Un ministro de Gobierno es más que un perfil: es una circunstancia. Puede ser ideal en un momento y muy desaconsejado en otro. Francisco Jiménez no es, entonces, un caso de estudio. Lo que hace no es por voluntad propia: es una pieza del presidente Lasso. Él debe saber, en este que es el partido de su vida, qué jugadores pone y en qué posiciones. El dueño de la estrategia es él.
¿La personalidad de Jiménez cuenta? Por supuesto. Un entrenador busca condiciones y potencialidades en sus jugadores para que interpreten lo mejor posible su idea. Un análisis de Jiménez y sus movidas podría llevar, entonces, a conocer lo que quiere Lasso en el campo político. Si un ministro de Gobierno es un eslabón, un punto de unión entre fuerzas políticas, las preguntas son: ¿a quiénes quiere unir o movilizar Jiménez, y para qué?
Él es un ministro sin credibilidad en los sectores de opinión que eligieron a Lasso. Lo consideran -hurgando en razones o en recuerdos- un correísta tapiñado. En esos sectores su perfil no mejora con el paso de semanas, por el contrario: su actuación en el reciente paro de la Conaie fue juzgada indecorosa y humillante para el país. Esto fue particularmente visible en las redes sociales.
El paso de Jiménez por la Asamblea, su maleabilidad política (que incluye desde “sangre dulce” hasta cinismo miope), lo hace un personaje boteriano (sin ángulos ni estrías) apto para charlar con todo el mundo. Sobre todo con sus ex compañeros asambleístas que no por hacerlo, harán favores al gobierno. Pero Jiménez puede charlar de cosas por encima y por debajo de la mesa; una particularidad que Alexandra Vela ni tiene ni se esforzó en asumir.
Si Jiménez no goza de credibilidad en la opinión que votó por Lasso, ¿por qué está de ministro de Gobierno? La razón parece evidente: es un operador dedicado a la Asamblea Nacional, en la cual hay una mayoría que no ha sido certificada ante notario, pero que existe: correísmo, gran parte de Pachakutik y un grupo de independientes. El intento de provocar la muerte cruzada desde la Asamblea, inspirado por el correísmo, dejó partido el legislativo entre esa mayoría, que suma unos 80 votos, y una minoría de bloqueo en la cual está la ID, el PSC y la bancada oficialista. Y como ese intento solo puede activarse una vez en el período parlamentario, se entiende que la acción de Jiménez ya no se centrará en esa posibilidad y que los números de mayoría y minoría cambiarán en votaciones de proyectos de ley y juicios políticos.
La visión política de Jiménez (debe ser la del presidente) se limita, por ahora, a la negociación en las mesas técnicas con la Conaie y a la Asamblea. El ministro de Gobierno ha hablado de retomar la negociación con Virgilio Saquicela, que votó por la destitución de Lasso y mintió, en el mismo capítulo, para solapar que hubo una metida de mano delincuencial en el sistema informático de la Asamblea que cambió el voto de cuatro asambleístas aquella noche.
La calaña de Saquicela releva de analizar el tipo de acuerdos que pueda lograr Jiménez con él. Si se agrega que el correísmo y gran parte de PK quisieron botar a Lasso en las calles y en la Asamblea, se puede colegir el resto. En eso está empeñado Jiménez que, se supone, no debe hacer nada a espaldas del presidente. ¿Para sacar adelante qué tipo de leyes? Lo que seguramente ocurrirá con la Ley de Comunicación es sintomático: Jiménez resulta la pieza que el presidente Lasso ha usado -en una estrategia errática- para sobrevivir en el gobierno. Un postulado que él había descartado desde el inicio de su mandato.
Seguramente esa movida resulta necesaria en un tablero político sembrado de minas. Lo que no se justifica es que a eso haya reducido la política. No hay en su gobierno, fuera de su asesor Diego Ordóñez, quién hable a la sociedad. Y por supuesto, su equipo político (es ostentoso decir equipo) luce completamente descuajeringado. Jiménez seguramente hace lo que Lasso ha pedido. Y de eso habla el ministro de Gobierno como si resultara un proyecto de vida esperanzador contar que se reúne con el descalificado Saquicela y que habla con los golpistas del correísmo y de Pachakutik…
El gobierno no entiende aún lo que son los imaginarios sociales y cómo, en medio de tanta miseria política y moral, posicionar el discurso de un presidente que dijo que podía hacer el 90% de cosas que el país necesita sin pasar por la Asamblea.
Foto: Presidencia de la República.
