Esther Cuesta es un caso de estudio. Apasionante sin duda, como sus amigos de la Revolución Ciudadana. Todos han producido hechos incomprensibles; patrimonio sin duda del esoterismo y otras ciencias ocultas propias del Socialismo del Siglo XXI. Aquí hay que recordar que Maduro habla con pajaritos y Jorge Glas ve refinerías en un peladero. Rafael Correa solía competir con los próceres.
Cuesta, asambleísta correísta por Europa, Asia y Oceanía, también es recursiva en ese terreno. En marzo pasado, 4P la relacionó -sin equipararla claro está- con el artista Gianni Motti, que en un muestra de apropiación, legítima en arte, se ha atribuido, por ejemplo, eclipses de Luna o la caída de puentes en Los Ángeles. Cuesta, sin pizca de aliento artístico pero con un sentido muy desarrollado de oportunismo político, se paseó en el aeropuerto de Quito entre los jóvenes repatriados de Ucrania y sus familias. Jóvenes traídos por la Cancillería en un esfuerzo sin precedentes liderado por Juan Carlos Holguín. Esta Asambleísta, como si estuviera improvisando un performance, quiso hacer creer a sus seguidores, que tuvo algo que ver con ese hecho que ella filmó y posteó.
Roberto Aguilar siguió a esta pseudo-artista del correísmo cuya desfachatez es superlativa. El 30 de julio escribió en Expreso un artículo titulado “Esther Cuesta vive un delirio ucraniano”. Delirio que, como se entiende, es la secuencia de lo que había hecho en marzo y que 4P describió en un análisis titulado “Esther Cuesta se roba dos vuelos humanitarios”.
Aguilar cuenta que, después de desconocer el trabajo de la Cancillería (ella se lo adjudicó subliminalmente), Cuesta se echó encima otra tarea: enjuiciar políticamente al Canciller porque ella exige que el gobierno resuelva los problemas universitarios de esos jóvenes. En los hechos, ella dice que esos jóvenes, que salieron huyendo de la guerra que hace Rusia a Ucrania, y que Ecuador trajo en tres vuelos, fueron repatriados a la fuerza.
Si esto lo dijera un artista, en un performance, sería celebrado como una ocurrencia jocosa. Pero verlo y oírlo por parte de una política correísta, hace pensar que ella no reta la imaginación sino que pretende subvertir la razón para ubicar la mentira emotiva como columna vertebral de su relato. Ese recurso, en diálogo con la realidad, se llama alucinación o delirio. Y así la llama Aguilar. Lo que él hizo fue describir fácticamente lo que Cuesta hizo en el aeropuerto, lo que hizo en la Asamblea y lo que dijo en la Cancillería donde llegó a vociferar con algunos padres de esos jóvenes.
Prohibido sonreír: Cuesta acaba de demandar al diario Expreso y a Roberto Aguilar ante la Defensoría del Pueblo que, como se sabe, está llamada a ser el nuevo tribunal inquisidor en la Ley de Comunicación que el presidente acaba de vetar parcialmente.
Demanda de Esther Cuesta contra Expreso y Roberto Aguilar
Su alegato es tan postizo como ella haciendo creer que hizo algo en la repatriación de esos 708 ecuatorianos que estaban en Ucrania. ¿Qué hace? Primer paso: afirmar que Aguilar, al decir que todo en ella -todo lo descrito- es delirante, conjetura que “se encuentra en un estado mental que le causa confusión, desorientación… sin que cuente con prueba, evidencia y certificación médico-científica de sus aseveraciones”.
Segundo paso: “la crónica de Aguilar se enmarca en la histórica discriminación, menosprecio y violencia contra las mujeres”.
Tercer paso: mirar qué dice la Constitución y la ley sobre esos delitos y endosarlos a Aguilar y a diario Expreso. Cuesta aplica la receta correísta: hacerse el loco, denunciar a aquel que lo diga, victimizarse y pedir a gritos que los atrevidos escarmienten. Ella se parapeta -como si por ser mujer sus acciones quedaran al margen del análisis- tras el relato de género y se erige en la representante de todas las víctimas.
Y como la receta necesita un tribunal, Cuesta recurre a la Defensoría del Pueblo. Su defensa persigue lo mismo que pretendió su partido en la década del correato: que el periodismo no describa hechos y los califique, que siga a pie juntillas la narrativa fantasiosa de estos políticos que hablan con pajaritos y sobre todo que no concluya que todos ellos deliran políticamente con los ojos abiertos.
Ni Aguilar ni diario Expreso atentan contra su honra y su reputación: es ella la que atenta contra la razón y la ética pública. Los medios que han calificado sus actos no son los únicos que encuentran delirantes sus acciones. Debería chequear lo que dicen en sus redes aquellos que la siguen. Ella además dice que tiene un PhD en Literatura comparada. ¿Entiende ella el lenguaje y el lenguaje periodístico que es, por obvias razones, aplicado? ¿Entiende que sus parodias políticas subvierten la razón porque ella intenta, como sus líderes, imponer relatos que contradicen los hechos que ella y ellos producen? Esther Cuesta no es original: hace los mismos esfuerzos -miserables esfuerzos- de todos esos políticos discípulos de la post verdad.
