Ayer, al cierre de la jornada electoral, Colombia descubrió que había sufrido algunas mutaciones. La más evidente, por su trascendencia en la coyuntura política, no fue el 40,32% obtenido por Gustavo Petro: fue el 28,15% logrado por Rodolfo Hernández. Ese porcentaje lo pone en segunda vuelta y le otorga probabilidades políticas y electorales de convertirse en el nuevo presidente el 19 de junio. Los resultados muestran, no obstante, cambios estructurales cuyas tendencias eran perfectamente perceptibles y que, desde ayer, son hechos en la sociología y en la política de Colombia. Cinco son esenciales, aunque hay más.
1. Colombia votó por un cambio: Petro y Hernández suman 68.5% del total de los votos. Los dos se declaran contrarios al establecimiento político. Petro, un ex guerrillero, es el representante de la izquierda más tradicional que en Colombia incluyó grupos guerrilleros y partidos de extrema izquierda. Hernández es un empresario millonario, impredecible y un outsider en la carrera que lleva a la Casa de Nariño. Y aunque fue alcalde durante tres años de Bucaramanga, su carrera política la ha hecho oponiéndose a los partidos y maquinarias tradicionales. Los dos cuestionan y se presentan como alternativa al statu quo. Se puede decir, entonces, que 7 de cada diez electores abandonaron el establecimiento tradicional y votaron por un cambio.
2. La izquierda crece electoralmente: con 40,35% de votos, Petro obtuvo, en su tercer intento por alzarse con la presidencia, el mejor resultado electoral en la historia de esa tendencia. La segunda vuelta dirá cuál es su techo. En este punto, ayer ese candidato hizo, al conocer los resultados, un ejercicio más político que estadístico: comparó los votos obtenidos en esta elección -8.527.768- con los de la primera vuelta en 2018 -4.855.069-. Tratándose de un voto de tendencia, y habiendo puesto el acento, como él lo hizo, en ganar en la primera vuelta, él debió comparar sus votos con los logrados en la segunda vuelta que perdió con Iván Duque: 8.040.449. En todo caso, y aunque los votos no son endosables, Hernández quedó mejor ubicado ya que del electorado de Federico Gutiérrez, que llegó tercero y que está más vinculado al ex presidente Uribe, no saldrá voto alguno hacia la candidatura de Petro.
3. El declive del uribismo: la derrota de Federico Gutiérrez, que muchos daban como finalista, y que tuvo 23,91% de votos, retrata el desgaste que ha sufrido Álvaro Uribe en el escenario político. Hasta el triunfo de Iván Duque, Uribe fue el gran elector de Colombia. Gutiérrez era para el grueso de los electores, el candidato uribista en esta elección. Eso explica la actitud de Petro al querer convertirlo y tratarlo como el adversario más importante. En su campaña, él era un imperativo estratégico: así podía hacer jugar su perfil alternativo y mantener el relato del continuismo frente al cambio. La derrota de Gutiérrez no solo dinamita sus planes sino que prueba que el uribismo dejó de ser una fuerza política nacional: mientras Petro ganó en 19 departamentos y Hernández en 13, Gutiérrez sólo ganó en Antioquia.
4. Del antiuribismo al antipetrismo: los resultados de ayer produjeron una inesperada mutación en el estatus político de Petro. Él era el polo opuesto al uribismo, su alternativa. Ahora él es el polo extremo, el peligro que las fuerzas democráticas deben evitar que llegue a la presidencia. Muchos de los electores no votarán el 19 de junio por Rodolfo Hernández: votarán contra Gustavo Petro. Eso lo forzará, en estas tres semanas, a correr hacia el centro en un ejercicio desesperado para tratar tranquilizar a un electorado progresista que se refugió, en esta primera vuelta, en la candidatura de Sergio Fajardo que sumó 888.585 votos.
