El misterio de por qué Jaime Nebot no logra superar la brecha existente entre la opinión (donde no levanta cabeza), y sus aspiraciones o intereses políticos (que le impiden jubilarse), podría estar en su don de ubicuidad: el exalcalde de Guayaquil habita un piso con cierta altura (desde donde otea el futuro del país), pero también reside en un sótano tétrico (desde donde opera políticamente). Esa ambigüedad es su peor karma.
La última prueba se produjo estos días. En Guayaquil, Nebot propuso el modelo de un Estado Federal. Lo hizo tratando de mediocre y cretina la clase política. Pero ayer, su partido votó en la Asamblea con lo peor de esa clase política, el correísmo y los incondicionales de Leonidas Iza, con dos objetivos: sacar de la segunda vicepresidencia a Yesenia Guamaní de la ID y proseguir la captura de los organismos de control. Así Nebot continúa la tarea de alzarse, con sus socios, con el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, el bodrio creado por el correísmo, para evitar controles y tener fiscales y jueces a su servicio.
La propuesta de Estado Federal la hizo él: eso lo muestra como un político que piensa en el país y su futuro, distante de la clase política que él describe con precisión de experto y con desprendimiento encomiable. Lo dice a quienes lo entrevistan: a su edad, no espera nada para él.
Al mismo tiempo, la moción de destitución contra Yesenia Guamaní la hizo Luis Almeida. Socialcristiano como él, peón suyo, experto en ingeniería de alcantarillas y carente de vergüenza alguna: su naturaleza camaleónica se lo impide. De hecho, él estuvo metiendo la mano al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social cuando su sobrina fungía de presidenta y preparaba los concursos para designar las autoridades de control. Almeida, con sus socios correístas, preparaban los juicios políticos para facilitar el relevo.
Almeida es uno de los ingenieros expertos en alcantarillas de Nebot. En los pisos de arriba el ex alcalde muestra sus devaneos de estadista. En el sótano, su gente participa plenamente en los repartos que han hecho de la política local el prostíbulo que Nebot reseña con rigor de etólogo. En su narrativa, él junta en su detrimento -para usar una expresión de Lacan- “la imagen deseable y destructiva al mismo tiempo”. Imagen profundamente fragmentada. Su pretendida estatura de gran político, separada por completo del cuerpo político real que su partido produce con sus prácticas.
En ese ejercicio, Nebot es una suerte de apariencia redoblada, tras la cual solo hay un sujeto político vacío. No solo fragmenta su imagen; la desvanece. ¿Quién es él? Un juego de espejos. Por un lado, el político supuestamente preocupado porque Ecuador es, según dice, un Estado fallido que él pretende remediar esta vez con el federalismo. Por el otro, el político que conscientemente fabrica estrategias y las negocia con el correísmo para que el Estado ecuatoriano fracase y, en ese caos sacar partido político. La ubicuidad de Nebot no suma: fragmenta su imagen y disuelve su identidad.
Esto no es nuevo. Nebot ha sido el político que, en forma perseverante, más ha trabajado por preservar el statu quo. Y lo ha hecho siempre al amparo de un juego de máscaras en el cual él es, al mismo tiempo, el político que aparece con más fórmulas para abandonar el statu quo. Fórmulas que ha empujado (la autonomía), o que ha evocado (descentralización y ahora federalismo), pero sin llevarlas al punto de poner en jaque el juego que él domina. Por eso sus propuestas, que lucen estratégicas, son apenas caballos de batallas electorales.
Ahora vuelve a lo mismo. Por un lado propone ir a un Estado Federal, mientras su partido se asocia con lo peor que ha parido la clase política en las últimos lustros: Correa e Iza. Dos políticos antidemocráticos, autoritarios, opuestos a la transparencia y amigos de la impunidad. ¿Para dónde mira Nebot mientras sus peones sacan del cargo a Yesenia Guamaní por haber propuesto una moción? ¿Qué hace Nebot mientras Almeida retoza en un lodazal de mentiras contra Guamaní, creyéndose quizá protagonista de alguna película surrealista de baja estofa?
Nebot no solo fragmentó su imagen y vació su identidad: es el político del establecimiento que más partido saca del Estado que, con denuedo, él ayuda a quebrar.
Foto: PlanV.
La política en el Ecuador cae sobre las manos repetidas de actores políticos caducados ,que con sus acciones dejan a simple vista la falso de sus intenciones, con esa doble moral que soló deja ver su desesperación por la necesidad de votos .
La moción del federalismo en el Ecuador se da como una táctica para conseguir votos dado que coon las desiciones tomadas por sus actores político las alianzas que se han dado lo apartan de este ideal .
Buenos días, he seguido sus comentarios esta vez haciendo una descripción Y desaciertos de NEBOT por dos semanas consecutivas, así mismo podría hacer del PRESIDENTE LASSO, DE SUS ACIERTOS Y ERRORES, QUE TIENE EL PODER EN SUS MANOS Y DARNOS SEÑALES DE CAMBIO EN EL PAIS.
Solo tenga la gentileza de leernos más a menudo. Saludos Everth.
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