Para decepción de muchos en el vecindario que se orgasmaron con su triunfo, Lula da Silva no parece que será el mismo que gobernó Brasil de 2002 a 2010. La primera desilusión cayó cuando el presidente electo se pronunció sobre la caída de Pedro Castillo en Perú; se distanció de sus cheerleaders de la región: Gustavo Petro, Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Luis Arce. A diferencia de ellos que dijeron, en un comunicado, que la destitución de Castillo fue ilegal, desconociendo las atribuciones constitucionales del Congreso, Lula aseguró que su vacancia fue perfectamente constitucional. Es más, sostuvo que es un ejemplo para la región y le deseó éxito a la nueva presidenta, Lina Boluarte.
Hay muchos motivos para pensar que Lula ya no será el animador de la izquierda regional que saludó su victoria sobre Jair Bolsonaro, como si hubiera triunfado el sepulturero del neoliberalismo en el continente. Algunos son internos y otros externos.
En el frente interno, Lula no tiene mayoría legislativa y, si quiere gobernar, tendrá que hacer concesiones a grupos que fueron aliados de Bolsonaro. De hecho, para candidatizarse escogió como su vicepresidente a Gerardo Alckmin, un representante de la derecha neoliberal y conservadora que ha sido, para tormento de la izquierda, miembro del opus dei. También está la economía: en sus administraciones del 2002 al 2010 gozó del boom de las materias primas y eso le permitió hacer enormes inversiones en el campo social: es muy improbable que aquello se repita.
Lula asumirá las riendas de un país terriblemente polarizado (ganó con apenas dos millones de votos en un país con 157 millones de electores) y mucho de lo que ha ofrecido hacer está dirigido a complacer a los que no votaron por él. En esas condiciones, su política internacional, no contará con el músculo ideológico para volver a ser el gran líder de la izquierda anti imperialista y anti occidental que muchos ansían.
La pugna entre China y EEUU y la invasión rusa a Ucrania, muestran que el mundo está profundamente polarizado y sin mayor espacio para que los países emergentes del sur -como Brasil e India- puedan irrumpir con su discurso por un multipolarismo inclusivo. “Las potencias medias como Brasil no tienen en este mundo mucho más polarizado la libertad que tenían antes para tomar posiciones. En el discurso de posesión, Lula mencionó a EEUU y Europa pero no a China ni a Rusia” anotan en un ensayo los analistas Mónica Hirtz y Juan Gabriel Tokatlian.
En ese contexto, si Brasil se acerca a la China, será en función de temas comerciales y no ideológicos como ocurrió en los mandatos anteriores. Lo mismo en el caso de Rusia: si bien Lula ya condenó la invasión rusa, también responsabilizó a Ucrania por el conflicto y no parece que cambiará su posición con la que tuvo Bolsonaro: no interrumpir los envíos de fertilizantes rusos al país porque son indispensables para el buen desempeño de la agricultura.
Los expertos sostienen que Lula reactivará algunos foros de los que hizo parte, pero que su aproximación será funcional y pragmática; no ideológica. El caos específico es el de los Brics que integra con Rusia, India y Sudáfrica. Se prevé que esta vez no lo acompañará ningún discurso anti EEUU; lo que buscará es mejorarar el intercambio comercial y financiero entre esos países.
Brasil tratará de retomar su liderazgo internacional y su presencia en los foros de los que se alejó Bolsonaro; entre esos Unasur y la Celac. A siete días de que se posesione Lula, el gobierno de Bolsonaro pagó este lunes la deuda que tenía con la ONU y la Organización Internacional del Trabajo, OIT, por 886,7 millones de dólares. A Brasil le interesa mucho, como lo anunció el ex canciller de Lula, Celso Amorim, ejercer el liderazgo en temas como el medio ambiente o la lucha contra la pobreza pero sin necesariamente desafiar a los EEUU o Europa. Su relación con los países de América Latina no será tan ideologizada como muchos desean. Posiblemente buscará ser el interlocutor de los EEUU con algunos de ellos, considerados de izquierda. Por eso, se espera que entre las primeras cosas que haga será restablecer las relaciones con Venezuela y fortalecerlas con Colombia gobernada por Petro.
Lula no será, en todo caso, el mismo que muchos se tatuaron o pensaron tatuarse junto al Che Guevara. De hecho, lo primero que hará en su agenda internacional es una visita oficial al presidente de los EEUU, Joe Biden .
Foto: Twitter de Lula
Definitivamente no es la misma versión que gobernó Brasil de 2002 a 2010, este sujeto es la versión actual CORREGIDA Y AUMENTADA de la corrupción, el cinismo, la robadera, el populismo, de la enfermiza venganza de cualquiera que no le rinda pleitesía o que no le dé la razón al delincuente reelegido.
En resumen Sr. Pallares, para que se pueda entender mejor quién es el molusco de 9 dedos, solo imagínese a la loca del ático multiplicado por 220 millones, en todo lo delincuencial y negativo, además es también otra versión corregida y aumentada del nuestro criollo glas, o sea, que nunca fue absuelto de sus crímenes, porque el I. saquicela brasileño (Moraes), que además de presidente del tribunal supremo de justicia, fue también y al mismo tiempo presidente del tribunal supremo electoral, ese sinvergüenza libertó al molusco corrupto porque decidió “anular” el juicio condenatorio porque fue llevado a cabo en “la ciudad equivocada”.
Pero, entiéndase bien que NO FUE ABSUELTO de nada, sencillamente anularon la condena, pero continúa siendo CULPABLE, como fue ratificado en las TRES (3) instancias judiciales que lo condenaron; ah, olvidaba que el juez moraes fue “nombrado” por el delincuente de los nueve dedos.
En pocas palabras, me permito sugerirle que se vaya dando cuenta como se repetirá en Brasil casi la MISMA HISTORIA de lo que sucedió en Venezuela a partir de 1999.
Lula no es de mi agrado, porque aunque él se libró de la justicia, todo el gigantesco entramado de corrupción durante su gobierno era muy real y palpable, y es una vergüenza que aún así haya ganado nuevamente la presidencia gracias a que a buena parte del pueblo le importa muy poco la honestidad y transparencia, pero hay que reconocer que él sabe leer la realidad, ser pragmático y ajustarse a ella a diferencia de los izquierdosos fanáticos e idiotizados que abundan por aquí que viven en negación repitiendo las mismas pendejadas obsoletas y ya caducas desde el siglo pasado. Les guste o no, lo admitan o no los izquierdosos, la realidad es que los Estados Unidos son la mayor democracia del mundo y mantener una buena relación con ese gran país es muy importante, ni Francia ni Alemania ni Reino Unido ni Japón, potencias mundiales, se permiten ningunear y prescindir de semejante socio. El correísmo a nivel iberoamericano ya es visto como de lo peorcito, lo más populista y bananero que existe, como un cadáver maloliente que solo los que son igual de impresentables y decadentes que ellos pueden soportar tener cerca (Maduro, Evo, AMLO, Fernández, Ortega). Solo los borregos con su cerebro atrofiado se tragan la babosada de que su Mameluco “ezel maz mejor prezidemte d la iztoria, duelale a kien le duelale”. Para correísta y cojudo no se estudia.