Anoche Rafael Cuesta entrevistó al presidente Guillermo Lasso en TC-Tv. Pésima entrevista en la que los dos interlocutores perdieron. Cuesta por permitir que el presidente, como es su costumbre, despliegue su guion, cuyos ejes llevaba escritos. Lasso por no entender que, en períodos de incertidumbre y zozobra, el país no espera -o no únicamente- cifras supuestamente destinadas a inspirar confianza y optimismo. Esas cifras pueden ser cuestionables y, dos, un presidente debe mostrar que está escuchando a sus mandantes, que interpreta sus angustias, inquietudes y críticas y está dispuesto por lo menos a procesarlas. No hubo un tris de sensibilidad en ese sentido.
Paradoja: esa entrevista podría ser calificada de magnífica. Sí, por una razón: reveló, de manera incuestionable, la fractura que existe entre la forma de ser y de gobernar de Guillermo Lasso y las expectativas que abrigan sus detractores y críticos. Esa fractura luce irremediable.
Algunos todavía hacen alusión a la capacidad de cambio que tendría Lasso y exhiben, por prueba, lo que ocurrió entre la primera y la segunda vuelta. Y claro que Lasso cambió. Lo hizo formalmente. Aquellas innovaciones, incluyendo las de TikTok, se aparentan al esfuerzo que hace el presidente, en estos momentos, para adoptar el lenguaje (jerigonza en casos) de grupos sociales que lo presionan en redes sociales.
De ahí sale la “identidad de género” que tendrá el edificio de la Escuela de Policía en Quito que propuso construir tras demoler aquel en el cual fue asesinada María Belén Bernal. No hay duda de que Lasso es genuinamente contrario al machismo y a todas sus formas de opresión. Pero no lo sabe comunicar. En su radar no existen las herramientas para dialogar con los dueños de la jerigonza en redes que no juzgan sus intenciones sino sus expresiones.
En el fondo, Lasso se muestra absolutamente imperturbable ante las críticas que le piden cambios en sus planteamientos, en su equipo, en la gestión, en su comunicación… En definitiva, en su forma de gobernar. La entrevista de anoche es, en ese sentido, excepcional: documenta, prácticamente sin intermediarios, al presidente, su forma de pensar y de ejercer el poder. Conclusión: el gobierno es Lasso. La política que se opera o la ausencia de política, es Lasso. La comunicación o, mejor, la carencia de comunicación es Lasso. Quedó claro que el estilo presidencial y de gobierno es producto de su personalidad y de sus convicciones.
Se dirá que siempre es así, que el presidente imprime su huella en su período. Y que, además, la estructura institucional (más con un régimen hiperpresidencialista) perfila el manejo del Ejecutivo. Pero no. El caso de Lasso es particular porque a sus espaldas no tiene un partido, un grupo parlamentario con personalidad ni un gabinete de coalición con quien negociar. Su gabinete es obra de su voluntad, lo ha segmentado y no hay mesa chica ni grande donde se discuta la estrategia del gobierno. Cada ministro en su terreno. Detrás de Lasso solo está su sombra. Lasso gobierna en la múltiple compañía de sí mismo. Debate y acuerda con su yo, con su forma de ser y de pensar.
La pregunta, entonces, no es si Lasso cambiará. No lo hará. Seguirá dependiendo de sí mismo para decidir; atado a su equipo donde se confunde idoneidad y amistad; distante de los retos ingeniosos que implica la gran política y enfocado -con determinación- en el frente económico. Esa es la locomotora a la cual enganchó tercamente el destino de su cuatrienio, porque Lasso es terco. La economía lo moviliza; la política (la perversa política que se hace en el país) la padece. Y si alguna vez pensó en cambiarla, lo intentará desde la economía; no desde la propuesta de un nuevo imaginario.
En ese escenario la pregunta es si cuenta con el tiempo y si podrá alinear las condiciones para sacar adelante algunos de los capítulos que tiene en su agenda. Su respuesta, a no dudar, es que lo está haciendo. Y es claro que no es convincente porque la política, la mala política que se practica y en la cual él no incide -para cambiarla- ni en la Asamblea ni en la opinión, tritura muchas de sus iniciativas gubernamentales. Ejemplo: algunos de los 87 acuerdos que se ufana de haber logrado en las mesas de diálogo con los indígenas, liquidan su campaña para atraer capitales: convertir a la Conaie en cogobierno en el manejo del sector petrolero y minero ahuyenta a inversionistas. Contradictorio o no, Lasso está decidido a seguir en esa vía. Sin oír a sus seguidores y, peor, a sus críticos. Anoche quedó claro que Lasso no oye ni a quien lo entrevista.
Foto: Presidencia de la República.
Al actual presidente de la republica del Ecuador, el señor Lasso fue elegido para que ayude al país a salir adelante, tener un mejor empleo y poder generar ingresos al país para poder realizar proyecto que beneficié al país. Sin embargo el señor presidente no ha hecho nada más que negociar con delincuentes y con terroristas, quienes hacen daño al país y da inseguridad a toda la ciudadanía
El señor presidente lo único que hace es hablar y exagerar los logros que supuestamente tiene, pero no actúa para que el país progrese o tener una mejor vida, sino todo lo contrario.
