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A Lasso lo quieren botar desde que llegó

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Que si Danilo Carrera, que Rubén Cherres, que Hernán Luque, que la denuncia de La Posta, que el audio, que alguien dijo que puso dinero de los narcos en la campaña de Lasso… Algunos usan su disco duro para procesar si los indicios que -prevaricando- las asambleístas Mireya Pazmiño o Viviana Veloz dicen tener contra el presidente Lasso, alcanzan como causal para justificar un juicio político.

Ese es un ejercicio inocuo, desprovisto al menos de pertinencia. Bastaría con devolver la máquina del tiempo y analizar lo que han hecho, el correísmo y los amigos de Leonidas Iza, con este gobierno y, si quieren extender la línea del tiempo, con Lenín Moreno. Se verá que las comisiones se suceden, los motivos cambian pero permanece, intacto y persistente, el interés golpista de esas dos franjas políticas: quisieron sacar a Moreno de Carondelet y no han parado de ir por Lasso.

Rafael Correa no cesó de complotar contra Lenín Moreno. Para no ir más lejos, el 11 de octubre de 2019, 8 días después de iniciadas las protestas, subió un video en el cual llamó a los militares a aplicar “la objeción de conciencia”. Es decir, desacatar las órdenes y desconocer al Ejecutivo. Ese video lo subió horas después de que Jaime Vargas exigiera a las FFAA, en la Casa de la Cultura, retirar su apoyo al “patojo de mierda”. Y días después de que él mismo pidiera anticipar elecciones y, a los indígenas, radicalizar la movilización para tumbar a Moreno.  

Tres meses después, visiblemente decepcionado, el prófugo anunció que no aceptaría una alianza electoral, de cara a las presidenciales de 2021, con los indígenas. La razón: haber sido, a sus ojos, la tabla de salvación de Lenín Moreno. Por odio a Correa -dijo en noviembre 2021 a CNN- prefirieron salvar a un gobierno nefasto.

No solo lo repitió en abril del mismo año sino que, en una entrevista con la revista Semana, propuso que Jaime Nebot se hiciera cargo del poder. Un regalo envenenado que el líder socialcristiano rechazó. La alianza con el PSC sin embargo se activó apenas Guillermo Lasso deshizo el pacto con ellos y accedió al poder el 24 de mayo 2021. Le juraron que de diciembre no pasaría.

La amenaza se concretó menos de cinco meses después. El 10 de octubre se creó una comisión en la Asamblea para investigar la relación de Lasso con los Pandora Papers. Comisión que no pudo probar que Lasso violó la ley y que parió un informe tan manipulado que incluso algunos de sus miembros se abstuvieron o votaron en contra por considerar que no había motivos para el juicio político. Los correístas actuaron con Lasso de la misma forma que habían hecho con Moreno: lo desprestigiaron, lo trataron de corrupto, le endosaron todo tipo de delitos, lo presionaron para que renunciara… 

Junio de 2022: del 13 al 30, se llevó a cabo otro intento de golpe. La fórmula está registrada. Sumar la calle (“conmoción social”) y una movida golpista en la Asamblea. Ninguna de las dos funcionó. La primera consistió en tratar de impedir la participación de FFAA en el mantenimiento del orden público, facultando así a los violentos a actuar sin cortapisas: apenas promulgado, la oposición quiso echar abajo el decreto Ejecutivo 455 que estableció el Estado de Excepción. A última hora, Lasso se adelantó, echó abajo su decreto y lo reemplazó por otro cambiando los motivos y ampliando el número de provincias.

Entretanto, la Asamblea pretendió destituir al presidente por “grave crisis política y conmoción interna”. Durante tres días, y por pedido de Patricia Núñez, asambleísta correísta, la Asamblea trató -hasta el 28 de junio- de destituir al presidente recurriendo al artículo 130 de la Constitución: es decir, la muerte cruzada aplicada por la Asamblea. El PSC, la ID y la bancada del Acuerdo Nacional no votaron con los golpistas que no alcanzaron los 92 votos.

La intentona de  noviembre pasado no fue contabilizada, pero existió: 18 atentados cronometrados para crear zozobra en la Policía y la sensación de una “conmoción interna” en la población. Intentos de matanzas carcelarias para parar el traslado de mil presos. Operativos en redes sociales para mostrar a un presidente impotente ante la situación e incapaz en el cargo que debía ser destituido. El PSC preocupado no por la situación del país sino por las vías constitucionales para sacar al presidente.

Una acción decisiva de militares y policías, la fotografía de los presos reducidos en el patio de la Penitenciería y la actitud del presidente dieron la vuelta a la tortilla. La oposición que, aprovechando el clima de “conmoción interna”, quiso sacarlo, se quedó sin causal y con los churos hechos.

El correísmo, los amigos de Iza, expulsados de la ID y algunos independientes que están con Saquicela, no buscan causales legales para botar a Lasso. Las fabrican. Lo han perseguido como perros con hambre prácticamente desde que se posesionó. Y lo están intentando de nuevo en lo que podría ser el último gran esfuerzo golpista de este cuatrienio.

Foto: Presidencia de la República.