La Defensoría del Pueblo debió archivar apenas recibió esta farsa que Cuesta escribió en 16 páginas. Otra prueba irremediable de que, además, le sobra tiempo en la Asamblea.
Foto: Asamblea Nacional.
Legítima y auténtica uteroinsatisfecho .
Cómo podemos pedir algo diferente a algún ROBOLUCIONARIO ??????? Son cortados con la misma tijera , son cínicos y farsantes y todavía sueñan con Juicios a Periodistas que cumplen su trabajo , como en la obscura época del imperio de la Ley Mordaza . Y hablando de Medios y Periodistas , ojalá desde el Ejecutivo no salgan con alguna idea BRILLANTE , en el veto a la nueva LEY MORDAZA , y el país tenga que sufrir un nuevo intento , para controlar al periodismo nacional .
No les den pantalla ni espacio a esta gente que son unos oportunistas y una vergüenza para el país, ningún aporte, un sueldo de agache y promoviendo el desorden y la corrupción
Esther Cuesta no es más que un títere del correísmo, puede ser guapa pero tonta. Por decir esto capaz me enjuicia…..
Parafraseando a García Márquez, los ecuatorianos racionales –los correístas definitivamente no lo son- tenemos que hacer un grande esfuerzo para no sucumbir en la locura y delirios de la asambleísta Cuesta, tibia de sueño entre sus pañales, y todavía olorosa a berrenchín de cuna; con su vocación de gata errante, más indómita que la misma fuerza de su locura, mantiene al correísmo condenado al albañal de la calumnia.
El correismo es como droga y vuelve a sus adeptos, tontos, mudos, alucinados, descarados y sinvergüenzas.
De todo esto un claro mensaje. “Dile no a las drogas”.
Es increíble que chicas simpáticas y talentosas se dejan arrastrar por el Mashi, cual raposo audaz, se las lleva a la madriguera y les destroza el cerebro.
Y eso que aún no entra en vigencia la “Ley Mordaza” aprobada por “nuestros” asambleístas “visionarios”. (Bueno, debe de estar soñando que todavía está en los “buenos tiempos” de su ídolo). El “Ministerio de la verdad” podrá afirmar entonces que las nubes, sin las cuales no hay lluvia, fueron hechas por los revolucionarios del Siglo XXI, y ¡ay de aquel que los contradiga!. Como ejemplos de estos países donde nadie ronca (ni los sacerdotes pueden) en contra de la “verdad oficial”, la de las altas esferas, están Nicaragua, Cuba, Venezuela…
El dinero invertido en educación en estos casos se ha convertido en gasto o una mediocre inversión, ya que estos jóvenes profesionales, no aportan en nada al país, lo único que se han convertido es espinas venenosas que buscan causar daño y desestabilización a todos aquellos que pensamos diferente a su ideología, que desperdicio de juventud sumisa a intereses de quienes no supieron administrar el país, con honradez, pulcritud y decencia, por lo que ahora unos están presos, otros huidos y con procesos vigentes y desde la clandestinidad dando órdenes a estos jóvenes para crear el ambiente propicio para la impunidad, el pueblo debe pedirles rendición de cuentas a los partidos políticos y a cada uno de los asambleístas, están ganando un sueldo pagado por el estado por no hacer nada y dedicarse a estas mamarrachadas, mientras hay jóvenes preparados que no encuentran un trabajo, que les permita ser parte del verdadero desarrollo del país.
Todos la vimos a esta servil correista en el aeropuerto, haciendo creer a todos, que ella era quien tramitó, pagó y logró que esos vuelos humanitatios lleguen. Todo su accionar es una farsa y la comedia que puso en juego seguramente fue aplaudida por algunos ignorantes que no entienden lo que tuvo que hacer el gobierno para finalmente traer a esos estudiantes, y vale decir con plata de todos los ecuatorianos. No hay que olvidar que el correísmo jamás pone dinero de su bolsillos, en ninguna tragedia, como en el terremoto de 2016, má bien lo quita.
Ella misma, con su forma de reaccionar, valida de manera irónica, lo escrito por Aguilar y lo expresado en esta columna.
Yo le digo Narco Asambleísta y buena para nada, a ver que me enjuicie
Otra vez lo mismo, cualquier hijo de vecino puede ser asambleísta sin preparación, le ponen 6 asesores que a lo mejor llegan a su mismo nivel y por eso producen tanta parodia estúpida. Asamblea= tragedia
Sin duda la Asambleísta Esther Cuesta, es una persona mitomana, ROBOlucionaria que como dicen sus propios compañeros de bancada deja mucho que desear.
Lo único cierto es que los correistas incluido el prófugo entre sus delirios y fantasías se ven como ángeles de manos limpias , siendo la realidad que son de manos sucias por sangre inocente y robo. El bien vencerá al mal, el maligno Rafa no huirá de la justicia Divina, envanecidos de sus razonamientos torcidos tienen una mente depravada como la inclinación evidente de Esther Cuesta que creyéndose sabía es una necia y el hazmerreír de sus propios compás de bancada UNES. Pobre país!
El correísmo ha logrado alcanzar la igualdad de género en el sentido que tanto los hombres como las mujeres que lo componen son escoria, seres repugnantes de última categoría cuyo máximo objetivo es robar saquear saliendo impunes de tal empresa.
El narcorreismo representa la miseria humana en su máxima expresión.