El problema es simple: Lasso es un excelente administrador, pero no es el líder que sus votantes esperaron que sea. Además:
-Se supone que tenía un equipo que preparó sus planes durante 14 años, pero parece que no hicieron bien su trabajo, no por falta de capacidad, sino por visión: todos son aniñados y todos son de la costa, por lo tanto hay un sesgo; todos son buenos técnicos, pero no saben vender los datos, la sociedad no sabe hacia dónde nos dirige Lasso; todos son liberales, pero no entienden que eso no implica un estado débil; y, fundamentalmente, parece que nunca leyeron la historia republicana del Ecuador, si lo hubieran hecho, hubieran entendido el tipo de liderazgo que se requiere en nuestro país para ser presidente.
-Lasso no comunica: nadie sabe que es lo que realmente quiere. Durante el paro, parecía que en la mañana le hacía caso al Coronel Cobo y al General Carrillo, en la noche, le hacía caso a Jiménez.
-Lasso no arriesga: no se cayó, porque la gente no quería que se caiga, porque no quería que vuelva Correa, pero la gente tenía claro que el reclamo indígena no tenía sentido, y, estaba corrompido por el correismo y los narcos, entonces ante el nivel de violencia, se esperaba el uso contundente de la fuerza y la ley, pero, Lasso no arriesgó, y, encima permitió que su ministro Jiménez, cuya capacidad no verbal es nula, se humille a nombre del gobierno.
En definitiva, Lasso, no solo necesita un mejor equipo, sino creerse que el es el presidente, no el gerente.
Y si el Ministro Jiménez , deseara hacer algo positivo por el Gobierno del que es parte , debería preocuparse de la estructura política de CREO en las 24 Provincias del país , porque estas están totalmente DESCUAJERINGADAS ; y si esto no se recompone , producirá una verdadera catástrofe política para el Gobierno , en las próximas elecciones seccionales !!!!!
El Ministro conciliador y tiende puentes , con descalificados políticos y morales , es un verdadero peso muerto para el país y sus intereses . Desde que tuvo la desfachatez de proponer un pacto con los ROBOLUCIONARIOS , saqueadores del país , ya podíamos imaginar su ninguna sensibilidad política y peor conexión , con los verdaderos intereses del país y sus ciudadanos . Pero no nos queda más que seguir pedaleando , por el bien del país !!!!!!
Muy claro, Sr. Hernández. Por otro lado, si Lasso hubiese coincidido con la postura de Vela de la muerte cruzada que en ese momento se hacía indispensable, otra sería su estatura política. Lo que hizo fue entregarse en manos de los opositores correístas. Recuérdese que poco después de subir Jiménez, salió Glas de la cárcel entre vítores y aplausos. Impensable este sainete en tiempo de la doctora Vela.
El debilitamiento del gobierno de Lasso es parte de errores de conducción política sin equipo alguno que le acompañe. En tanto, prosigue la aclamación al prófugo en Bélgica con una información continuada y machacada para hacerle ver como el “pobrecito” al que le imputan falsedades por “envidia y maldad” de la derecha y el neoliberalismo.
A este paso, lo que Lasso va a conseguir, si no cambia el rumbo de su administración mediante una política que arrincone al populismo, como se vio durante el ministerio de Vela, será que Correa sea amnistiado de todas sus fechorías y regrese al país como un “héroe” y se quede como Ortega en el poder para desgracia de los ecuatorianos que apreciamos los logros liberales; la libertad de expresión, el primero.
Preguntemos al presidente Lasso hablando a calzón quitado, de una vez por todas diga al país “Quien chucha gobierna el Ecuador???”
Este señor que está sentado el Carondelet, evidentemente está siendo “gobernado” por resabiados rulimanes encabezados por el mojigato del Iza.
Realmente es cosa de locos, veamos, se pasa en campana años de años, al final consigue llegar, como sea pero llegó, tanta huevada para el día de hoy, encontrarse completamente sometido por la oposición liderada por los rulimanes y la loca del ático.
El gravísimo problema es que este señor está llevando al sufrido país derechito y sin desvíos a caer presa nuevamente de las garras de la loca del ático junto a toda su gavilla de delincuentes.
Pilas ecuatorianos, no podemos, ni debemos ser tan cojudos y quemimportistas quedándonos como simples espectadores mirando los toros de lejos, estamos en serio peligro de PERDER nuestro patrimonio, nuestras familias y nuestra LIBERTAD si continuamos “esperando a dialogar”.
Por favor, analicen la REALIDAD de como vive la gente en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina, Chile, Perú, Bolivia y por último no perdamos de vista como Colombia se va yendo a la misma mierda también.
Queremos lo mismo para nuestro Ecuador???
Parece que el presidente anterior dejó en el escritorio presidencial, hecho el olvidadizo, el cartel de su “postulado filosófico” de vida: “Si ustedes se hacen los tontos, yo me hago el pendejo”. La conducta humana se desenvuelve hacia objetivos. Unos son prácticos, otros utópicos. ¿Cuáles trascienden?