5. El cambio no une a Colombia: Rodolfo Hernández capitaliza, y lo hará con mayor fuerza en la segunda vuelta, los votos que un día fueron de Álvaro Uribe, del partido liberal y conservador y otras fuerzas del centro hacia la derecha. Se ignora cómo irá al encuentro de esas fuerzas, cuyos jerarcas ha tratado con gruesos términos. En claro, para ganar él tendrá que representar la Colombia que quiere un cambio de rumbo, pero que se opone abierta y resueltamente a la izquierda que encarna Petro. Él, aún desplazándose tácticamente hacia el centro, tiene propuestas intervencionistas y proteccionistas en el campo económico, populistas y no financiadas en el terreno social y abiertamente inquietantes en libertades individuales. Dicho de otra manera, las visiones de Petro y Hernández difieren profundamente. En cualquier caso, Colombia se mantendrá dividida, aunque sean otros los actores que juegan en la cancha.
Foto: Presidencia de la República.
Antipetrismo.
Indiferente
Que enferma está Latinoamérica, siempre eligiendo entre el menos peor, así no vamos a salir nunca del subdesarrollo. Sé que cada país es un mundo, pero a simple vista podemos ver que en el México de AMLO están viviendo mucho de lo que nosotros vivimos con el correato, populismo descarado, vendiendo humo y falsas revoluciones, corrupción galopante, autoritarismo, desinstitucionalización, persecución a los críticos y opositores, y por supuesto eternizarse en el poder, Boric en Chile en pocos meses ya está haciendo gala de gran ineptitud, inmadurez y populismo, Perú ni hablar, un bodrio total, Argentina con el peronismo y los K enquistados en el poder, un país otrora de los más ricos ahora totalmente empobrecido. Yo si creo que Perú, Chile, Colombia y México necesitaban un cambio, pero queda demostrado que no siempre lo nuevo y diferente es mejor, incluso el cambio puede ser para peor debilitando o hasta destruyendo lo positivo que ya se tenía. Se imaginan Argentina o Venezuela bien gobernados? Con toda la riqueza que tienen ya podrían ser naciones desarrolladas. En el caso de Colombia me queda claro que el menos nocivo es Hernández, creo que en el peor de los casos será una suerte de Piñera que pasará sin pena ni gloria. Algo bueno de Colombia es que tiene instituciones más o menos fuertes, así que si gana Petro tampoco es que podrá hacer lo que le dé la regalada gana, pero si les tocará aguantarse todo el teatrito, payasadas, cagadas y papelones que acostumbran estos remedos de salvadores de la patria. Hasta cierto punto me preocupa que un gobierno de Petro pueda convertirse en auspiciante y financista del correísmo y otros indeseables, con plata, tácticas y estrategias para desestabilizar el país. A diferencia de Venezuela e incluso Perú, Colombia nos es muy cercana, no sólo físicamente hablando, y lo que ahí ocurra nos puede afectar tanto para bien como para mal…
Lúcido análisis. El antipetrismo triunfará en segunda vuelta. Un político tan experimentado y talentoso, según Petro se dice de sí mismo, no debió haberse equivocado de forma tan flagrante escogiendo a una candidata vicepresidencial estalinista. Francia M. no le suma ningún voto, más bien le resta muchos, o al menos, los necesarios. ¡Qué torpe fuiste, Gustavo, lo echaste todo por la borda!
Y que le espera a Colombia si 19 de junio gana el antipretismo? Si mira al vecino pais de Ecuador podrían encontrar la respuesta, ahí ya saben que significa tener a un millonario empresario en poder, a un año del mandato todos los sectores del país están a días de volcarse a las calles para reclamar los derechos más básicos de salud , educación., seguridad. La desatención a temas fundamentales ha sido la constante en el gobierno del millonario indigente al dolor del pueblo.
Claudia, el coronavirus es igual en todo lado. La política no. Me parece que lo que pasa aquí en forma alguna puede ser comparado con lo que ocurre en Colombia. Y viceversa. En todo caso, gracias por leernos y comentar en 4P.