Pero sin embargo Lasso no ha demostrado ser un corrupto como fue Correa, el intenta luchar contra los narcos, aun que eso aun no ha resultado de todo bien, sin embargo debería mejorar en sus comunicados que solo habla y no se sabe expresar bien.
A Lasso lo elegimos para que gobierne, no para que pacte con delincuentes y con terroristas, ni se las de de pijo progre.
Como cristiano que dice que es, no estaría apañando alegremente la nefasta ideología de género. Pues no son compatibles. Se ve que no la entiende, pero le parece que suena bonito es estos tiempos. Déjese de pendejadas.
Derrocar un edificio público, con el pretexto de que ahí se cometió un crimen, es una de sus estúpidas ideas mas sobresalientes. Y hablar de un edificio con perspectiva de género, indican que no sabe lo que habla. Que gran mamerto nos conseguimos por evitar el corrupto correato.
El problema no es que Lasso se “bueno” y correa “malo”. Son categorías que con diferentes matices maneja el pueblo sencillo y llano. No. ese no es el problema, sino que con las actitudes pusilánimes, con la lenidad en sus decisiones, inconsistencia, contradicciones, rectificaciones, reacciones emocionales llenas de buena intención pero pésimas en pragmatismo político y comunicacional, lo único que el presidente está haciendo es allanar el camino para el regreso de los “malos”. Me atrevería a decir que Lasso es el mejor director de campaña del correismo mafioso. Ese es el problema…y el peligro…
Como el típico presidente de directorio de una empresa solo escucha lo que sus oídos quieren y acepta lo que a su criterio le deja satisfecho sin saber nada más allá de la sala de juntas aún recuerdo como nuestro indeciso y pasivo presidente criticaba la falta de institucionalidad y otros problemas sociales y económicos en su libro cartas a mis hijos más de 10 años después Ecuador ahora con el crítico a la cabeza no ha visto el más mínimo cambio es irónico en algunos casos que la vida dé una oportunidad de demostrar lo que se dice de combatir lo que ha estado mal de poner algo de orden al descalabro que nos dejaron los narcopoliticos y se termine haciendo todo lo contrario a los ideales soñadores y fantasiosos como darse con la piedra en los dientes es el costo de hablar y no actuar y nuestro timorato presidente es el fiel reflejo de que las palabras y los sueños sobran cuando las acciones y los hechos son escasos.
Sin embargo, y lamentablemente, con su actitud el presidente Lasso le está entregando el Estado al correismo en bandeja de plata…
Que modorra escucharle a Lasso, que arrepentimiento el haber votado por este señor, que aburrido, mal informado, mal asesorado, falto de iniciativa, no conoce la realidad del país, sin corazón, sin chispa, es un gran mediocre, muchos ecuatorianos creíamos que el robolucionario de Moreno era deficiente, vago, etc. pero este presidente es peor.
Lasso sí escucha. Por supuesto que escucha!!!
… al que hace más relajo.
Se acuerdan de un tal Leonidas Iza? Lasso no le paraba bola, hasta que el tremendo relajo de junio y julio. Desde entonces, Iza es casi compadre! 87 acuerdos con los indígenas!!
También está muy atento a la bulla en redes sociales, y sale con cualquier barbaridad (por ejemplo demoler edificios) creyendo que así va a apaciguar a las hordas de Twitter.
Obviamente, no tiene noción de que Twitter está inundado de extremistas bulliciosos, cuya visión del mundo es muy diferente a la del ciudadano común.
Ahí está, de espaldas a la realidad. La pregunta es: Cuánto tiempo aguantará el Ecuador sin gobierno, a la deriva?
Un Presidente metódico y extremadamente moderado q al parecer esta mas interesado en que lo recueden como “gran demócrata”en tiempos en los que el “autoritarismo “ que condena, ironicamente resultan una fórmula para imponer orden y respeto hacia el poder constituido. Despues de dialogos y horas agotadas, la Conaide presa de esa debilidad no parara con sus exigencias. La Asamble que tuvo q ser- como respuesta de su comportamiento y pedido popular- diluida, se mantiene en permanente conspiración. La inseguridad q nace como reaccion d la mafia, no la neutraliza con frontalidad desde su médula, las carceles. Muchos temas q requieren prontitud, menos “acuerdos” y sobre todo la mano dura q ha logrado q la presencia del intolerante Leon Febres Cordero sea invocada.
Un buen líder sabe delegar, aunque asume las respectivas responsabilidades. ¿Lasso delega? ¿Sabe delegar?
Nuestro presidente ,él mismo contesta las llamadas no tiene secretaria particular. Busquemos suavizar las criticas a quien nos dio la oportunidad de un cambio, ya no sufrimos al correismo.El país está quebrado , no hay recursos si no para el final de su mandato, es de esperar que con oportunidad se promueva para ser reelegido. Por ahora en mi opinión y debe ser prioridad sacar adelante la monetización del banco del océano es una necesidad,claramente la obtención de estos recursos ya tienen destinatario.
