Hora y media: eso dura la entrevista de Xavier Lasso a Leonidas Iza, grabada en los exteriores de su casa, en San Ignacio, en Cotopaxi. Hora y media es un montón, pero en ese lapso puede haber, a veces, lecciones. Una en este caso: lo que no debe ser y hacer un periodista. Porque Xavier Lasso, que es un político disfrazado, se libra, otra vez, al ejercicio ingrato de lameculos de políticos autoritarios. Una especialidad para los compañeros de ruta de los camaradas que él practicó con Rafael Correa. Jorge Gestoso hizo lo mismo.
Por comparación con su invitado, Lasso sale muy mal parado. Iza tiene la ventaja de sus orígenes, la influencia de su familia, su historia personal y la de su comunidad, su formación y lecturas… Hasta su nombre, puesto en recuerdo del obispo Leonidas Proaño, quien marcó algunas generaciones en las comunidades indígenas.
Xavier Lasso no puede negar ser un burgués impenitente. Con lecturas y actitudes impostadas. Con esa sumisión obsequiosa que otorga la mala conciencia y esa adulación zalamera propia de arribistas que juegan en territorio foráneo. Qué cantidad de méritos hace entre los compas para hacerse aceptar como un compañero más de viaje. Es pasmoso lo suyo: es patético.
No obstante, Xavier Lasso logra un par de confidencias políticas que van a interesar sobre todo a los amigos de Iza y a la vieja izquierda que sigue dándose chapuzones en la ortodoxia comunista. Lo logra a su manera: retozando en esos lugares comunes, en esos lemas cicateros de barricada que usa para convertir a sus contrincantes en seres desalmados. El discurso sobre el neoliberalismo, que explica a Iza y que en Ecuador no existe, es un ejemplo: no educación, no salud, no infraestructura, dice sin empacho. “Nos condena a lo peor”… Y así, apoyándose en un largo hilo de argumentos inductivos, llega a la pregunta central: ¿no debe la izquierda unificarse alrededor de un proyecto político en Ecuador? En su pregunta Lasso no incluye a Maduro, Ortega y Fernández; políticos que han puesto en práctica el modelo que tan religiosamente promociona y que están desprestigiados. Ahora sólo habla de Boric, Arce, Lula y Petro.
No solo es una posibilidad, responde Iza. Es una necesidad en este momento histórico. Lasso, embajador del correísmo, empuja el corcho: si Unes te golpeara la puerta… El presidente de la Conaie responde que no pondrá una barrera, pero tampoco lo hará inmediatamente. Se entiende, por lo que sigue, que ganas no le faltan. “Mientras siga habiendo la política del recuerdo, tengo un montón de compañeros míos, dentro del movimiento indígena, que hacen política del recuerdo. Recuerdan todo lo malo, lo malo, lo malo y proyectan (…) todo lo malo que hay que combatir. Mientras siga existiendo eso, nosotros tenemos que debatir”.
Xavier Lasso no pregunta qué es “lo malo” que recuerdan los compañeros de Iza. ¿Acaso parte de la década en la cual Correa los maltrató, los humilló, los persiguió y encarceló? Es evidente que Iza no quiere mirar hacia atrás y que sí quiere un frente con Correa. Y que para eso tiene que dedicarse, como lo anota, a una operación-olvido entre los suyos de lo que significó y ocurrió durante el correato. Total, él y Correa son iguales. Él se ve como el unificador de esa izquierda jurásica que entiende la política como él la practica en los paros. Con violencia y terror. De hecho, se queja de que destrozan en las urnas lo que han ganado en las calles. El revolucionario comunista, ensaya así el discurso del político que copia a Petro (defender la vida, la dignidad…) y recita lecciones básicas de lo que repiten hoy los estrategas políticos: “construir no sobre la razón sino sobre los sentimientos del resto de la sociedad”.
Iza, que ha leído los manuales comunistas, conoce bien los que significa unificar. Y los verbos que cabe conjugar en estos casos. Uno es depurar. Limpiar. Lo usa, en esta entrevista, para decir lo que piensa hacer en el próximo congreso de Pachakutik. Tomado -lo dice literalmente- por dirigentes que no tienen claridad política. Que no tienen condiciones “para dirigirnos”. Que le dan pena.
Hay que limpiar, entonces, a PK. Eso se propone hacer a nombre de la democracia que él entiende como la forma en que los otros dirigentes deben rendirse ante él. Toca rogar -dice- para que los compañeros estén de acuerdo con las posturas del movimiento indígena. Es decir, con las que él determina. Iza, que en junio dio otra prueba al país de la manera como entiende la democracia, ahora hará la pedagogía puertas adentro. Marlon Santi, Cecilia Velasque y demás dirigentes de PK están advertidos. Ellos que saben que Iza y Correa son lo mismo… pero no lo dicen. Ahora Iza va por ellos.
Foto: Video de la entrevista.
Aún recuerdo con qué ilusión en la adolescencia, mis amigos y yo nos imaginábamos el día que un indígena llegue al poder.
Y ahora q muchos han llegado a cargos importantes, la decepción es tremenda.
Pero ya les tocará a este par de hampones (Iza y Mameluco) sacarse los cueros al sol. Es cuestión de tiempo.