Por lo que ocurre en el mundo, hay que considerar que la agitación social que se vivió en el Ecuador no es un fenómeno que se explica únicamente por razones internas. El paro indígena y la tentativa paralela de echar abajo al gobierno de Guillermo Lasso, no parece que pasó sin que intervengan factores que afectan a muchas otras partes del planeta.
Basta ver que la semana pasada medios de comunicación de otros países, como por ejemplo The New York Times o CNN, colocaron al caso ecuatoriano como un ejemplo más de la agitación social que se está desatando en todo mundo. Otros, como Foreign Policy señalan que lo que ocurrió en Ecuador es tan solo el primer episodio de una ola de inestabilidad social y política que, pronostican, está por venir en América Latina.
La causa de este fenómeno es, básicamente, un proceso inflacionarios que afecta sobre todo a los alimentos de primera necesidad y a los combustibles. Ésto se explica porque el mundo sale de un pandemia que trastocó los procesos productivos y obligó a las potencias mundiales a inyectar enormes cantidades de dinero en el economía; también a la invasión rusa a Ucrania, centro neurálgico de la producción de cereales, aceite y, en el caso de Rusia, de combustibles. Un cóctel perfecto para que las sociedades más pobres entren en un proceso de estrés social que irremediablemente se traduce en inestabilidad política.
Lo que está ocurriendo no es nuevo. La llamada Primavera Árabe, recuerda The Economist, se produjo por un alza en el precio del trigo, producto esencial en la alimentación de las sociedades del norte de África y Medio Oriente. Ese fenómeno sacó del poder a cuatro presidentes y condujo a dos terribles guerras: Siria y Libia. Ahora, la invasión rusa a Ucrania ha hecho que se haga más difícil conseguir los granos y la energía otra vez. Esta vez, la inflación agarra a los países pobres en curva: lo que ocurrió en la pandemia golpeó las economías de los sectores más vulnerables y dejó a sus gobiernos más endeudados de lo normal. El endeudamiento de esos países es de casi el 70% y las tasas de interés subieron también por los mismos motivos. El Fondo Monetario Internacional sostiene en un informe de mayo que hay 41 países en “apuros de deuda” o en alto riesgo de estarlo. Sri Lanka ya ha entrado en mora y literalmente “se ha fundido”. Ahí, turbas hambrientas incendiaron vehículos, invadieron edificios gubernamentales y han obligado al Presidente que echara del gobierno al primer ministro que, resulta, es su hermano. En Perú ya han comenzado las protestas con un paro de transportistas la semana pasada y Laos está al borde del default. Argentina no anda lejos.
Según The Economist, la ira por el costo de la vida contribuyó, entre otros factores, a que en Colombia se eligiera a un gobierno de izquierda el 19 de junio. Esa publicación sostiene, en su estudio que se publicó en junio, que ha elaborado un modelo estadístico para examinar la relación entre la subida de los precios de los alimentos y los combustibles y los disturbios políticos y que este revela que ambos han sido históricamente buenos predictores de protestas masivas, disturbios y violencia política. El análisis apunta a que cuando hay este tipo de estrés económico, también se dispara la molestia por la corrupción: siempre hay funcionarios públicos que hasta por los más pequeños trámites cobran coimas a personas que están desesperadas. “Recordemos que el detonante de la Primavera Árabe fue el suicidio de un vendedor ambulante tunecino, que se prendió fuego para protestar contra las constantes demandas de pago de los policías corruptos”.
