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Golpe: el correísmo quedó con la bata alzada

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Hoy se hizo público y oficial: el correísmo tenía un plan para activar el artículo 130 de la Constitución para destituir al presidente Guillermo Lasso o, en su defecto, el 140 que habla de la muerte cruzada. La revelación la hizo el correísta Juan Lloret. Ocurrió en medio de la frustración y la crispación que se desató entre los correístas y sus aliados al no poder revocar el decreto ejecutivo 455 que declaraba el Estado de excepción. Esto porque el presidente Guillermo Lasso envió uno nuevo, el 459, que anuló al 455 que estaba en el orden del día de la Asamblea como punto central de la agenda. Con la movida de Lasso, el correísmo y sus aliados se quedaron en el aire: iban a revocar algo que ya no existía.

Gracias a su sinceridad o desfachatez, quedó en claro que el correísmo quería agarrarse del decreto de excepción que establece la “grave conmoción interna”, como causal para activar el mecanismo previsto en la Constitución para destituir al Presidente de la República. Lasso “acaba de reconocer en su decreto 455 y seguramente en el 459, que existe una grave crisis y conmoción social interna” dijo Lloret en tono pausado y casi lánguido.  “Cuando él (Lasso) menciona esos términos automáticamente habilita mecanismos plena y legítimamente constitucionales”. De acuerdo al legislador “ahí se activan el 130 de la Constitución que le permiten tener herramientas tanto al Ejecutivo como al Legislativo para que el pueblo ecuatoriano, en estricto sentido democrático, pueda tomar una decisión sobre lo que es los difíciles momentos que está pasando”.

El plan para revocar el decreto del Estado de excepción había sido articulado durante el fin de semana cuando, bajo los auspicios del correísmo y los disidentes radicales de Pachakutik y la ID, se habían conseguido 72 firmas que permitían al presidente Virgilio Saquicela convocar a la sesión. En principio, esa iniciativa hubiera fracasado igualmente aunque Lasso no hubiera firmado un nuevo decreto: a la hora de la verdad no hubo los 70 votos necesarios. Se supo que de los seis votos que pensaban tener de los disidentes de la Izquierda Democrática, cinco se echaron para atrás. Además, al menos seis votos de Pachakutik que inicialmente se habían comprometido tampoco estuvieron disponibles en la sesión de hoy. Como dijo Ricardo Vanegas de Pachakutik “esta sesión ya no tiene sentido porque el decreto que vine a derogar ya no existe. Así que pasemos a otro punto”.

Si la intervención de Lloret oficializó lo que el correísmo quería, la intervención de Fausto Jarrín puso en evidencia el golpe brutal que significó para esa bancada la movida de Lasso. Desencajado, irritado, a momentos desorientado y visiblemente agresivo, Jarrín no pudo ocultar la decepción de su movimiento: habían creado una inmensa expectativa y montado para la sesión toda una parafernalia previa con discursos e intervenciones de colectivos de derechos humanos para argumentar la necesidad de echar abajo el decreto. Todo eso cayó en el vacío y la impresión que persistió en la sesión es que la supuesta mayoría que busca la caída de Lasso se quedó con la bata alzada.

El discurso de Jarrín reveló un asunto más: la idea de revocar el Estado de excepción no solo fracasó hoy, sino que no va a funcionar aunque consigan los votos necesarios. El asambleísta confesó ser consciente de que Lasso puede emitir la cantidad de decretos que crea necesarios, en caso de que se evidencie la intención de la Asamblea de revocarlos. Ofuscado y agresivo, Jarrín no pudo ocultar su frustración ante lo que llamó “la jugarreta de Lasso”.

Para colmo de males de los interesados en desestabilizar a Lasso, agarrándose de la “grave conmoción interna” que se menciona en el decreto de excepción, la legisladora del gobierno, Ana Belén Cordero, hizo leer la ley en la cual se dice que el Ejecutivo puede notificar a la Asamblea del nuevo decreto hasta el miércoles a las 18:00. Es decir que recién ese día, se podría convocar a una nueva sesión, en el caso de que haya los votos, para echar abajo el nuevo Estado de excepción.

El operativo del correísmo para activar el proceso de desestabilización a Lasso se derrumbó como castillo de naipes: apenas duró dos días y fue, como se vio, profundamente humillante para sus ideólogos. El puyazo final les llegó de su más enconado opositor: Fernando Villavicencio. El legislador les restregó que durante el gobierno del “prófugo” Rafael Correa se decretaron 93 estados de emergencia para reprimir protestas y que ahora pretenden condenar uno más.

Foto Asamblea Nacional

21 Comments

  1. Rafael Correa: tendremos que reunir firmas para la revocatoria de mandato a Guillermo Lasso. Nosotros, pueblo ecuatoriano, debemos reunir firmas para exigir a las autoridades respectivas se acelere la extradición del prófugo de “manos limpias y corazones arrechos por el robo”.Su nueva residencia debe ser la cárcel de Latacunga.
    “Este es el golpista”, le responde el presidente Guillermo Lasso a Rafael Correa sobre propuesta de revocatoria de mandato. Lasso también mencionó que al exmandatario le afectan las incautaciones de droga que ha realizado su gobierno. Fue un jab de derecha al mentón del Mashi.

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