La consulta popular tiene, por ahora, ocho preguntas, un derrotero para llegar a las urnas y un rostro amable y oficialista para promocionarla en el campo institucional: Karen Sichel, asesora jurídica de la Presidencia de la República.
Lo que no se ve hasta ahora es una estrategia política que permita arropar ese proceso. En un comienzo se pensó que la división que resultaría de esta consulta se establecería entre el statu quo político y un franco revolcón propuesto por el Ejecutivo. Algo de ello hay -tenue, muy tenue- en la reducción del número de asambleístas y en el número mínimo de afiliados exigido a los partidos políticos.
Pero la verdadera división la generó el correísmo y sus aliados al poner el acento de su oposición en la primera pregunta: el permiso que deben dar los electores para extraditar a ecuatorianos que hayan cometido delitos relacionados con el crimen organizado transnacional. Ese hecho crea un espacio político inédito porque no está atravesado por los dos temores que muchos abrigaron. Uno, que el contenido de las preguntas favoreciera directamente al poder de turno. Dos: que se estableciera un mano a mano ideológico entre visiones tradicionalmente adjudicadas a la derecha y a la izquierda.
Nada de eso se ha dado. Y aquellos que, desde el correísmo o Leonidas Iza pretenden oponerse, porque dicen situarse a la izquierda, deberían explicar por qué Gustavo Petro, que reconocen como uno de los suyos, mantuvo el acuerdo de extradición con Estados Unidos, ha seguido enviando colombianos requeridos por narcotráfico y ratificó, a nombre de Colombia, los mecanismos de cooperación judicial con ese país.
Más contundente aún: Petro firmó la extradición del hermano de Piedad Córdoba, senadora y aliada de su proyecto político. Álvaro Córdoba era requerido por la Corte del Distrito Sur de Nueva York por narcotráfico. Según la revista Semana, él negociaba y traficaba droga y armas.
El presidente colombiano advirtió, apenas llegó al poder, que el narco que no negocie con el Estado colombiano y se comprometa a dejar definitivamente el narcotráfico, será extraditado a Estados Unidos. La línea que trazó no está entre el nacionalismo y el entreguismo, o entre la izquierda y la derecha: está entre la ley y el delito. Petro rompió de esa forma el discurso oportunista y corrupto manejado por Cuba desde hace décadas y que también maneja la dictadura de Maduro en Venezuela: usar el narcotráfico para corromper por dentro la sociedad estadounidense.
Ese es el quiebre que crea aquí la consulta popular. No se trata de ser o no ecuatoriano; de ser o no nacionalista. Se trata de marcar una línea divisoria con el crimen organizado nacional e internacional. Esa es una enorme diferencia que el correísmo y sus aliados están ocultando tras un biombo discursivo que los convierte, en los hechos, en burropié del narcotráfico.
Karen Sichel deja entender en algún video, que hay con la oposición un problema de argumentos. En este caso, ese tema está zanjado. Y no impone explicaciones sino una estrategia política que responda al nuevo clivaje que, en la consulta, no pasa por una polarización ideológica ni por un interés político específico del actual gobierno.
La consulta, en el caso de la extradición, necesita la conformación de un frente democrático que cohesione la sociedad en horas aciagas, evite entronizar la corrupción y le otorgue herramientas para luchar contra el delito más corrosivo, violento y corruptor del momento.
La extradición no para el narcotráfico; es una herramienta disuasiva que, como el presidente colombiano prueba, contribuye en la lucha contra ese delito. Y muestra, en el caso de los demócratas, su tolerancia cero y sobre todo su actitud a mantener la política al margen de esos dineros y de sus efectos perversos para la institucionalidad y las personas.
En una sociedad donde hablar de valores se ha vuelto relativo, esta primera pregunta puede ser la oportunidad de invertir esa dinámica. Parte de la sociedad política que no se concibe como un cartel, requiere, en forma urgente, reconstituirse. Y para ello necesita un divisor de aguas. La consulta, con sus bemoles, juega hoy ese papel.
Foto: FacebookG.Petro.
Golpear a los capos afectan sus finanzas.
Que “el narcotráfico es de corbata y de poder, y hay que golpearlo si queremos paz”, dijo hace dos meses el presidente de Colombia, Gustavo Petro, argumentando que si su país tiene el cuerpo de inteligencia policial más grande de Latinoamérica, este tiene que investigar quiénes son los dueños del dinero de la cocaína. Hace poco, Petro tuiteó: “Buscaré el apoyo del presidente del Ecuador para realizar operaciones conjuntas en la frontera colombo-ecuatoriana contra las mafias que utilizan la frontera como ruta del narcotráfico”. La reacción por parte de Ecuador no se hizo esperar: el ministro del Interior, Juan Zapata, afirmó que “la intención de Petro es buena para los dos países”.
·Gustavo Petro, presidente de Colombia, firmó la extradición a Estados Unidos por tráfico de drogas del hermano de la histórica senadora Piedad Córdova. En cambio,en Ecuador, ciertos asambleístas se oponen a extraditar a peligrosos narcos a pretexto de vulnerar los derechos de los ecuatorianos.
Será creíble y bien intencionada esa posición ? O hay oscuros intereses?
Todo SIIIIII en la Consulta Popular ; sin ser lo que muchos ciudadanos anhelábamos , al menos es un camino inicial para desmontar el andamiaje legal , armado a la medida de los perversos intereses de los ROBOLUCIONARIOS . Votar si en la Consulta , será infligir una derrota contundente a los seudo revolucionarios .
Todo SIIIIII en la Consulta Popular ; sin ser lo que muchos ciudadanos anhelábamos , al menos es un camino inicial para desmontar el andamiaje legal , armado a la medida de los perversos intereses de los ROBOLUCIONARIOS . Y algo más , el votar si en la Consulta , será infligir una derrota contundente a los cínicos seudo revolucionarios .
Bien que Petro los extradite; ahora: ¿cuales serán las razones profundas; las verdaderas para que el del M19 lo haga?.