Pero al igual que lo que ocurrió en el Ecuador, no son únicamente los estados los afectados por la agitación social. Para los negocios privados el tema de la violencia generado para las protestas se está convirtiendo en uno de los factores de riesgo más importantes. A tal punto que la mundialmente poderosa aseguradora Allianza Global Corporate, AGCS, lanzó una advertencia a sus clientes para que consideren este fenómeno tan peligroso como el terrorismo. Con las redes sociales y la posibilidad de coordinar acciones, los manifestantes se han convertido en auténticos terroristas. Las plataformas de los medios sociales en la activación de los disturbios civiles también es cada vez más influyente. Los paros, los disturbios y los movimientos de protesta violentos suponen un riesgo para las empresas, ya que, edificios y activos pueden sufrir costosos daños materiales y las operaciones comerciales pueden verse gravemente perturbadas. En el caso ecuatoriano, el sector privado dejó de vender, en 18 días, 725 millones de dólares, según estimaciones del SRI.
Según las proyecciones del Índice de Disturbios Civiles de Verisk, es probable que 75 países experimenten un aumento de las protestas para finales de 2022, lo que se traducirá, por ejemplo, en una mayor frecuencia de los disturbios y en más daños a las infraestructuras y los edificios. El panorama es más sombrío para los 34 países que se enfrentan a un deterioro significativo para agosto de 2022. Más de un tercio de estos estados se encuentran en Europa y Europa Central (12), seguidos de América (10), África (6), Oriente Medio y Norte de África (3) y Asia (3).
¿Qué pueden hacer los gobiernos y los Estados para neutralizar o al menos suavizar las consecuencias por la irritación social? La tarea es difícil, sostiene The Economist. Un buen comienzo sería eliminar las políticas que desincentivan la producción de alimentos, como los controles de precios y las restricciones a las exportaciones. Los agricultores de países como Túnez dejan las tierras fértiles sin arar porque tienen que vender su cosecha al Estado por una miseria. Por otro lado, los multilaterales que asisten a las economías en problemas, como el Fondo Monetario Internacional, deben ser generosos pero sin dejar de controlar cuidadosamente cómo se gasta el dinero. Deberían actuar con rapidez. The Economist sostiene que cuanto más tiempo se permita que toda esta ira fermente, más probable es que explote.
Foto: Redes sociales Sri Lanka
Estimado Señor Pallares, en general, lo que usted dice, y, lo que plantea The Economist. Sin embargo, los hechos en Ecuador, tienen características particulares:
LAMENTABLEMENTE, EL MOVIMIENTO INDÍGENA ACTÚA DESDE SUS ORÍGENES COMO UN GRUPO TERRORISTA CON VOCACIÓN COMUNISTA: Si analizamos, todas las protestas indígenas desde sus orígenes, vemos que las situaciones se repiten: bloqueo de carreteras, uso de mujeres y niños como escudos humanos, reclamos de cosas genéricas que en la práctica realmente no les afectan, actos violentos, asociación con otros grupos que buscan tomar el poder. Como resultado de esto, sus líderes obtienen poder político dentro de sus organizaciones, y, se proyectan como candidatos a cargos públicos, pero sus bases siguen siendo pobres y analfabetas. Además, en la práctica, la casi totalidad de indígenas que han ocupado cargos públicos, han sido unos auténticos ineptos: no han hecho ninguna obra pública útil, han malgastado el dinero público en proyectos inútiles, y, solo han conseguido que sus familias vivan de ser dirigentes.
A DIFERENCIA DE OCTUBRE DE 2019, LA MAYOR PARTE DE LA POBLACIÓN NO APOYABA LA PROTESTA INDÍGENA: Luego de la pandemia, todo los ecuatorianos que viven de su trabajo, y, no del estado (la mayoría de la población) buscaba la reactivación económica, y, votar por un banquero de derecha parecía una opción lógica. El caballo de batalla de los indígenas: el subsidio a la gasolina, no tenía incidencia en la mayoría de la población, a menos que seas correista. Entonces, si la protesta mayoritariamente la protagonizaron indígenas y correistas, como podemos afirmar que el país es parte de la hoguera global?
