Que Rafael Correa asfixió económicamente al diario El Comercio hasta quebrarlo es una mentira que se dice en redes y en algunos corrillos donde se habla de política y periodismo, ahora que el diario dejó de circular en papel durante el fin de semana. Lo que el prófugo en Bélgica hizo fue una transacción política y comercial para que el conocido gánster mexicano de medios de comunicación, Ángel González (a) “El Fantasma”, tomara el control del grupo El Comercio, a cambio de hacer negocios con la pauta del Gobierno. Todo esto, bajo la condición de que mantuviera una política editorial, si no favorable, al menos inocua con su gobierno.
Lo que se transó entre el correato y González fue un negocio en el que todos ganaban: Correa neutralizaba las críticas en los medios del grupo El Comercio y en las radios y canales de TV cuyas concesiones entregó de forma irregular. El Fantasma se aseguraba la pauta del Estado y los hermanos Fernando y Vinicio Alvarado -que hicieron de intermediarios- cobraban la nada despreciable suma de 530 mil dólares.
Según el testimonio de un ex alto ejecutivo de Albavisión -la empresa madre del imperio de González- para una investigación de Fundamedios y 4P, El Fantasma encontró en los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado los aliados perfectos para sus planes de aumentar sus negocios en Ecuador. Fueron ellos los que le sugirieron a González la compra de El Comercio. El gánster, al principio, no vio con buenos ojos la idea pues nunca había tenido un diario y ese era un negocio que le resultaba extraño. Para convencerlo, estos dos alfiles del correísmo, ahora prófugos, le ofrecieron pauta oficial en sus nuevos medios impresos, la contratación de los servicios de imprenta para la impresión de libros y folletos del Gobierno, la entrega de la concesión para un canal más de televisión (una de las exigencias de González para hacer la compra) así como la entrega de ocho frecuencias de radio en sus manos. Los 530 mil dólares fueron parte de la transacción.
Según un documento de la empresa de González, al que tuvo acceso Fundamedios, titulado ECU-Detalle negociaciones de JMB e IB, el plan de pago que se realizó para Ecuador fue así: un desembolso de 150 mil dólares por la entrega de la frecuencia de Canal 11, actualmente TVC, y otro pago de 350 mil por la regulación y entrega de las frecuencias de Galaxia Stereo, Joya Stereo, Metro Stereo, Tropicálida FM Stereo, Alfa Stereo, Fabu Stereo, HN Radio y Radio Quito.
Aquí la investigación completa sobre la compra de El Comercio
A González le interesó El Comercio por los inmuebles que tiene: el edificio Aragonés en el norte de Quito, una casa patrimonial en la avenida Colón y el terreno en el sur donde funciona la sede principal del diario y que, eventualmente, podría servir para hacer una urbanización. Los hermanos Alvarado consiguieron para toda esta negociación un aliado perfecto: el español José María Bacchelli Ortega, un cantante de baladas que fue célebre en los años 80 del siglo pasado. Por un sueldo de 15 000 dólares mensuales, Bacchelli fue el nexo entre los dos hermanos y El Fantasma.
González cumplió al pie de la letra todo lo que él se había comprometido. A los Alvarado les tocaba cumplir con al menos tres cosas indispensables para que se pueda hacer el negocio y para eso contaron con la ayuda del secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, ahora preso en Latacunga por corrupción. Lo primero tenía que ver con la nacionalidad de González: la Asamblea había aprobado la Ley Orgánica de Comunicación, que prohibía que cualquier extranjero fuera dueño o accionista de medios, exceptuando a quienes vivieran “de manera regular” en Ecuador. La segunda limitación que tenía González era que los dueños de medios de comunicación no podían dedicarse a otro tipo de actividad económica.
Se hizo entonces una reforma al reglamento a la Ley Orgánica de Comunicación (LOC), aprobado por Rafael Correa y se dispuso que la prohibición no se aplicará a personas o empresas de países que hubieran suscrito acuerdos o convenios de cooperación comercial o de complementación económica con Ecuador. Uruguay hace parte de esta lista y González constituyó empresas de papel en Uruguay para captar frecuencias y comprar El Comercio. Este artículo fue incorporado como una excepción expresa a pedido de González. Incluso sus ejecutivos redactaron el texto.