Por lo que se ve, el presidente cree el cuento que le relatan. Cuando ganó la segunda vuelta, de inmediato, vino el cuento de la gobernabilidad y casi cae en el cuento urdido por los social cristianos para llegara la presidencia de la Asamblea, entregando como condición la conformación de la “Comisión de la Impunidad”. De ese trato vergonzoso y traidor, lo salvamos quienes lo criticamos. Puede un Presidente dejarse engatusar de esa manera? En los intentos frustrados del correísmo por hacer que renuncie al cargo, su posición fue la de un cordero al matadero y solamente se entiende que los social-cristianos no hayan apoyado con su voto porque no les convenía o, porque consiguieron que Pascual del Cioppo influyera. Pero la mayor muestra que el Presidente come cuentos, es el engaño en que cayó con los hindúes para conformar las “mesas de diálogo”. 1. No comprendió que la insurrección fue armada y financiada por Correa. 2. Que los diez puntos eran el pretexto teórico para protestar, que no eran motivaciones indígenas, sino una oposición a su plan de recuperación económica. 3. Que todo estaba armado con Iza como títiere de mano, al que le instruyeron Pablo Dávalos y Carlos de la Torre, en su manera de expresarse (igual a la de Dávalos), en lo que tenía que decir y en lo que tenía que oponerse o crear nuevas lineas de exigencia. 4. No comprendió que esos acuerdos los hizo a espaldas del resto del país. 5. permitió que su programa de recuperación, caiga en pedazos. Por lo demás, el Presidente cree que al final de los cuatro años de su gobierno, la administración económica correcta se pondrá en evidencia, pero al parecer, todo permanecerá igual o peor en cuestión de deuda e iliquidez. Su incumplimiento de las ofertas de campaña, es total y está desesperado porque su período termine. igual que Moreno.
Lasso es un pésimo comunicador. Correa era un comunicador nato, brillante.
Lasso no es corrupto. Correa lo era y sigue siéndolo en alto grado.
Lasso es “delicado”, debilucho. Correa era dictatorial.
Lasso lucha, a su modo, contra los narcos. Correa se nutría de ellos.
Prefiero a Lasso.
Toda la vida política del presidente Lasso a marchado al ritmo de lo que el y sus tiempos deciden que debe hacerse, así, dejó la actividad bancaria por la política ya que ese fue su sentir. En esa misma tesitura creo un movimiento cuya única función era exaltar la excelencia empresarial del banquero auto lanzado a la política. Es decir una caja de resonancia laudatoria. Evidentemente los ecuatorianos, por su estilo de respeto total a la opinión, pensamos que sería más receptivo una vez en el poder, pero, no. Simplemente, sigue siendo el mismo Guillermo Lasso que con tono de gran hermano escucha hasta a los insultadores más recalcitrantes y ofrece algún espacio de diálogo a quien lo merece y a quien no (Iza por ejemplo), de esta manera ligera va construyendo una realidad con techo de cristal ya que tiene toda la voluntad de generar todas las políticas públicas, pero, desde lo político no atina que hilo conductor dar a esas políticas para que le permitan surfear en el mar del ejercicio del poder. Por ello a más de carencia objetiva de hilo conductor le toca verse forzado a mediante cifras vendernos un mar en calma en el cual a la vez se puede surfear y tomar sol.
Sinceramente quisiera creer como muchos ecuatorianos que Lasso es el principio y fin de la materia gris del Gobierno y nadie más, incluso con sus contradicciones y errores que todos los tenemos.
La ejecución de lo público debe ser distribuida entre todos en un Gobierno responsable pero las líneas maestras deben ser trazadas y manejadas por un primer mandatario que sea escogido por la mayoría democrática.
Si comparamos la autosuficiencia de Lasso de verdad no es una mala alternativa cuando hablamos de una persona honesta, ecuánime y en lo posible conocedora del Ecuador profundo y justa en el sentido clásico de la palabra mientras tenemos por otro lado a un grupo gangsteril cohesionado en una jerarquía corrupta y con nexos comprobados con el narcotráfico y el crimen organizado que para nuestra desgracia nos gobernó durante más de una década.
Seguramente Lasso ha escuchado alguna vez o practica la misma filosofía de Confucio, una de las mentes más lúcidas de la humanidad: “Exígete mucho a tí mismo y espera poco de los demás, así siempre te ahorrarás muchos disgustos”.
Características de un presidente narcisista como Lasso: a) tener un sentido exagerado de prepotencia.
b) tener un sentido de privilegio y necesitar una admiración excesiva y constante.
c) esperar que se reconozca su superioridad, incluso sin logros que la justifiquen.
d) exagerar los logros.
Lo que me disgustó de Don Guillo, sobre manera, cuando dice que en su gobierno no hay un solo caso de corrupción. FALSO.
Piense y recapacite Sr Presidente Lasso y escuche al pueblo y no a sus asesores que lo estan llevando al fracaso.