TODOS LOS HECHOS APUNTAN A FINANCIAMIENTO NARCO Y CORREISTA: Si todos tenemos claro, que el narcotrafico y Correa, financiaron por segunda vez un paro, con el objetivo de quitar del poder a un presidente que no les convenía a sus intereses comerciales y de impunidad, porqué debemos creer que lo qué pasó corresponde a un movimiento global causado por la crisis económica mundial? El nivel de entrenamiento de los violentos que participaron en las protestas generales y en los bloqueos a las ciudades, así como el comportamiento desquiciado de muchos indígenas, nos demuestran que esto no se trata de protestas, sino que está relacionado con los altos niveles de violencia de la delincuencia organizada en las calles y en las cárceles, además de 40 años de abuso dirigencial que formaron una masa de acomplejados.
Por lo tanto, NO parece buena idea, tratar de explicar los hechos violentos de las protestas de Junio, con una reacción global de crisis generalizada. Llegó la hora de aceptar la verdad: la dirigencia indígena actúa como un grupo terrorista, y, llegó la hora de detenerlos, con las herramientas que provee la democracia: la fuerza y las leyes.
Yo no concibo por que CNN es todavia un referente de algo, cuando ellos siempre han atacado a gobiernos que no son “progres” o de izquierda. Solo miren sus reportajes. Cuando estan gobiernos de izquierda doran las noticias a conveniencia y hacen unas entrevistas a los presidents de turno que parecen mas bien odas a los “lideres”. Cuando es alguien de derecha, lo que ven en cada pais multiplican por 10 para dar la mas mala imagen posible. Ejemplos? Solo miren lo que decian a Macri cuando el dolar estaba a 23.90, luego a 43 pesos por dolar. Hoy esta cerca de 300 pesos por dolar y no dicen nada porque el gobierno es de su simpatia.
Un país rentista como el nuestro siempre estará expuesto a protestas como la ultima, políticos y empresas que viven del estado son sanguijuelas que gustan de hacerse de dinero con poco esfuerzo. Claro mejor si los uniformados infiltrados se dedicaran a cubrirnos de la amenaza real y constante, la delincuencia. La guerra provocada por la OTAN en el este de Europa sin dudas no tiene sentido, acusar a un país de expansionista cuando EEUU está por todo el mundo con sus bases militares provoca asco por una crisis mundial descabellada, mas cuando en la información emitida por los medios expone una sola cara de la moneda.El FMI acude con sus prestamos de usura siempre y cuando exista de por medio un país, según ellos los EEUU esté en la linea de sus intereses, China no hace distingos para sus inversiones, mejor dicho negocios, le vale si un país es neoliberal o progresista. Estas movidas bélicas han fortalecido al dólar hechado en picada al euro y el rublo en alza. Es mi deseo que nuestro presidente se ilumine y alcance mecanismos de atenuar los problemas economicos de nuestro País.
Por desgracia lo que anuncia el artículo es real pero lo de Ecuador es un ejemplo clásico de como 3 o 4 indígenas inteligentes y asesorados por
” otros ” manipulan a los infelices que en el mejor de los casos crean el caos y destrucción de todo un país .
La naturaleza humana la compartimos todos, aquí o mas allá. El instintito de supervivencia, el deseo de fama y poder, la acumulación por sobre las propias necesidades, la ira como desfogue, el aprovecharse de los demás para beneficio propio, la mentira, la corrupción y el autoritarismo, en fin… Nos falta mirarnos como una sola aldea global que debe actuar mas sensible y solidariamente, donde la justicia sea justicia, donde la vida del otro también importe, y la sostenibilidad del planeta sea real.
El paro decretado por Iza y su séquito narcorreista de vándalos para asolar la ciudad de Quito, no debe quedar en la impunidad. Se vulneraron los derechos de la sociedad civil de todo el país que no pudo movilizarse libremente y se atentó contra su integridad física, destruyendo además la propiedad privada y pública, con saña y venganza. Deben pagar por todos los daños y las autoridades y empresarios realizar un inventario de los perjuicios debidamente valorados para que respondan por ellos. Causaron más daños que la pandemia.
Excelente articulo.