos delictivos traspasan fronteras y buscan instalarse en el Ecuador. Es por ello que inmediatamente deben implantarse políticas fuertes para prevenir el ingreso de estos cárteles y para combatir a las mafias nacionales
Desde los años setenta del siglo pasado, el mundo se ha visto embarcado en la llamada “Guerra contra el narcotráfico”. Una guerra que, se entiende, enfrenta al Estado (los Estados) con las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de estupefacientes. Y esto ha sido mayormente visto en paises latinoamericanos.
Sabemos que ya estamos a nada de pasar por la misma situación que pasa Colombia el tener que dar la ciudad al narcotráfico pero sabemos que evitarlo también puede ser imposible por que estos grupos compran a las personas de grandes cargos para que dejen seguir con su gran negocio y que a la final ellos mandan por eso sucede con las cárceles los líderes se pueden cambiar y asesinar a quien quieran.
Falta inteligencia policial para desarticular las estructuras. De que sirve meter delincuentes en la cárcel, eso a la larga es insostenible. Deben estar en la cárcel los que están viviendo como reyes: construyen casas, compran carros al contado, lavan el dinero, y gastan como nuevos ricos. Ellos que ahora son un peligroso ejemplo para nuestros hijos, ya que a pesar de que todos saben, porque ellos mismos se vanaglorian en las borracheras con cerveza importada y whisky, nadie los toca.
Casi todos podemos dar indicios de quienes son, pero callamos, porque al menos yo no he visto una campaña real de delación, porque sentimos que policías, jueces y políticos, sino son cómplices, no tienen los pantalones para poner orden.
Sin duda muy oportuno analisis a tomar en cuenta, con mejor conocimiento de la realidad se debe como sociedad exigir a quienes estan a cargo en territorio asuman la responsabilidad de trabajar en equipo tanto en educacion (no adoctrinamiento sino valores y productividad)como en seguridad sumando acciones (sin lavarse las manos por conveniencia electoral o complicidad) ejemplo “alcaldes delincuentes cobardes como la de guayaquil” y de la misma forma los mamarrachos que manejan la asamblea con las escepciones debidas y la mayoria de delincuentes que fungen de jueces sean algo responsables de su proceder. Solo trabajando conjuntamente exigiendo y transparentando todo a tiempo se lograra mantener el orden y ahuyentar este flagelo.
Necesitamos un León Febres Cordero que ponga orden y que tanto odiaron los terroristas en su tiempo.
Estimado Martin: siempre leo sus sesudos análisis. Pero con todo respeto no concuerdo con una frase: que Quibdó “se encuentra no muy lejos de la frontera con Esmeraldas” “Físicamente ” Quibdó está a 880 km. Cerca está por Ej Tumaco. De ahi lo medular, el problema del narcotráfico, es real y nos puede llegar. Un abrazo
La realidad es que Ecuador está próximo a vivir la misma situación que nuestro país vecino Colombia, incluso ya es un hecho que la inseguridad en el país es muy grande y también existen zonas en las cuales la Policia incluso no puede ni ingresar. Quibdó es el perfecto ejemplo de lo que puede suceder próximamente en nuestro país.
Lo mismo pasa desde hace fuuuuuuu en el Ecuador.
El Estado ecuatoriano ni siquiera puede controlar quién entra y quién sale de las cárceles, ni quién entra y quién sale del ministerio de Defensa!! Mucho menos puede controlar las fronteras, ni las zonas selváticas.
En Ecuador el narcotrafico ha ingresado con más fuerza por una falta de seguridad.
Incluso hay nuevos grupos que desde una cárcel en el cual no deberían tener ni celular se comunican para organizar peleas, asesinatos para callar a a la gente.
Se debería analizar nuevas estrategias para las cárceles ya que allí hay una sobrepoblacion que nos desfavorece por que no tenemos guías penitenciario s para la demanda necesaria de estos centros.
Y cada vez se aumenta la delincuencia y el peligro en las calles.