Ahora, el presidente ejecutivo del diario, Ramiro Rivera salió a decir que el diario no pudo circular el fin de semana porque El Comercio, como toda empresa en un mundo globalizado, está en una crisis y que se hacen los esfuerzos para pagar a sus empleados. Lo que no dijo Rivera es que la muerte clínica del que fuera el diario de Quito se debe a los turbios arreglos entre el gobierno de Rafael Correa y su actual jefe, el gánster de los medios, a quien nunca le importó el periodismo sino sólo hacer buenos negocios con gobiernos corruptos.
Foto: Archivo Particular
Editorialistas del diario El Comercio como Vicente Albornoz todos los domingos criticaba las políticas económicas de Correa y sus consecuencias. José Ayala Lasso otro persona que criticaba constantemente a Correa. Me resulta difícil creer lo que ustedes publican. Cómo buen quiteño fui suscriptor del Diario El Comercio los días sábados y Domingos que tenía tiempo para informarme y leer sobre todo la opinión de los columnistas
El problema no es creer, don Marcelo. Eso hacen los fanáticos de Correa. El problema es negar hechos porque la fe impide verlos. Cordial saludo.
La tendencia en la era digital es hacer desaparecer el papel , suena más lógico!
Papel antes, digital ahora… ese es el soporte. El tema no es ese: es de enfoque y contenido.
Una pena lo que está sucediendo con El Comercio, patrimonio en el corazón de los quiteños como en su oportunidad fue radiodifusora Tarqui. Están quedando para que transmitamos estos temas a nuestros nietos a manera de los cuentos que los abuelitos nos contaban.
Para el común de los mortales, los ciudadanos de a a pie, que no conocemos los entretelones de la política, solo sufrimos sus consecuencias; para quienes no estamos inmersos en negocios de miles y millones de dólares, y que solo administramos nuestro sueldo o pensión jubilar, nos queda unicamente creer lo que la prensa dice. En este caso, prensa digital como 4P; y de ahí que he quedado absorto que el Dr. Ramiro Rivera -ahora sé- presidente ejecutivo de El Comercio, aupe y trate de minimizar este lamentable hecho que afecta a los ecuatorianos, especialmente a los quiteños que desayunabamos con El Comercio y merendabamos con Últimas Noticias, sabiendo (porque debe saber) lo chueco de la negociación entre El Fantasma y la Familia Mantilla, o por lo menos lo inconveniente. Y me admira, digo, por que suelo escuchar al Dr. Rivera cuando lo entrevistas en varias emisoras…y es de oirle: el sumo de la democracia, las libertades, la legalidad, los derechos. Por eso admira que en este caso esté en la otra orilla cuando debería ser el primero en defender la causa que mantenga una prensa independiente, los derechos de los trabajadores, la libertad de prensa…o simplemente hacerse a un lado. Lamentable…
Diario El Comercio se muere en manos de un gánster.
Luis A. de Bonald: “Un Estado puede ser agitado y conmovido por lo que la prensa diga, pero ese mismo Estado puede morir por lo que la prensa calle. Para el primer mal hay un remedio en las leyes; para el segundo, ninguno.
Los tiranos son enemigos de la prensa libre cuando fiscalizan sus fechorías.
Las alzas salariales tambien afe taron a todos.
Los ciudadanos de Quito asistimos con mucha pena al desaparecimiento del diario El Comercio fuente informativa, ilustrativa y diversión tradicional que por muchísimo tiempo copo y distinguió la atención publica nacional. Increíble lo que está pasando.
Los excesos ideológicos que saturaron perversamente el ambiente político con el advenimiento del gobierno correista es la respuesta del desastre que no hemos podido superar. Todo lo que su mano negra toco fue proporcional al daño irreparable que causó en empresas nacionales boyantes. Ahí está el fantasma y el recaderito de antaño constituidos en los últimos eslabones de presencia del correismo en el Diario.